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La construcción del sentido social
Categoría: Interés general

“La construcción del sentido social se desplaza del espacio de la política, hacia un mundo que no tiene historia, sólo pantalla. Son las nuevas formas de producción, las de un nuevo universo simbólico en donde se resignifican las viejas utopías mediante un proceso de descontextualización que las convierte en imágenes sin historia; en mercancías” (Jean Baudrillard).


Bahía Blanca es una de las ciudades portuarias más importantes de la Argentina, situada al sur de la Provincia de Buenos Aires. Ubicada a 680 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es cabecera del partido homónimo. Cuenta con cerca de 300.000 habitantes. Esta magnitud poblacional la ubica como uno de los centros más poblados de la Argentina. Su puerto marítimo es uno de los más importantes del país, siendo el único que tiene una profundidad natural de 45 metros. Cuenta también con un polo petroquímico.
El párrafo previo, extraído de una presentación cualquiera, podría ser tomado como una definición precisa de nuestra ciudad. Es más, desde distintos ámbitos se ha propiciado -y se propicia- que sea éste el norte para Bahía Blanca, cuando en realidad no es más que un techo que se le impone para mantener el orden establecido, que favorece a los sectores de la economía más concentrados.
En sus más de 110 años de existencia, el diario La Nueva Provincia ha sido un actor insoslayable en la construcción de este sentido social bahiense, a partir de su metódica reproducción ideológica, contando para ello con su edición gráfica -y web los últimos años-, su propia radio LU2 y la labor de los muchos comunicadores que, por distintas razones, toman la agenda propuesta por Massot y la repiten, o cuando menos la abordan como la única posible.
Deconstruir el sentido social propuesto por este diario para su propio interés y el de sus socios, es una tarea de liberación del pensamiento necesaria, no menor a la acción desarrollada el 24 de noviembre de 2010 en su frente vidriado de Rodríguez 55. Ese día, convocado por varias agrupaciones, se realizó el repudio al accionar del diario La Nueva Provincia, a su apoyo a genocidas, motorizada por aquel obituario del dictador Massera que parecía escrito por la mismísima directora del diario, Diana Julio, fallecida en 2009. No podía ser de otra manera. Como tampoco pudo ser de otra manera lo que señaláramos en la edición 348 de EcoDias: “Nuevamente, es lamentable no haber contado en este evento histórico en la ciudad de Bahía Blanca con la presencia de representantes de los poderes legislativo y ejecutivo municipales. No es de sorprender, ya que el intendente Breitenstein es el principal favorecido por las tapas del diario fascista y las precarias encuestas con las que se lo trata de respaldar y empujar hacia la aceptación pública, pese a los persistentes errores y boquetes que se van dejando en las políticas que sostiene él y su gestión. Algunos dirigentes políticos, y un par de concejales, que no pudieron cubrir la ausencia institucional, tampoco sorpresiva, habida cuenta de los dineros que en materia publicitaria dispensa Ciccola para con el monopolio”.

Tapas que no dicen nada
Hemos tomado un periodo breve de observación de las tapas del diario La Nueva Provincia desde el primer día de mayo de 2010 hasta la finalización de ese año. En ese lapso de ocho meses hemos visualizado 215 tapas, las que se encuentran disponibles al día de hoy en el portal www.kiosko.net (más precisamente, http://kiosko.net/ar/np/ar_nueva_provincia.html).
En este recorrido hemos verificado lo que dice el filósofo Adolfo Vásquez Rocca en el estudio que hace de Jean Baudrillard: “En esos mismos medios de comunicación se desplazan hoy los actores políticos jugando su rol hegemónico en la construcción de sentido en tanto perpetran el secuestro de nuestra moral. La fe pública violada ha creado las condiciones para el desprestigio de lo político y con ello el de nuestras instituciones (…). Nuestra vida cotidiana está así signada por las abusivas relaciones mercantiles que experimentan una creciente densidad así como una significativa disminución de las relaciones interpersonales sin fines de lucro”.
Amén de que no somos noruegos haciendo el análisis del diario fascista de mayor tirada del mundo, sino bahienses que pensamos, vivimos y soñamos una Bahía Blanca con verdadera inclusión social, la primera caracterización que se puede hacer es que hay abundancia de títulos nacionales e internacionales, en desmedro de la vida propia de la comunidad bahiense. Las noticias de la región del sudoeste bonaerense llegan a tapa únicamente cuando están vinculadas con los productores del campo de mayor envergadura. Para no salirse de los manuales del siglo pasado, las noticias policiales, si son macabras, y los accidentes viales, si la foto permite impresionar, cuidando de no alcanzar los niveles de Diario Popular. Por último, no pocas tapas dan veracidad a la descalificación que se hace de La Nueva Provincia de que es un diario deportivo con noticias policiales y avisos fúnebres y clasificados propios.
Por tratarse de una lectura visual de las tapas, no nos referiremos a los contenidos de los editoriales, la mayoría de los cuales roza la apología del delito o ataca la institucionalidad tan defendida por los sectores conservadores cuando se trata de la propia.

