Días pasados un rematador de hacienda en Liniers
al ver los corrales llenos de vacas (de tambo y otras) que nunca un ganadero se
desprendería de ellas, viendo lo que tenia por delante los corrales, sólo atinó
a decir en voz alta qué tristeza, que tristeza.
Rosas como administrador de estancias, como conocía el oficio, fue bueno para
los estancieros, tratándose del país, fue malo.
Macri tuvo la suerte de tener un palenque en su padre, pudo salir bueno como
empresario, pero como Presidente al pueblo lo va llevando “como vaca al
matadero”.
Cuando se instalaron los ferrocarriles (bajo dominio ingles) se regalaron a sí
mismos una legua de campo a cada lado de las vías.
Esos millones de hectáreas se vendían por monedas en el mercado ingles.
Hoy no sabría decir en manos de quien están las tierras en la Argentina.
Macri quiere implantar de nuevo las retenciones al campo.
Quiere elevar las exportaciones y achicar las importaciones, así podría pagar
los intereses de la deuda contraída con el FMI, cosa que le será imposible con
el dólar a 40 pesos.
La industria se vuelve poco rentable, solo las grandes oligarquías y
terratenientes con miles de hectáreas pueden adquirir las herramientas que se
cotizan en alza y en dólares, tanto una como otra.
Le resultara difícil vender a buen precio pues la competitividad a nivel
mundial los obligará a bajar los precios con lo que dejan de obtener renta.
Macri juega con la “taba cargada”, cae siempre para su lado, o los empresarios
del campo y la ciudad, o el pueblo “pisan la taba”.
La cambian por otra e imponen condiciones “sin trampa”.
Está por verse.