“Todos hacemos todo, no hay roles” afirmó quien preside la ONG, María Magdalena Vázquez. Sus tareas comenzaron entre 2008 y 2009, mientras vivía en Barrio Noroeste con amistades y dos hermanos; miraban las noticias locales relacionadas con las pérdidas ocasionadas por incendios. “Fue ahí cuando activamos nuestros mensajes de texto, porque no había WhatsApp, y entre amigos nos llamamos y juntábamos lo que tenía cada uno para llevarlo”, explicó. A partir del año 2012 cuentan con personería jurídica.

Actualmente son siete personas las que trabajan en la ONG del Barrio Pedro Pico pero sumado a aquellas personas del mercado Thompson, las panaderías y otras que colaboran con esta misión, son más de cincuenta personas las encargadas de ayudar a llevar un plato de comida a las casas.

No trabajan como un comedor, pero en tiempos de pandemia realizaron viandas para aquellas personas que habían perdido su trabajo. A partir del cambio en las restricciones sanitarias, armaron bolsas de verduras y frutas, que requirió su retiro en el Mercado Thompson, la selección y el lavado.

Además, tres panaderías del barrio realizan donaciones. Los lunes, miércoles y viernes retiran la mercadería y la reparten entre las familias. “Es una cadena de favores, somos más de cincuenta personas, estén físicamente o no”, sostuvo la vecina. “Lo que sobra, porque algunas veces es bastante, se lo donamos a algún comedor del barrio”, comentó. Además añadió que “no solo nos dan lo que no se vende, muchas veces hay puesteros puntuales, los más pequeños, y es lo que me llama la atención, no han dado palets cerrados de manzana, o una bolsa de papa o zanahoria”.

Por otro lado, cuentan con el apoyo esporádico del Banco de Alimentos. Los comercios donan alimentos secos, como fideos, arroz, aceite y azúcar. Una vez por mes, la Municipalidad aporta también alimentos en seco, leche en polvo y tarjetas sociales. Con la mercadería más el monto dado desde la organización les preparan viandas a las personas adultas mayores, que reciben el alimento cocido.

Aporte social

Manos Unidas organiza la información a través de una base de datos. Cuando una familia les solicita ayuda lo primero que hacen es pedirle el nombre y el documento y las buscan en la página ANSES. Allí se encuentran con la información de si tienen alguna ayuda social o si no la tienen. “Aunque tengan todos los beneficios, a veces no alcanza. No somos quienes para decir a quién ayudamos y a quiénes no”. La ayuda llega a quienes la solicitan, si bien se priorizan las personas que no cuentan con otro aporte y trabaja en changas.

En este momento, 475 familias reciben el aporte solidario, aunque, el número va fluctuando, ya que en algunos momentos del año las familias hacen temporada o consiguen un trabajo y les avisan que por un mes o dos no van a necesitar de la ayuda de la organización, y lo advierten para que puedan así destinarlo a alguna otra familia que sí lo necesite.

Trabajan en conjunto con comedores del barrio, acuerdan lo que van a cocinar en la semana o qué alimento pueden aportar a las familias, diferenciando las entregas. “Trabajamos en conjunto con otras instituciones para saber en qué podemos acoplar”, explicó.

La declaración de la pandemia generó una intensificación de las actividades, muchas familias perdieron su trabajo. “Fue chocante emocional y sentimentalmente, hemos vivido historias muy fuertes”, expresó Vazquez. En muchos casos, quienes recuperaron sus ingresos son parte del equipo voluntario de la ONG.

Autor: Redacción Ecodías