Alejandro Lawless, imputado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en Bahía Blanca, abandonó su condición de prófugo y se entregó a la justicia. Luego, solicitó su excarcelación la que le fue otorgada ya que los jueces Eduardo Tentoni y Santiago Martínez consideraron un cambio positivo en la actitud de Lawless de entregarse voluntariamente.

Siguen pasando cosas extrañas en los procesos que investigan delitos de lesa humanidad cometidos en el ámbito de Bahía Blanca durante la última dictadura militar. Quizás la palabra más correcta sería indignantes, por lo menos para quienes luchan por la verdad y la justicia. No así para quienes intentan proseguir con la cadena de impunidad que caracteriza a esta ciudad.
Alejandro Lawless está imputado tanto en la causa “Ejército” que investiga los delitos ocurridos el en Batallón de Comunicaciones 181, como también en la causa que investiga delitos del personal de la Armada Argentina, la llamada causa “Armada”.
Lawless tenía pedido de detención desde hacía aproximadamente un año y desde ese tiempo se encontraba en condición de prófugo. Sin embargo, el imputado decidió, el pasado 2 de agosto, entregarse voluntariamente a la justicia: “A partir de la orden de detención librada por la Justicia Federal hace casi un año, se realizaron numerosas tareas para dar con su paradero, lo que incluyó allanamientos y diversas medidas, que por la conducta elusiva de Lawless no dieron resultados. El lunes 2 se presentó con su abogado en la sede del Juzgado Federal y durante el transcurso de la semana fue indagado tanto en la causa de Ejército como en la que investiga la comisión de delitos por parte del personal de la Armada Argentina” señaló ante EcoDias Abel Córdoba, fiscal federal ad hoc a cargo de la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos.

Sorpresas
Obviamente, Lawless quedó detenido. Sin embargo, solicitó su excarcelación la cual le fue otorgada “pese al riesgo procesal que implica para el proceso, que no puede continuar con el imputado ausente. Ante una orden de detención, el imputado se profugó y evaluó durante un año si presentarse o no. La Fiscalía advierte que de resultar confirmada la imputación, la conducta de quien ante una decisión anterior se dio a la fuga puede repetirse y así paralizar el proceso, con lo que ello implica”.
La decisión de dejar libre a Lawlees fue tomada por el juez Eduardo Tentoni, por la causa “Armada” y por el juez subrogante Santiago Martínez por la causa “Ejército”.
Los magistrados no habrían negado la existencia de riesgo procesal, aunque habrían tomado como positivo el hecho de que Lawless se haya presentado voluntariamente, considerándolo como un cambio de actitud en la conducta del imputado. De allí se desprende que a Lawless se le haya dictado la excarcelación solicitada: “Actualmente están corriendo los 10 días que tienen los jueces para decidir su situación procesal al tiempo que se está produciendo prueba que resulta necesario evaluar antes de esa resolución”, amplió Córdoba.

Un clásico: problemas de salud o muerte
Otras informaciones que surgieron respecto a las causas que investigan hechos de la dictadura en Bahía Blanca competen a la situación de Guillermo Madueño, ex juez federal de nuestra ciudad quien desde hace varios meses es requerido para declarar, y sin embargo siempre ocurre algo que posterga su presencia ante la justicia.
En las últimas horas, se supo que estaba previsto que se indagara a Madueño durante estos días en Capital Federal dado que se hizo lugar a la pretensión de no trasladarse a Bahía Blanca por cuestiones de salud: “Como ha venido ocurriendo desde el momento en que Madueño fue detenido, ante cada citación a declaración indagatoria, hay pedidos de postergación, y se ha resuelto ahora postergar hasta fin de mes la indagatoria, con lo cual la situación de Madueño es la misma que hace un año. El proceso no ha avanzado en su caso, ya que la indagatoria es el primer acto del proceso en el que necesariamente debe estar presente el imputado”.
Para entender este caso, hay que tener en cuenta las características del imputado que fue juez durante la dictadura: “En ninguna jurisdicción es sencillo el juzgamiento de quienes fueron altos funcionarios judiciales, y actuaron desde estructuras de poder que funcionaron a la par o sometidos a los designios de las Fuerzas Armadas para consumar los más graves crímenes que se perpetraron en esta ciudad. Lejos están de considerar legítimos a estos procesos o aceptar que su voluntad, aun rodeada de resortes de poder, se encuentra sujeta a ser juzgada por un tribunal”.
Madueño alude cuestiones referentes a su salud y no es el único. Son varios los represores que argumentan los mismos problemas lo cual podría entenderse como una artimaña para retrasar el accionar judicial: “Hasta se ha dispuesto que un pedicuro asista a un imputado por crímenes de lesa humanidad que lo pidió y se le hizo lugar, pero como es sabido, y debe tenerse siempre presente, estos procesos se han caracterizado y lo siguen haciendo por padecer una estrategia constante por parte de los acusados para impedir que se llegue a una sentencia”.
Por otra parte, Córdoba fue bastante claro al decir que “el riesgo aquí es que resurja un punto final, pero esta vez biológico. En esta jurisdicción han muerto sin ser juzgados los jefes del Comando, los jefes del Destacamento de Inteligencia 181, Acdel Vila Santiago Cruciani, guardias del centro clandestino. También en el caso del imputado Tauber, su continuidad en el proceso se encuentra en vilo por cuestiones también de salud, con lo cual, el esfuerzo de los órganos judiciales debe ser decidido y capaz de superar las dilaciones, los planteos inconducentes y también la indecisión y timidez con que se viene conduciendo”.

Otra época
“Aproximadamente en 1977 comencé a visitar semanalmente tres presas en la Cárcel de Villa Devoto donde la dictadura militar tenía cautivas unas 300 mujeres condenadas por el régimen sin ley ni derecho, solo por disposición del poder ejecutivo.
Larga espera para entrar, estricta requisa, audiencia limitada en primitivos locutorios, dificultades una y otra vez para ejercer mi derecho de acompañamiento pastoral.
Las dificultades se hicieron muy duras en 1980 donde en una oportunidad tuve que sufrir una indigna requisa por los carceleros” (testimonio del pastor metodista Aldo Etchegoyen, sobre las características del trato dispensado por los represores).