A los arqueólogos les gusta desenterrar el pasado.
El hombre como especie humana construye y destruye al mismo tiempo.
Éramos ricos, éramos pobres pero todo era nuestro; Menem nos robó todo y, lo
peor, nos vendió.
A duras penas vamos reconquistando al país, no siempre como hubiéramos deseado:
Aerolíneas, YPF, ahora los ferrocarriles.
Oigo hablar mucho de “valor agregado”, somos un país exportador, llegamos a
tener “la flota mercante del estado”.
Hoy todos los puertos del país, están en manos de los “traficantes de granos”.
Se destruyó la flota mercante, entregamos el flete marítimo que es valor
agregado.
Las redes comerciales tanto en lo interno, en lo nacional como en lo
internacional, están en manos extranjeras, aun queda mucho por hacer si es que
queremos ser país libre e independiente, dueño de su destino.
Estatizar los ferrocarriles es un paso importante, como deberían ser los
puertos y todo lo relacionado al campo, la vaca lechera argentina.
En 1910 la Revolución
del campo pobre, no la de los terratenientes y oligarcas, se levantó, lo
conocimos bajo el nombre de “El grito de Alcorta”.
En 1918 se produjo la reforma universitaria.
En el periodo 1946/55, con Perón, se nacionalizo el país, con Menem lo perdimos
todo.
Si con Cristina vamos por la recuperación de la Argentina y nos lo
propone, mi voto no es al peronismo que, como clase social es del mismo palo
que los otros partidos políticos, pero como capitalismo de estado tiene el
poder y un proyecto de país.
Y si lo está haciendo, ¿debemos apoyarla o no?
¿Qué nos ofrece la oposición? Nada.
Ayer fue Braden o Perón, hoy es Pueblo con Cristina contra la antipatria.
Apoyar un programa como lo está haciendo Cristina no significa que soy
peronista o justicialista, ni siquiera Frente para la Victoria, es “Patria
Libre y Soberana”.
Lo otro es la pérdida de la independencia económica y política.
Debemos verlo como el Fin de un Periodo Histórico y el nacimiento de otro.
La historia se vale de Cristina como si fuera un instrumento.
Convertir al kirchnerismo en factor al que hay que combatir es desconocer el
mismo proceso de la evolución humana, hacia formas de vida superiores.
El valor de la arqueología social tiene su correlativo en el principio de
Arquímedes: “Dadme una palanca y moveré el mundo”.
Trasladado a la Argentina,
hoy Cristina puede hacerlo, estamos hablando de futuro, de paz, de grandeza, de
saber interpretar el momento económico, social y político del mundo y de cómo
cambiar la historia Argentina.