Siempre los negocios
El título que marca el perfil del tratamiento de la información por parte de La Nueva Provincia es uno con una aparición marginal el día 2 de mayo y que surge de la boca de uno de los popes de la ciudad, el ingeniero Carlos Arecco, presidente de la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca y director de Aeropuerto Bahía Blanca S.A. (ABBSA): “La ciudad no tiene un perfil pro negocios”.
Las corbatas que elige para cada presentación pública denotan que es un empresario que gusta de las apariciones, si bien éstas escasean en cuanto está radicado en Buenos Aires. La frase la dijo en el marco de una visita que realizó, convocado por el Concejo Deliberante local, para brindar explicaciones acerca de las obras inconclusas de la aeroestación y las deudas que ABBSA mantendría con contratistas locales, cuestión que negó. Poco tiempo después, el 31 de julio, el mismo diario daba cuenta en tapa de que el Aeropuerto, “por una deuda, podría quedar sin luz”.

A manera de bosquejo
Prescindiendo del abordaje de las noticias deportivas y policiales, en lo local se podría sintetizar:
A diferencia de la época inicial en que Breitenstein fue instalado como intendente en 2006, hay pocas fotos de quien ya en 1997 era asesor parlamentario de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, en momentos en que su mentor Dámaso Larraburu era diputado nacional. Las elegidas fotos de Breitenstein en que se lo ve concentrado en el trabajo, de traje recorriendo obras, participando de entregas o en inauguraciones, siempre en primer plano aunque esté acompañado de funcionarios del gobierno nacional o del mismo gobernador Scioli, tienen una notoria excepción: el día en que realiza un reconocimiento de la excelente tarea que lleva adelante el gobierno nacional en materia de vivienda (título del 6 de mayo: “La política habitacional es lo mejor desde Nación”). Nunca antes La Nueva Provincia había publicado una foto del jefe comunal con tan mal aspecto. Luego, se llegaría a decir que ese título se publicó bajo presión de algunos funcionarios.
Escasea la aparición de funcionarios municipales. Destaca Weyland, en fotografía con Breitenstein; luego, cuando en la comisión del delito de estar enganchado a la red de agua “le apuntó a ABSA por su conexión clandestina”; e, indirectamente, cuando “el municipio dio marcha atrás con el alquiler” del ex-Cine Plaza. No se sabe a ciencia cierta qué actividades se desarrollaron en siete meses en la propiedad de la familia Scheines. El único dato que se maneja a partir de la investigación periodística es que se abonó la abultada cifra de $ 170.000, sin contar lo que se habría pagado por las reformas encaradas. 
Es ínfima la presencia en las portadas de temáticas educativas, siendo nula la aparición de titulares que prioricen el desarrollo de propuestas culturales o artísticas nacidas en el seno de grupos bahienses.
Las terminales, tanto de ómnibus como de aeronavegación, deben su presencia en portada a los negocios que generan. En el caso de Espora, se abordan reiteradas veces los vaivenes por la cantidad de vuelos desde la capital argentina, un tema que desvela a una porción mínima de la comunidad local. Cuando se titula el 21 de mayo “Terminal (de Ómnibus): el intendente tendrá que decidir el concesionario”, a ningún lector escapa que Breitenstein sigue el manual que rigió las decisiones de Carlos Menem durante la década de los ’90, es decir, no se contempla la posibilidad de que el mismo estado municipal sea capaz de administrar un área pública, aunque la gestión de décadas del cementerio municipal demuestre lo contrario.
La treintena de titulares que reflejan obras de importancia para la ciudad nunca tienen relación con los barrios cuya mayoría de vecinos y vecinas tienen bajo poder adquisitivo. Por otro lado, si bien un alto porcentaje se realiza con fondos asignados por el gobierno nacional, nunca hay un reconocimiento de dicha procedencia.
Hay una preponderancia en el tratamiento de dos temas: el agua y el transporte público de pasajeros. Como se verá, distinta es la vara y los intereses que se defienden.

