Tres Arroyos fue sede de un encuentro de organizaciones sociales que trabajan la problemática de la tierra y de la vivienda desde una perspectiva social.
Con el objetivo de conformar una organización regional en torno a la problemática del hábitat tanto urbano como rural y articular gestiones ante el estado provincial y nacional, se reunieron a fines de julio un grupo de organizaciones sociales cuyo vínculo nace a partir de la preocupación por la vivienda social.
Se hicieron presentes representantes de la Federación de Tierra y Vivienda, de la Agrupación Eva Perón y de CEDEPO, de Tres Arroyos; integrantes del Grupo Solidario Crecer por la Vida, de Cáritas Bahía Blanca, de Acción Bahiense Comunitaria y de Vivienda Social Iglú, todas de Bahía Blanca; a la vez que enviaron su adhesión la Cooperativa de Vivienda de Trabajadores de la Educación (Coopteba) de Patagones, y la Federación de Tierra y Vivienda de Olavarría, que no pudieron asistir pero que solicitaron ser incluidos en este espacio regional.
Después de la presentación inicial de cada participante y de cómo su organización llegaba a esta jornada, se compartieron experiencias de trabajo, y expectativas y desafíos que puedan marcar un recorrido conjunto a nivel regional.
Una de las coincidencias que se vertieron alude a la escasa política habitacional que desarrollan los gobiernos municipales, que tienden a desentenderse de la problemática de la tierra y de la vivienda, argumentando que la misma es injerencia de la Provincia y de la Nación. La indelegable responsabilidad del estado no es asumida por algunos intendentes no tanto por una cuestión de la economía del lugar, sino desde una concepción vinculada al neoliberalismo -claramente encarnada por Carlos Menem- en la que cada individuo debe resolver sus necesidades en el marco de un mercado que regula las oportunidades y de un estado que acompaña. Frente a esta pasividad, las organizaciones se ven obligadas a buscar soluciones con carácter de paliativo para una cuestión que es central en la vida de las personas.
Un agravante de esta falta de política a nivel público lo marca la carencia de estadísticas sobre la problemática habitacional, lo cual dificulta encarar programas específicos y eficaces de desarrollo habitacional. Por caso, no se sabe si la prioridad es la erradicación de letrinas o la ampliación de vivienda, en cuanto no hay diagnóstico, apuntó Eduardo Pérez, de la Agrupación Eva Perón de Tres Arroyos.
Cuáles son las razones de esta carencia de estadísticas respecto al déficit de vivienda en los distritos del sudoeste bonaerense, fue la pregunta planteada a Emmanuel Brini, del Área vivienda de Cáritas Bahía Blanca: Es una lectura de que en general los gobiernos locales se ocupan de las urgencias, con muy bajo nivel de políticas a mediano y largo plazo. Esta temática no sirve como una intervención accidental, sino que debe ser planificada, sostenida en el tiempo. Se debe ir creciendo como para que se pueda satisfacer paulatinamente la demanda. Esto se hace claramente con asignación de fondos, para poder satisfacer los derechos de los ciudadanos a los cuales si el estado no los auxilia, es difícil que puedan ver un cambio en sus derechos.
Experiencias válidas
Durante varios años, Acción Bahiense Comunitaria y Cáritas Bahía Blanca participaron de la implementación de un programa de mejoramiento habitacional a partir del relevamiento barrial de las necesidades y el otorgamiento de créditos de materiales. Sobre la base de la autoconstrucción, los vecinos abonaban una cuota regularmente que se destinaba a un fondo común del que surgían nuevos créditos.
Uno de los aspectos que destacaron los dirigentes que participaron de la gestión del programa Prodel fue la oportunidad que significó para las entidades en cuanto al trabajo en red.
En ese sentido, Isaías Jara, de Acción Bahiense Comunitaria, reseñó: Nuestra experiencia comenzó hace varios años atrás cuando nos conectamos con el programa Prodel, de mejoramiento habitacional, replicando la experiencia de Cáritas Bahía Blanca. Este proceso de mejoramiento en distintos barrios -en nuestro caso en cinco barrios- comenzó conociendo las necesidades puntuales de las familias a partir de un relevamiento, haciendo la entrega de microcréditos de materiales y acompañando a las familias en el proceso de construcción y recuperación de las cuotas.
