Si
la Revolución Rusa se inició en octubre de 1917, y el Partido Argentino nace el
6 de enero del 18, debe suponerse que fue uno de los primeros partidos
comunistas del mundo.
El partido tuvo periodos en que tuvo una destacada intervención en el
Movimiento Obrero Argentino, y ejerció influencia en sectores de la
intelectualidad, gozó de simpatía en amplios sectores del arte y la cultura.
No era muy numeroso, su línea y su conducción política lo hicieron muy
respetado especialmente en los medios obreros.
Recuerdo, aquí en Bahía Blanca, que nuestros compañeros se apostaron en las
puertas de los talleres ferroviarios -en el Barrio Noroeste-, cuando salio el
Periódico Orientación y el Diario La Hora, se colocaban más de 400 ejemplares.
Lo mismo hacían quienes adhirieron al Partido Socialista que ofrecían su
periódico, por eso la politización de los gremios de la Unión Ferroviaria y la
Fraternidad, hechos a destacar un grupo de obreros comunistas ferroviarios
durante una huelga tomaron la estación del Ferrocarril Sud.
Y durante varios días no salía ni un tren hacia el Sur y Roca, si ellos no lo
decidían.
Importantes personalidades pasaron por sus filas.
La influencia de las ideas y de la Revolución Rusa llegaron a muchos pueblos de
nuestra campaña, por lo que el Partido Comunista de Bahía Blanca se convirtió
en Comité de Zona.
Ingrese en el P.C. a los 17 años, venía con un bagaje de lucha, pues colaboré a
los 13 años con los Republicanos Españoles (guerra civil en España años
1936/39).
Contribuí a formar partidos en muchos pueblos y ciudades de nuestra región.
No recuerdo infancia ni juventud, las viví en la clandestinidad, la persecución
policial era implacable.
No obstante los consideró los años más felices de mi militancia.
Muchos años después, Ernesto Sábato me escribía: “Aron, no abandones la lucha,
es lo único que le da sentido a la vida”.
A pesar de los avatares de la vida, permanezco fiel a los principios que dieron
vida en aquel 6 de enero de 1918.