Diario privatista
La empresa ABSA (Aguas Bonaerenses S. A.) lidera claramente las apariciones en las portadas en el periodo considerado. Ciertamente, la escasez de agua potable es uno de los padecimientos mayores que puede tener cualquier familia bahiense, y en algunos barrios la mala prestación del servicio excede a una cuestión estacional.
La imagen que La Nueva Provincia construye de ABSA es decididamente negativa, con una seguidilla de acusaciones cuando ya mediaba el año 2010. Sin buscar esgrimir en estas líneas la defensa de la empresa, surge la duda: si el diario logra invisibilizar los reiterados escapes que se producen en la zona del Polo Petroquímico -no obtuvo una sola mención en las portadas, a excepción de la falacia “El Polo, otra vez afectado por las restricciones de gas”-, ¿no podrían matizar las deficiencias en la provisión de agua? Habida cuenta de los formidables aportes publicitarios que las empresas realizan, cualquier lector desprevenido podría creer en la buena intención de la familia Massot. El problema bien podría ser económico -hay ciertas prácticas editoriales por medio de las cuales se esmerila la imagen de una empresa hasta que ésta accede a hacer los aportes publicitarios correspondientes…-, pero Vicente Massot tiene ciertos principios. Principios ideológicos. La explicación quizás pueda encontrarse en que ABSA es una empresa con participación estatal y gremial, y quien fuera ministro de defensa de Menem no puede aceptar estas condiciones.
Leemos en la web institucional: “Aguas Bonaerenses comienza su labor en un contexto económico de fuertes limitaciones y sin adecuación tarifaria. En dicho marco, el Estado de la provincia de Buenos Aires toma un rol activo y crea una sociedad anónima de capital bonaerense. A partir de ese momento, el 90 por ciento del paquete accionario de ABSA corresponde al Estado provincial; mientras que el 10 por ciento restante pertenece a los trabajadores, nucleados a través del Sindicato de Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires”.
Por eso, cuando no es la falta de presión en la red, será la turbidez del líquido o el mal olor y sabor, la lentitud de los trabajos en los nuevos pozos, o el sistema cloacal. Insistimos: no es que estas cuestiones no estén presentes, es llamativo el tono y la total ausencia en las portadas del tratamiento medioambiental de empresas multinacionales que contaminan en grado sumo el aire, el agua y el suelo.

El mejor boleto
Es fácil acertar los resultados del partido del domingo con el diario del lunes. En el caso de los Massot, ya sabían que el boleto llegaría a $ 2,40 desde mucho antes que los usuarios del servicio de transporte público (de gestión privada, en realidad). O, por lo menos, ese importe fueron instalando desde fines del mes de mayo.
Con títulos que muestran concesiones de la partes, el diario en sus portadas va mostrando una realidad ajena a la de los usuarios que padecen un mal servicio. De hecho, esta cuestión nunca fue abordada. En los numerosos titulares dispensados a favor de Plaza y la gestión comunal, se verá reflejada la política de subsidios tan cara a los modelos privatistas que sólo quieren la intervención del Estado para que los negocios sean más rentables.
Fiel a su estilo, el diario nunca invoca “intereses populares”. De hecho, sería realmente muy difícil obtener apoyo de los usuarios que vieron cómo el pasaje que el 22 de abril de 2009 -costaba $ 1,60- se ganó un 50 por ciento de aumento, inflación que ni la empresa privada de medición más obsecuente reconocería para esos 20 meses.

El mejor intendente (para ellos)
Estos últimos dos temas sirven para moldear la imagen de un intendente “con autoridad”, es decir, el estereotipo del violento que pega cuatro gritos y todos actúan según su voluntad. Flaco favor le hacen.
Respecto a las idas y vueltas que culminaron en que Bahía Blanca tenga el pasaje más caro de todo el país, hay un titular piadoso el 23 de junio: “Plaza admite sus graves problemas en Bahía”. Poco indulgente, llega el 30 de junio: “Colectivos: duro ultimátum del municipio al Grupo Plaza”. Ahora sí, ya sabemos quién lleva los pantalones largos en esta negociación ya que apenas 7 días después nos informaban que “Plaza cambia su gente y promete mejoras”. La dura respuesta final por parte del gobierno de Breitenstein llegaría en diciembre con el boleto a $ 2,40.
El municipio amenaza, Plaza concede. Esa es la realidad virtual. Plaza maneja las frecuencias que quiere, el municipio hace la vista gorda. Esa es la realidad diaria. Los distintos informes que el grupo de ciudadanos que integran la Comisión de Usuarios Testigos presentó mensualmente dieron cuenta de ninguna mejora por parte del Grupo Plaza. En los titulares de La Nueva Provincia también había habido lugar para señalar que “critica la comuna los datos de los usuarios” y, a la vez, ningún reconocimiento a su labor ad honorem y gratuita.
El último día del año, propio del clima navideño, con la volanta “La calidad del agua. Breitenstein, contra el gerente de ABSA”, pudimos enterarnos lo que no llega a nuestros oídos sino a través de los medios de comunicación por cuanto el intendente no tiene instancias de comunicación ni trato directo con los ciudadanos: “El intendente exige explicaciones”. Y la bajada de la nota en tapa mostraba el enojo en su mejor expresión: “Nosotros damos la cara todos los días, por eso necesitamos que estas personas, a las que les pagamos los sueldos, se hagan cargo del problema”.
Y mágicamente, volviendo a mostrar que las empresas no planifican sino que actúan de manera espasmódica, supimos el 4 de enero de 2011 que “ABSA instala a su cúpula en la ciudad” cuando “el titular de la empresa confirmó que dos gerentes clave permanecerán en la ciudad durante el verano o  mientras se prolongue la crisis”. Nadie podrá verificar si la permanencia será estable o a demanda. Pero Breitenstein es el mejor intendente que el poder hegemónico de la ciudad, cuyos intereses refleja La Nueva Provincia, podría haberse configurado.