El dirigente social remarcó que el Prodel fue un buen programa ya que nos permitió acompañar a las familias en la mejora de su calidad de vida, y también con el trabajo con los referentes de los barrios. Lograr que la persona beneficiaria pueda participar y ser protagonista en el proceso de mejoramiento no solamente personal sino también del barrio.
A su vez, Guillermo García, de Cáritas Bahía Blanca, compartió el proceso que el Área Vivienda de la entidad realizó en los últimos 15 años: Cuando Cáritas comenzó a trabajar la problemática de la vivienda, inicialmente daba materiales de construcción como daba alimentos, desde la sede central. Luego comenzó un proceso de descentralización, con trabajo de voluntarios parroquiales que entregaban los materiales, pero sin recupero. Los voluntarios eran personas comprometidas de la parroquia, no vivían en los barrios donde había fuertes necesidades básicas insatisfechas también en materia habitacional. El financiamiento del Prodel permitió organizar equipos de vivienda barrial, con protagonismo de los beneficiarios (2005) y acompañamiento institucional. Para la mayoría de los casos se desplazó el centro de la actividad de la parroquia a espacio barriales, con un aporte económico mínimo para los integrantes del equipo de vivienda, mediante un subsidio o programa estatal. Y se trabajó con fondo rotativo, es decir, con recupero.
La novedad que aporta el recorrido de Coopteba Patagones es que nuclea a trabajadores que aportan mensualmente una cuota para la construcción de una vivienda nueva, que es asignada mediante un sistema de puntaje y sorteo. Con buen diálogo con el estado municipal, la entidad cooperativa ya ha ejecutado cuatro viviendas, con planes a corto plazo para la ejecución de otras cuatro, además de una vivienda social iglú. Con más de 50 asociados actualmente -previendo llegar a 100-, la cuota oscila entre los 650 y 950 pesos según la cantidad de metros cuadrados de la vivienda pretendida.
Un camino colectivo
Desde la Federación de Tierra y Vivienda de Tres Arroyos tenemos mucha expectativa de comenzar a trabajar en lo que es la construcción de vivienda. Vamos a sumarnos así a la experiencia de la FTV de Olavarría, que tiene capacidad de gestión. Creemos que la reunión de tantas organizaciones sociales nos fortalece a cada una en su trabajo y en la proyección, dijo al término del encuentro Juan Vera, referente tresarroyense de la organización que tiene a Luis DElía como titular a nivel nacional.
En cuanto estos últimos años han sido los de mayor construcción de vivienda de carácter social por parte del estado nacional, las líneas de trabajo trazadas con el objetivo de propiciar políticas públicas a partir de las prácticas de las organizaciones sociales fueron: mejoramiento habitacional, lotes con servicios, regularización dominial y estudio de tecnologías alternativas, contemplando también la posibilidad de la construcción de vivienda nueva.
Al respecto, Brini sintetizó así los ejes que componen la problemática del hábitat: Nos estamos centrando en cinco líneas de trabajo: lotes con servicio, como posibilidad de entrega de lotes a los vecinos con todos los servicios desarrollados y que puedan acceder a un crédito para construir un núcleo básico; mejoramiento habitacional o banco de materiales, que son pequeños créditos para que una familia pueda ampliar o mejorar su vivienda en cuotas mensuales accesibles, dirigido especialmente a aquellas familias que no pueden acceder al crédito formal o bancario; construcción de vivienda nueva, en cuanto ejecución de programas nacionales o provinciales que contemplen la participación de organizaciones sociales; estudio de tecnologías alternativas, como es el caso de la vivienda social iglú o la implementación de soluciones económicas y de calidad en la provisión de energía tanto para cocinar como para calefaccionar; y la regularización dominial, que es uno de los temas más relegados de las políticas.
Respecto a la tenencia de la tierra, resaltó que merced a políticas provinciales y nacionales hoy hay muchos instrumentos legales que favorecen profundizar este tema. Las familias que habitan desde hace muchos años, ejerciendo la posesión, en tierras del estado -municipal, provincial o nacional- o en tierras privadas, hoy pueden acceder regularmente a tener su título final o escritura.
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