El médico pediatra Abel Albino estuvo en Bahía Blanca y Tres Arroyos brindando charlas sobre el flagelo de la desnutrición. En su paso dejó varias cuestiones para pensar y ponerse a trabajar.

“No se puede ser feliz entre desdichados” es una de las frases que repite en cada entrevista que le van haciendo en los lugares de la Argentina que va visitando.
También la dijo en Bahía Blanca semanas atrás cuando, invitado por la Fundación Osde, llegó a la ciudad a brindar una charla y generar conciencia sobre un mal impensado años atrás en el país: la desnutrición.
Se trata del doctor Abel Albino, fundador de la mendocina Cooperadora para la Nutrición Infantil (CONIN), que tiene centros en varias localidades de Argentina y de otros países, y cuyos modelos para combatir la desnutrición han llegado a tener reconocimientos internacionales de primer nivel.
“No se puede ser feliz entre desdichados, no se puede ser feliz entre infelices -insiste Albino- es un problema que nos afecta a todos. En una familia si hay uno que está mal, tenemos que estar un poco mal todos, y si hay uno que anda bien, tenemos que estar alegres todos. Hay motivos para estar preocupados porque el 40% de la población vive debajo de la línea de pobreza lo cual es un escándalo, es una cosa que no puede ni debe ser, no es correcto sobre todo tratándose Argentina del país que es. Nuestro país tiene absolutamente todo para que vivamos todos muy bien”.

Contradicción
Tenemos todo para que todos y todas vivamos muy bien, sin embargo ocurre lo contrario. En diálogo con EcoDias, Albino explicó esa contradicción: “No hemos tenido los líderes con estatura moral ni intelectual. Las confrontaciones de los políticos son increíbles, nadie propone, nadie tiene proyectos, andan buscándose para ver de qué manera se ofenden. Todas las chicanas son buenas para mantenernos en la estupidez, en el atraso, en el subdesarrollo, esto es subdesarrollo. Siempre hemos tenido desnutrición pero llegamos a ser la séptima potencia del mundo, con defectos por supuesto pero Argentina era un peso pesado. Primer país de América Latina y séptimo en el mundo y luego nos fuimos al lugar 86 y estos tarados se siguen peleando mientras el barco se está hundiendo. Es una cosa demencial”.

Modelo contra la desnutrición
Seriedad y responsabilidad son las primeras premisas para combatir la desnutrición, enumera Albino. Se necesitan tratamientos para desnutridos graves y prevención en desnutridos leves y gente con severos problemas sociales. El modelo contra la desnutrición, asegura, es a través de centros de prevención de tratamiento, con muy bajo costo y amplísimo impacto social: “Nutrición sin Fronteras ahora tomó el modelo de CONIN como herramienta útil para combatir pobreza y desnutrición en todo el planeta. Hemos replicado nuestro modelo en veinte ciudades argentinas y vamos por seis más en los próximos meses. Tenemos dos centros en Paraguay, uno en Perú y ahora vamos a abrir Gambia en África Ecuatorial… venimos felices a traer un modelo de gestión que nos puede hacer salir adelante.
 Tenemos que entender que hay que terminar con la estúpida guerra del hombre contra el hombre e iniciar todos juntos la única guerra que vale la pena, la guerra del hombre contra el hambre”.
La desnutrición no se soluciona con un plato de comida si no existe luego un seguimiento, educación y estimulación. Es decir, una escuela adonde el niño vaya, un agente sanitario que lo asista y una dieta equilibrada que le posibilite un desarrollo físico y mental adecuado. Esto, dice Albino, debe ser prioridad política: “Un gran país se hace preservando el cerebro dentro del primer año de vida. Segundo: educar a ese cerebro, porque la educación es una semilla maravillosa pero toda semilla para fortificar necesita un sustrato y el sustrato donde se siembre la educación es un cerebro intacto. Si no tenemos cerebros intactos no hay que educar. Ahora bien, si preservamos el cerebro dentro del año y luego lo educamos, si más tarde colocamos cloaca, agua corriente y luz en cada casa argentina tendremos una potencia en 30 años. Pero para eso tenemos que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones”.

Resultado del subdesarrollo
A través de sus trabajos el doctor Albino ha concluido que la desnutrición es el resultado final del subdesarrollo y para quebrarla se necesita un abordaje integral de la problemática social que le da origen a la extrema pobreza: “Educación nutricional, educación para la salud, lactancia materna, jardín maternal, jardín infantil, estimulación temprana, escuela de arte y oficio, programa educación agraria, lectoescritura para analfabetos, ropero familiar, club de padres, escuela para padres, documentación y legalización de la familia, etc., etc., y sin darnos cuenta hicimos un centro de prevención único en el mundo. Trabajamos con familias, es un centro de 300 chicos, que aborda la problemática de alrededor de 1.500 personas con un costo operativo de tres dólares por día por chico. Vamos disminuyendo la mortalidad infantil. En la de Mendoza que va bajando, con todo respeto, tenemos mucho que ver nosotros en los dos y tres puntos que va bajando”.

Unidad y compromiso
La desnutrición genera debilidad mental, explica Albino. Pero se trata de la única debilidad mental que se puede prevenir, que se puede revertir; la única creada por el hombre, por lo cual el hombre no sólo puede sino que debe quebrarla:”Lo negativo de la política es que no se tome esto como política de Estado. No hay que confrontar, hay que entender que tenemos que trabajar juntos, de lo contrario no hay salida posible. Veo que se va tomando conciencia, sino no estaría acá. Esto es una responsabilidad social no declamada sino ejercida. Con estos apoyos y generando este concepto y haciendo a la gente reflexionar sobre ello y logrando compromisos y adhesiones, así vamos creciendo. Y vamos a andar mejor”.