Durante las últimas semanas fue centro de las noticias locales, el conflicto laboral, la situación de directivos, las denuncias desde y hacia el Patronato de la Infancia, y el estado procesal de causas relacionadas con menores presuntas víctimas de delitos. Estas cuestiones quedarán -una vez más- en manos de la justicia para su esclarecimiento.
El Consejo del Niño del ámbito territorial del municipio de Bahía Blanca entiende que la diversidad de cuestiones, aleja la discusión y debate público del centro del problema, que es la permanencia prolongada de aproximadamente cuarenta y tres niñas, niños y preadolescentes en ese establecimiento, con los riesgos que toda institucionalización genera en su psiquis. Esta situación pone en evidencia la dudosa eficacia en la implementación de estrategias aptas para la recuperación de la libertad de esos niños y su inserción familiar y comunitaria, así como la existencia misma de la internación como metodología para superar las situaciones de vulnerabilidad social de un segmento de la niñez.
Durante décadas esta institución, -bajo el manto de normativas superadas- cumplió con la función para la que fue diseñada. Albergó niños y adolescentes de nuestra ciudad y zona, que se hallaban en situación de riesgo. Pero estas intervenciones del pasado -propias de la ideología tutelar- demostraron la inoperancia del sistema y cuestionaron la existencia misma de macroinstituciones como el Patronato de la Infancia. En la mayoría de casos las internaciones se prolongaron en el tiempo, incluso hasta la mayoría de edad.
La sanción de la ley 13.298 provincial significó para estos cuarenta y tres niños la titularidad de los derechos humanos personalísimos y el reconocimiento y recuperación de su dignidad humana. Esta ley consagra la doctrina de la protección integral de los derechos de la niñez y pretende desterrar de una vez y para siempre la práctica:”primero” internación -privación de la libertad con la denominación eufemística que se quiera emplear- y “luego” el largo proceso de búsqueda de alternativas.
Tratándose del Patronato de la Infancia, este cambio propone y reclama; la revisión del perfil institucional y la búsqueda del pronto egreso de estos cuarenta y tres niños y la adecuada inserción familiar y comunitaria por todo medio posible.
Admitimos que existen situaciones que prolongan la estadía de la niñez en lugares de abrigo y protección. El marco teórico confronta muchas veces con la “realidad”, que no puede preverse, numerarse, ni clasificarse en una pretendida “casuística”. Y aceptamos que muchas veces las dificultades para insertar a estos/as chicos/as en su medio de pertenencia o medio familiar alternativo, parecen multiplicarse. Pero, el cambio de paradigma exige agotar todos los caminos previos a la erradicación y privación del niño de su centro de vida. Y la internación o el abrigo, o como se denomine a la privación de libertad de un niño en situación de vulnerabilidad, implica desde el decreto de la medida, el trabajo intensivo desde la institución, articulando con organismos, servicios, efectores y redes sociales, asegurando a las familias los elementos para la existencia digna, y el desarrollo integral y formación futura de los menores.
Esta es la práctica que establece la ley 13.298 y las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, en toda intervención sobre la infancia en situación de vulnerabilidad social.
La Comunidad, las instituciones universales dedicadas a la promoción y protección de los derechos de la infancia y este Consejo tienen una deuda con estos chicos.