“Dar tiempo para los demás te hace muy feliz”, cuenta una de las voluntarias
del Centro Luis Braille, en el Día Internacional del Voluntariado, una
celebración por el compromiso.
Las razones para acercarse a un voluntariado pueden ser diversas, sin
embargo, las consecuencias de hacerlo son únicas, “lo siento desde el fondo de
mi alma”, declara Mirta Cenci, quien brinda su tiempo y trabajo en el Centro de
Rehabilitación y Biblioteca Luis Braille. El 5 de diciembre se celebra el Día
Internacional del Voluntariado, ocasión en el que se rinde homenaje a todas las
personas voluntarias que trabajan para conseguir los objetivos de una
institución. “A través del voluntariado, cada persona puede influir en la
agenda de desarrollo sostenible movilizando y promoviendo la participación de
gobiernos y comunidades”, declara la Organización de Naciones Unidas.
Tres historias
“Estoy en la institución hace 9 años, vengo a grabar libros y después voy
al taller, mientras los operarios, la gente que está haciendo bolsas y cepillos
están trabajando, les leo, conversamos un rato y compartimos cuentos y
novelas”, describe Silvia Durán, jubilada de la actividad docente en nivel
Inicial. Declaró ya tener una amistad con quienes concurren, “a veces vengo los
miércoles y otras los viernes”. Una vez que se jubiló Silvia pensó que era hora
de hacer otra cosa, “algo que me guste y que sea bueno para otras personas; una
compañera de catequesis me comentó que se necesitaban voluntarios y por eso me
acerqué”. Cómoda y adaptada a los ritmos y necesidades de la institución,
Silvia asegura que desde siempre se pensó dentro de un voluntariado.
Mirta Cenci realiza su aporte voluntario en la grabación de libros y materiales
para las personas ciegas. “Me enteré que necesitaban gente en un curso de El
Arte de Vivir, hacía rato que quería hacer voluntariados y empecé con el Centro
Luis Braille, es muy gratificante”. La dinámica de trabajo está bajo la
coordinación de las bibliotecarias Viviana Dessous L’ Eglise y María Elena
Busso. “Pasamos también fotocopias de libros universitarios, si hay urgencias
con eso lo hacemos primero, ella lo coloca en cd y las personas ciegas lo pasan
a sistema Braille. Prestamos los ojos, que gracias a eso pueden leer, así que
es maravilloso”.
Rosa Salas empezó hace 2 años en el Centro, realizó experiencias con lecturas
para chicas y chicos de la Escuela Especial 505, “he leído por mi cuenta en la
Escuela Primaria 34, en jardines y en muchos lugares más antes de llegar acá,
lo hago con muchísimo placer porque me encanta el grupo de gente que hay en la
institución”. Rosa participa como narradora en el programa Bahía Lee, y asiste a
talleres para adultos mayores, donde colabora con cuentos. “Tengo hijos, nietos
grandes, así que no me hago drama y tengo mucho tiempo para ejercer esto que
tanto quiero”. Como profesora de tejido ha donado su tiempo para la realización
de mantas para las cunas de Neonatología del Hospital Penna.
Sin dudas
“Dar tiempo para los demás te hace muy feliz”, declara con convencimiento
Mirta, con 6 años de entrega y actividad. “Vos lo hacés porque lo sentís y vos
te sentís radiante. Se pueden hacer muchas cosas, creo que hay una edad que
cuando eligen hacer algo lo mejor que les puede pasar es hacer un voluntariado,
cuando puedo hablo de los voluntariados porque mucha gente no imagina cómo son y
realmente pueden ayudar muchísimo”. La tarea voluntaria es calificada, en
coincidencia, como un disfrute, “hay gente que va un voluntariado y no lo toma
como responsabilidad, por eso es importante el compromiso”, apunta Rosa. “Uno
de los motivos en lo que esto se ve es el miedo al compromiso, tal vez piensen
que esto los va a atar de una forma, pero no es así, es posible venir y
establecer con qué frecuencia hacerlo”, agregó Silvia. Ese día, esas horas
dedicadas son satisfacciones de doble faz, tanto para los beneficiarios de esta
actividad como quienes donan su tiempo. “La tarea debe ser discreta, que se
note en cuanto a la cantidad de libros que grabaste o los resultados después de
que una chica o un chico te cuente de haber rendido, por la lectura de los
libros o materiales, y que aprobaron una materia”.
Respecto a las familias y la organización del tiempo, las voluntarias afirman
que es importante el acompañamiento, “esto es no poner impedimento para algo
que una siente que debe hacer, y eso es una forma de acompañar, porque a cada
uno le llega de diferente forma”. Recordaron otros voluntariados que son
posibles de hacer en la ciudad como el Hogar y taller protegido Santa Rita,
Hogar Noel, en los hospitales Municipal y Penna, comedores y merenderos
barriales, los Payamédicos. Con experiencias diversas en otras instituciones,
afirman que realizar actividades voluntarias alimenta el espíritu y es una gran
forma de conocer otras obras, otras personas y otros pensamientos.
MUCHAS MANOS
Más de una docena de personas dedican tiempo y trabajo a diversas
actividades en el Centro Luis Braille, “muchas se dedican a la lectura directa
en el taller, otras realizan acompañamiento de las personas con discapacidad
visual para hacer trámites, la gran mayoría graban libros en cd”, resume María
Elena Busso, presidenta de la comisión directiva. También la institución está
en manos voluntarias que la llevan adelante, “tenemos la tarea más difícil, que
es la búsqueda de recursos para el sostenimiento económico y la
administración”.
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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