Patria,
palabra mil veces sagrada, y otras tantas olvidada.
Todos en un periodo de nuestras vidas, usamos lentes, comunes o de contacto, y
todas esas lentes en el centro del arco iris, tienen impreso el signo $ y como
miramos la vida a través de ese cristal, todo lo transformamos en pesos, peor
aún en dólares.
La palabra “Patria” quedó para las enciclopedias y cubierta de capas de polvo,
y cada capa son generaciones.
La Patria es la tierra en que nacimos. ¿Cómo es que gran parte de nuestro
territorio esté en manos de extranjeros? Sólo debería permitírselo como única
vivienda, y en el campo las hectáreas necesarias para cubrir las necesidades de
una familia campesina, lo demás es especulación.
Según la Federación Agraria Argentina, son en total 40 millones de hectáreas:
20 millones ya se vendieron, y otras 20 están en venta. Han pasado a las
grandes empresas.
¿Qué campesino chico y pobre tiene acceso a la tecnología moderna?
Así poco a poco la tenencia de la tierra se ha ido concentrando en pocas manos.
Jirones de Patria vendidas al mejor postor.
Las ciudades se crean con campesinos sin tierra, nuestra doliente América fue
profanada por españoles, portugueses, ingleses, franceses y norteamericanos.
Saquearon a todos los países, como ya no hay de qué vivir, los habitantes
emigran. Los caribeños y centroamericanos buscan ingresar a Estados Unidos (que
es quien les robó todo), y de allí los deportan (indocumentados).
En Europa pasa lo mismo, primero les roban todo, después los echan…
«¿Hasta cuándo?».