Cháchara
Escapa al ciudadano común el manejo de la asignación de obras públicas de infraestructura, ya sean viales, de vivienda, de provisión de agua o servicios cloacales, entre otras. No es la “insistencia” de un intendente que viaja reiteradas veces a la sede del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, sino que -sobre la base de determinados acuerdos políticos y la estrategia de los que piensan el país en su conjunto- los responsables territoriales son recibidos en las respectivas oficinas de gestión gubernamental para coordinar obras y acciones.
Por caso, Cristian Breitenstein no puede arrogarse como gestión propia el generoso cupo de viviendas nuevas que ha recibido el distrito de Bahía Blanca. De hecho, un porcentaje significativo las administra una decena de organizaciones gremiales. Menos aún lo que tiene que ver con el mejoramiento de los troncales viales que pasan por las inmediaciones de la ciudad y que tienen como destino el puerto de Ingeniero White. Es innecesario extenderse sobre la Terminal de Ómnibus, la aeroportuaria o el llamado a licitación del dragado y calado de la ría local.
Cuentan que en una oportunidad, a principios de 2009, Breitenstein fue convocado por el ministro Julio De Vido a que presentara un listado de las obras prioritarias que requería la ciudad. Con su carpeta en mano, el intendente ensayó mostrarle a De Vido su propuesta de cordón cuneta y asfaltado de numerosas arterias -principalmente, en el sector norte y en los barrios linderos a av. Cabrera- y puesta en valor de edificios históricos de la ciudad. Ya sin paciencia, De Vido le reprochó con términos duros: “Pibe, el problema de tu ciudad es el agua. ¿Cuándo te vas a hacer cargo de ese tema?”. Dos años después, las lluvias vienen a darle una respuesta al ministro.

Nuevamente ausentes
Al cumplirse un nuevo aniversario del asesinato, todavía impune, de Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, delegados de los obreros gráficos del diario La Nueva Provincia en 1976, no hubo ningún recordatorio en la portada del 1 de julio. Haciendo una excepción en la tarea que realizamos de analizar solamente las tapas, se indagó en el interior del ejemplar de ese día y se verificó que ni el Sindicato de Prensa ni el de Artes Gráficas publicaron en su memoria solicitada alguna, que suele tener carácter gratuito en estos casos.
Asimismo, en el obituario del 26 de diciembre de monseñor Jorge Mayer, máximo responsable de la Iglesia Católica en 1976, omitieron incluir que cuando Jorge Molina y un ex maestro del Colegio La Piedad fueron a la Curia a pedirle ayuda -esto fue en el transcurso de los días que estuvieron desaparecidos los dos trabajadores gráficos-, la respuesta de Mayer fue la misma que escucharon todos los padres desesperados que lo consultaron por sus hijos secuestrados: “En algo andarán”.

Final abierto
En una lectura de corrida de las tapas de los ocho meses elegidos, queda la sensación de que en esta ciudad no pasa nada, que sus instituciones sociales, culturales y deportivas carecen de vida, que sus empresarios no tienen autonomía ni gestión (por ejemplo, el título del 15 de octubre “La comuna busca extender los acuerdos de precios” invisibiliza a los responsables de la medida comercial), que no tiene artistas ni propuestas culturales propias, que tiene un intendente que es conocido y reconocido por toda la comunidad… ¡Misión cumplida! En esta Bahía Blanca nada puede cambiarse.
Adopte entonces una medida determinante: no compre más el diario, ni siquiera los domingos. La famosa y repetida frase “¿Cómo me entero de lo que pasa en Bahía?” tiene una sola respuesta. Leyendo el diario La Nueva Provincia tampoco podrá enterarse, salvo que le preocupe cómo otros hacen negocios, incluso, en algunos casos, con su dinero como contribuyente.

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2011-01-07 00:00:00
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