Dividida en dos unidades de negocios, la Zona Franca del sudoeste bonaerense brinda ventajosas oportunidades de exportación a los empresarios de la región, a partir de las facilidades en materia impositiva y de aranceles. EcoDias dialogó con Héctor González, presidente del organismo, para conocer detalles sobre su funcionamiento.

Héctor González preside el Ente Zona Franca Bahía Blanca – Coronel Rosales, que impulsa un proyecto pensado para otorgar facilidades a productores e inversores que busquen instrumentos para la exportación desde las aguas de la ría. “La nuestra pretende ser una herramienta para que los productores de toda la zona puedan exportar su producción en una condición que, dado el régimen de una zona franca, les resulte ventajosa”, resume.
Pensado fundamentalmente para la exportación al mercado mundial, el régimen de facilidades impositivas y de aranceles estipulado contempla algunas excepciones en materia de importaciones, siempre que se trate de bienes de capital destinados a servir a la producción exportable. Limitado en sus posibilidades de volcar partes de la producción al mercado interno, la modalidad se presenta como favorable al inversor o productor en tanto ofrece ventajas como la exención del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Para el presidente el ente rector de la Zona Franca del sudoeste bonaerense, la implementación de estas facilidades redunda en la generación de “un grado de producción y seguimiento bastante serio, que hace que no caigamos en prácticas no autorizadas, como el comercio en negro”, pues los industriales que pretendan integrarse a la zona franca creada deben contar con toda la documentación en regla y al día.
“Es un proyecto en desarrollo, la escala y las características se van a ir dando mientras hacemos, mientras andamos. No tenemos ejemplos en el país de zonas francas totalmente exitosas en las que apoyarnos -reconoce González a EcoDias-. Por eso es que la construcción (de la zona franca local) va a ser comunitaria”, enfatiza.

La génesis del proyecto
Ante el temor de que la primaria licitación realizada para otorgar el manejo de parte de la zona se declarase desierta, los promotores de la idea buscaron interesar a “empresas señeras de Bahía Blanca o Punta Alta”, las unidades empresarias donde se asienta el proyecto. El Consorcio de Gestión del puerto bahiense y la Cooperativa Eléctrica puntaltense fueron de las primeras interesadas. Para adaptarse al pliego de condiciones, conformaron en primera instancia una Unión Transitoria de Empresas y, efectivizada la concesión, una Sociedad Anónima que se bautizó como “Zona Franca Buenos Aires Sur”. “Hoy estamos compartiendo un mismo camino. Con roles diferentes, porque nosotros estamos operando como organismo de control de la concesión”, apunta el dirigente.
Para el primer trimestre del próximo año se espera que finalicen las obras necesarias para comenzar a funcionar. La apuesta es a que “no solamente sea una obra a inaugurar, sino que inmediatamente logremos la puesta en marcha de la misma”. Entre las hectáreas afectadas a la primera concesión se encuentran 32 en Punta Alta y 26 en Bahía Blanca, de las cuales 20 pertenecen a las que la Municipalidad bahiense cedió en comodato.

Encuentro nacional
En el mes de noviembre pasado, unas jornadas organizadas por Zona Franca Buenos Aires Sur SA hicieron a Bahía Blanca sede de un encuentro nacional de zonas francas que apuntaba a “poner en la vidriera el inicio de actividades en la zona”, respaldado por la asistencia de representantes de todo el país, de acuerdo a la opinión que el presidente del ente de coordinación y control local vertió en “EcoDias y la Región”, el programa que se emite por las tarde en Radio Nacional Bahía Blanca.
Un segundo motivo para la concreción del encuentro lo constituyó la intención de formar un comité nacional que permitiese “aunar reclamos comunes, para que sea más efectiva la actividad en función del desarrollo del comercio exterior argentino”.