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La vivienda productiva
Categoría: Interés general

Es de gran importancia reformar y recrear el concepto de Vivienda Productiva en el marco de las necesidades actuales y las posibilidades de la acción solidaria, cooperativa y participativa de las familias en la Construcción de Comunidades.

La crisis económica actual está caracterizada por la continua reducción del poder adquisitivo del salario popular, el crecimiento del subempleo y del desempleo, el crecimiento del endeudamiento interno y externo y su dificultad de pago, la desinversión pública en el área social y en obras necesarias de infraestructura como se vio en la pasada crisis energética argentina, el crecimiento de la especulación financiera y la minimización de las actividades productivas: el resultado es la marginación de sectores cada vez más amplios de la población al acceso de bienes y servicios y a puestos de trabajo correctamente remunerados.
Para buscar caminos de salida a esta crisis es posible proponer una estrategia que se apoye en la cultura del trabajo y en las posibilidades productivas de grandes sectores de la población que subsisten marginados sin ocupación permanente y con salarios inciertos. Ya en 1970 se anunciaba que en el año 2000 en toda América Latina, de persistir estas cuestiones, el 70% de su población habitaría sobreviviendo de esa forma.
En casi todas las épocas, las familias trabajadoras necesitaron de la autoproducción de bienes y servicios para subsistir y maximizar los salarios insuficientes: la huerta en el fondo, el pequeño taller, la confección de ropa familiar, la autoconstrucción de su casa, etc.
Durante los últimos 40 años, la vivienda popular ofertada por el Estado no tuvo muy en cuenta esta característica de la vivienda necesaria y se transformó en vivienda improductiva con lotes demasiado pequeños o conjuntos habitacionales con grandes espacios verdes improductivos imposibles de mantener y transformados en basurales.
Es por esto que pensamos que deberíamos retomar este concepto de vivienda productiva pero con un enfoque realista, con sentido común que haga uso de los escasos recursos actuales y que se apoye en la capacidad productiva de los grupos comunitarios organizados: los sectores populares usan informalmente este recurso para su subsistencia. Y es posible sacarlo de la economía informal e incorporarlo con capacidad de interactuar en el mercado sin subsidios, con préstamos recuperables a una tasa correcta no usuraria.
Entendemos -por las experiencias que se dan en los diferentes municipios y provincias- que habría que desarrollar este concepto de vivienda productiva no en forma aislada sino como parte de una política de vivienda popular. Apoyar la organización de la solidaridad, la participación activa en las gestiones y la organización cooperativa como elementos fundamentales en el verdadero objetivo final, que no es la construcción de una vivienda, sino la Construcción de Comunidades Autosustentables que permitan vender el sobrante de sus producciones fuera del área de asentamiento.

La vivienda
El interior y el exterior de la vivienda debe dar posibilidades productivas concretas, y para esto es imprescindible repensar el equipamiento interno de la vivienda: su belleza, su practicidad y su sencillez debe de copiar la inteligencia de las flores, uniendo la belleza a la utilidad práctica en este caso de la reproducción de la especie vegetal.
Por caso, todo dormitorio de hijos, por más pequeño que parezca, debe tener además de la cama y sus lugares de guardado, una zona de trabajo donde los hijos puedan hacer los deberes, trabajar en sus hobbies, artesanías, manualidades preferidas y tener su “intimidad o independencia productiva”, de estudio y capacitación o de recreación, armar y desarmar sus juguetes, tener sus estante de libros y revistas personales, su radio o su computadora. Y la mayor cantidad de lugares posibles para dormir en camas marineras o en camas de las que se sacan debajo de la cama.
Y en tren de dar ejemplos, la cocina, separada o integrada al estar, por más chica que sea debe tener además de la cocina y la pileta, un mueble alto para alacena y un mueble bajo para ollas, y una mesada plegadiza de 40 cm. de ancho como mínimo para desayunar rápidamente, darle de comer al bebé, dejar las bolsas del super, planchar o las mil cosas que se realizan en una cocina: “el laboratorio de la casa” al decir de un viejo arquitecto.

El barrio
El barrio es el territorio de la comunidad. El que permite avecinarse, conocerse y trabajar juntos o por su cuenta. El Barrio es el territorio que permite la vida en sociedad, en conjunto. Las familias desde la edad de piedra hasta la actualidad nunca hubieran podido desarrollarse en soledad.
Un conjunto de 100 viviendas, de 100 familias, consume solamente en un segmento de su alimentación aproximadamente 3.000 kilos de pan y 3.000 huevos por mes. Si hacemos números generales sobre las realidades concretas de todas las diferentes cosas que necesita veremos que es muy grande la posibilidad de generar empleo para la producción de los bienes y servicios necesarios desde el primer día de habitar su casa.
Y si fuera posible apoyar la producción de parte de la subsistencia, no sería imposible pensar en la comercialización de excedentes que podrían insertarse en el mercado local.
No sólo la producción de alimentos es posible -los huertos comunitarios lo demuestran- sino pensar más globalmente la producción de bienes y servicios: vestimenta, salud, educación, abastecimiento, reparaciones, etc. Hay ejemplos de pequeños talleres cooperativos de herrería, carpintería, mecánica, etc., sobre los que se podría apoyar una opción de este tipo.
Para el desarrollo de la producción de bienes y servicios se podría recabar la asistencia de las grandes cooperativas de producción existentes. Hay que recordar que la Argentina fue uno de los primeros países de América Latina donde se desarrolló el movimiento cooperativo y actualmente incide en forma importante en las áreas de producción, consumo, financiación, etc. Nuestras propuestas deben dar un lugar importante a este sector de la economía. Recordando que los sectores populares no necesitan sólo vivienda, sino también salud, educación, alimentación, y sobre todo mejorar sus condiciones de empleo, el enfoque global de esta problemática dentro de un desarrollo integral comunitario que atenúe las consecuencias de la crisis estructural y maximice los esfuerzos productivos de los sectores populares.

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2009-04-03 00:00:00
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