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Honrar la memoria de nuestros héroes
La mañana del 15 de septiembre de 1976, el avión Neptune 2-P-103, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración de la Armada Argentina, despegó desde la Base Aeronaval Río Grande. 47 años después, se cierra una historia que caló profundo en Bahía Blanca y la zona.
Categoría: Interés general
Honrar la memoria de nuestros héroes

Con una tripulación conformada por diez bahienses y un fueguino, tenía el objetivo de realizar un vuelo de reconocimiento glaciológico sobre el pasaje Drake e islas Shetlands del Sur, contribuyendo así a las actividades del rompehielos ARA General San Martín durante la Campaña Antártica 1976-1977.

Los tripulantes eran el comandante de la aeronave, Capitán de Corbeta Arnaldo Mutto; los Tenientes de Navío Miguel Berraz y Romualdo Migliardo; el Teniente de Corbeta Claudio Cabut; los Suboficiales Segundos Nelson Villagra, Juan Noto y Remberto Brizuela; el Cabo Principal Omar Campastri; el Cabo Primero Benjamín Scesa; y el corresponsal de Canal 13 TV Ushuaia, Rodolfo Rivarola.

Ante la falta de comunicación con el avión, se declaró la alerta y desplegaron aeronaves de búsqueda y rescate. El 18 de septiembre se localizó el lugar del impacto en una de las laderas del Monte Barnard de la Isla Livingston; el 4 de octubre el ARA General San Martín se acercó al lugar, pero sin encontrar supervivientes; y en enero de 1977 una operación aérea de búsqueda sumó tres víctimas a lo que se conoce como la mayor tragedia argentina en zona Antártida. Desde entonces, frío y silencio.


Nuevos vientos

El 15 de enero de 2024, en el marco de las tareas de investigaciones realizadas por los científicos búlgaros durante la 32° campaña antártica científica, se encontraron restos de un vehículo de tipo militar coincidentes con los de una aeronave.

El contralmirante Marcelo Tarapow, quien tenía contacto directo con el capitán del buque, explicó: “Me enviaron un reporte dando aviso del hallazgo. Creían que era un avión chileno, un Hércules 630 que se había estrellado en el mar en 2019. Cuando vi las fotos, noté que había un sol pintado, que es típicamente de nuestros emblemas de aeronave, de la bandera argentina. Supuse que eran los restos de la aeronave argentina que se estrelló muy cerca del lugar donde la hallaron, en la Isla Livingston”.

Con la confirmación del peritaje, llegó la hora de poner en sobre aviso a las familias de los tripulantes, quienes 48 años después del incidente volvieron a escuchar la historia. Esta vez, con un nuevo final.

“A partir de ahí fue una comunicación muy fluida, hermosa, algo muy ejemplar. La sinergia, la comprensión, la compasión, los sentimientos que hay dentro de este grupo de personas. Imagino que, para las familias, el saber el destino, qué es lo que pasó, ver los restos del avión, es importante. Entiendo que, de alguna manera, ayuda a cerrar un capítulo de nuestras vidas”, indicó, en diálogo con Ecodías.

En esa línea, Tarapow destacó: “Este recuerdo del año 76 es imborrable para toda la generación de los que vivíamos en Puerto Belgrano. Siempre se recuerda a las personas que fueron pioneras, que en un acto de servicio dieron la vida por la patria, y que terminan representando ejemplos de vida, en particular el sacrificio en cumplimiento de una misión”.

Luego de que las autoridades búlgaras se comunicaran con las argentinas para informar sobre el hallazgo y ponerse a disposición, se coordinó la entrega de los restos para el 21 de febrero en la Base Naval Mar del Plata. Una vez entregados, serán trasladados al Arsenal Aeronaval Comandante Espora.

EN PRIMERA PERSONA
Alejandra Campastri, hija del Cabo Principal Carlos Omar Campastri:
“Recibir esta noticia después de 47 años fue muy movilizadora, tanto para mí como para mi madre y mis hermanos Adrián y Guillermo. En un primer momento lloré mucho y reviví lo acontecido siendo una nena de 8 años que por mucho tiempo “esperó” que su papá volviera a casa ya que no se habían podido recuperar los restos”
“Ingresó en la Armada siendo muy joven, le gustaba mucho volar. Y estoy segura que, como dijo el Contralmirante Marcelo Tarapow en su escrito “Lágrimas del Cielo”, volaron más alto que nunca y llegaron al cielo azul, quizás muy tempranamente. Mi padre, Charlie, es un héroe al igual que sus compañeros marinos del Neptune 2-P-103, que dieron su vida para cumplir con las tareas de la Campaña Antártica”
Nelson Villagra, hijo del Suboficial Segundo Nelson Darío Villagra:
“Papá era un hombre grande (o mis 7 años así me hacían verlo), de River, le gustaba el boxeo y siempre íbamos a las carreras del TC que corrían en Grumbein. Vivíamos en Villa Arias, ahí nomás de la curva del retome. Habían armado, con otros hombres del barrio, una canchita de fútbol donde íbamos a jugar a la pelota. Una tarde, por fin un centro venía para cabecear y meter un gol. Quizá era yo muy petizo y metí la mano para concretarlo. El referí (mi papá) me lo anuló. Mi confusión fue enorme, no podía entender que mi papá no quisiera que yo gane, a la noche me lo explicó. Creo que esa es la única conversación que quedó para siempre en mí. Desde entonces vivo tratando de no meter goles con la mano”.
“Me encontré, a principios del año, frente a frente con ese chiquito que acababa de perder a su papá sin más explicación de que ya no volvería a verlo. Crecí así, fue mi normalidad, hice lo que pude con el tema. Allá en el tiempo, él guardó esos sentimientos en una cajita con el cartel escrito con crayón “tema triste – no tocar”, hoy abrimos juntos esa cajita. No creo que la noticia me dé respuestas y siendo honesto, no le hago preguntas. Todo esto me sirvió para recordar a mi papá y abrazar a ese chiquito que, sin saber, tanto extrañé”.
Gabriela Brizuela, hija del Suboficial Segundo Remberto Brizuela:
“Me contaban que le encantaba volar, amaba volar, era paracaidista y le gustaba hacer cursos de supervivencia. Le encantaba su trabajo, era intrépido. Decía que, si le sacaban el avión, le sacaban gran parte de su vida. Ese día no le tocaba volar en el Neptune 2-P-103. Se descompuso un compañero y lo llamaron a él. Mi mamá decía que no fuera, pero insistió”.
“Fue conmocionante, nunca hubiera esperado que me dijeran que habían encontrado restos del avión. Fue como volver a ser una nena nuevamente, destapar una caja de pandora, con muchos sentimientos, mi infancia regresó al presente. Para mí, esta información tiene una gran relevancia, pienso que ahora hay algo más tangible. Si bien no aspiro a que me traigan los restos de mi padre, porque creo que no está ahí, está junto a mi mamá en el cielo, creo que me va a traer respuestas”.

Autor: Redacción Ecodías

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2024-02-21 17:19:15
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