“Nos declaramos abiertamente partidarias del error, la falla, el caos, la heterogeneidad y la contingencia humana. No nos impongan su perfección, no queremos su noventa y nueve por ciento de acierto (…) ¡Enfréntenlo! Se equivocaron siempre. No hay molde para el ser”.

En el marco de las actividades realizadas por el Mes de la Diversidad 2008, que seguirán durante todo el mes de octubre en nuestra ciudad, brindó una charla Marlene Wayar, directora del primer periódico travesti latinoamericano, una publicación del Centro Cultural Rojas promovida desde las Áreas de Comunicación y de Tecnología de Género junto a la organización Futuro Transgenérico. “El Teje” apunta a promover tanto la inclusión de travestis y transexuales en las sociedades como el respeto a su identidad.
“A pesar de nuestras diferencias, las travestis debemos encontrar una agenda común para encarar la lucha entre todas de manera solidaria y en beneficio del conjunto. El Teje es una manera de empezar a conocernos y de organizarnos como colectivo, unificar criterios sobre cómo trabajar y conseguir una mayor fuerza e impacto ante la sociedad y, sobre todo, ante el Estado”. Así comienza un editorial del primer número de esta publicación.
Comenta Marlene que la publicación se llama “El Teje” porque es una palabra todo terreno en la jerga travesti. Nos relata la existencia de un lenguaje travesti que se ha ido perdiendo, al que se llama Carrinche y que fue sufriendo modificaciones, entre sus palabras nos resuenan algunas: chongo, loca, babado, manquieta. El “teje” sería aquello que no se puede decir delante de otras personas, lo oculto. Nos viene la idea al escuchar esta palabra la frase “el teje y maneje», es decir lo que se trama, pero también puede significar simplemente la idea de chusmear, de compartir un momento entre pares.

Un espacio donde decir y actuar
La directora de la publicación dice que “El Teje, es un proyecto que llevamos a cabo con la asistencia técnica y económica y de un montón de recursos del Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y ahora con un apoyo muy grande del Centro Cultural de España en Buenos Aires también”.
Durante el año 2007 se realizó un taller de crónica periodística a partir del cual se capacitó a travestis -en especial a aquellas en situación de prostitución- con el fin de promover su inclusión social y laboral.
Pero como todo proyecto, nació de una idea: “La idea de tener un periódico nace un poco de casi de casualidad, nosotras con Paula Viturro, que trabaja en el Centro Cultural Rojas, es la directora del área de Tecnologías del Género. Pensando las maneras de captar la creatividad de las chicas que observábamos que pueden hacer de pe a pa -sobre todo las más chiquitas- las coreografías de Britney Spears, Christina Aguilera, y cualquiera de estas chicas que nos imponen desde los grandes medios de comunicación. Y decíamos de aprovechar toda esa ansia de creatividad, de investigación, capacitarlas un poco más en técnicas específicas de lenguajes artísticos, y paralelamente capacitarlas en derechos humanos, en feminismo. Para tratar de darles un paso más que sería que ellas creen un lenguaje nuevo que tenga que ver con su propia experiencia de haber nacido en Argentina, en el interior de la Argentina, ser latinas, estar paradas en este mundo, y sobre todo expresar la radicalidad de la diferencia que en ella se expresaba su ser travesti. Estábamos viendo cómo nos trabajábamos cuando hablando con María Moreno, del área de Comunicación y de Tecnología de Género del Centro Cultural Ricardo Rojas, pensamos en hacerlo a través de crónicas periodísticas, y a ella le encantó. Así surgió la revisita, para que las chicas se capaciten y se materialicen sus escritos en una revista”.
Transmitirse
En el primer numero incluyeron a Florencia de la V, Lohana Berkins, una noticia que afecta lo cotidiano (que en los hospitales bonaerenses, ahora, “es obligatorio que te llamen por el nombre que elegiste”), una crónica exclusiva de Pedro Lemebel y la opinión de Naty Menstrual tras una salida al teatro. Las notas de la revista las realizan las mismas chicas, mientras el equipo editorial hace un seguimiento para conocer el porqué de las notas, y saber qué querían decir con cada uno de los escritos.
“La pregunta formal que nos hacemos es: ¿Qué tengo de importante para contar yo? Porque, me parece, que con todo lo que ha sucedido con gran parte de la humanidad, con las mujeres, con los pueblos originarios, con aquellas y aquellos que estamos en función de la producción de bienes y servicios, y sólo eso, y no para disfrutarnos, para vivirnos, para ser autónomos de nuestra propia vida; me parece que se nos ha metido el enano represor muy dentro, que nos dice que no valemos mucho más que para hacer el pan, para levantar un edificio, para ir a una mina o para tejer o ser hilandera. Por eso me parece que el arte que tenga que ver con la expresión de lo que somos y lo que sentimos nos da una posibilidad enorme de poder pensar en que eso se tiene que traducir en una acción concreta, en una acción cotidiana que se trabaje el día a día y que nos transforme desde afuera hacia adentro. Me parece que llevamos demasiado tiempo pidiendo una revolución que es como afuera, que vengan a hacer la revolución, que otro la haga. Pero la revolución tiene que ser en cada uno de los hogares, en cada una de las personas: tenemos que estar muy atentos a cuáles fueron nuestros fracasos”, determinó Wayar.

Mirada
“Desde ‘Futuro Transgenérico’ creemos que tenemos la obligación de decir que para nosotras el fracaso son la función paterna y materna, hemos sido malos padres y malas madres, nos han llevado los chicos a las cárceles, nos los han enviado a las guerras, nos los han desaparecido -30.000 en Argentina-, y cuánto tiempo ha habido criaturas encadenadas en los fondos de las casas, ocultas por H o por B, ya sea por Síndrome de Down o por lo que fuera. Si nos ponemos a ver terminamos viendo todas estas pequeñas fracciones de diferencias, una mayoría absoluta que termina contrastando lo que es la realidad última en la persona humana, y es que todas y todos somos diferentes y esto nos obliga a mantener una igualdad económica, política, social y cultural”.