Hace 67 años comenzaba a transmitir LU3 AM 1080. Corría el año 1942, más precisamente el 27 de junio a las 18.30 hs luego que se hiciera el acto de inauguración en los estudios ubicados en Belgrano 29, con la presencia del entonces intendente municipal, ingeniero Jorge Aguilar, y en nombre de la radio, su director gerente, Emilio Argüelles.
En la plantilla 2009 ya no hay más director gerente. En la actualidad ese cargo es de director e integrante de la Cooperativa de Trabajo Ondas del Sur Limitada, y lo ocupa desde hace 4 años, Alberto Mac Dougall, quien recibió a EcoDias para referirse a la historia de una radio que viene luchando por sobrevivir, luego de varias caídas.
En la actualidad, los estudios se encuentran en Lamadrid 116 -casa donde vivió Eduardo Mallea- y cuentan con nuevas salas de control y de locución.
En sus comienzos, la radio era filial de radio Splendid, incluso todavía tenemos algunas sillas con la inscripción RADES (Red Argentina de Emisoras Splendid), con cabecera en LR4 Radio Splendid de Buenos Aires, hasta que después pasó al sector privado y la compraron empresarios privados. Simultáneamente con la mudanza de onda, vino la mudanza física el 9 de agosto de 1959 al edificio donde estamos hoy.
En 1958, LU3 dejó de pertenecer a la cadena RADES, para pasar al sector privado, siendo permisionarios de la onda los señores Vicente Levantesi, Herberto Long, Francisco Fernández Presa y Eduardo Canigia.
La primera transmisión de prueba se había realizado el 5 de junio, pero la inauguración oficial se concretó 22 días después. Entre los primeros locutores de la estación de radio, se recuerda a Mario Fontán y Vicente Levantesi.
En todos esos años, Radio del Sur se destacó por estar a disposición del quehacer bahiense y de la región. Además por formar destacados profesionales de la radiodifusión, situación que persiste en la actualidad. Periodistas, locutores, operadores y conductores de programas iniciados en LU3, han tenido oportunidad de incursionar en otras emisoras del país.
Voces y radioteatros
Entre las voces que perduran en el recuerdo de la audiencia del 1080, se pueden citar a Benjamín Deborí, María Esther Serruya, Osvaldo Linares. Esteban Juan Carlos Dobal, Osvaldo J. Ochoa, Delia Marvel, Paco Cabeza, Bill Américo Brusa, Oscar Enrique Castro, Eduardo Cenci, Oscar Colefi, Miguel Romay, Néstor Francisco Radivoy, Pablo B. Serrat, Gustavo Gabí, Oscar Gelio Barrio, Carlos Almirón, Alberto Comán, Aníbal Nazaro y muchos más.
En los escuchadísimos radioteatros, sobresalió en LU3 la compañía encabezada por Mario Mauret. Estos elencos, los fines de semana, realizaban presentaciones en distintas localidades de la región. Por mucho tiempo, el radioteatro ocupó un lugar relevante en la grilla de programación, recordó Mac Dougall.
Los radioteatros se hacían en el estudio, con la compañía de Mauret, en esa época el duelo era Mauret en LU3 y Javier Rizzo en LU2. La ciudad prácticamente se paralizaba con los radioteatros, como cuando empezó la televisión con Cuero Crudo. Además los radioteatros había que seguirlos todos los días, no te podías perder ningún capitulo. Estamos hablando de los años 50 en adelante.
En la actualidad, en la radio, los domingos de 14 a 15 se transmite Los peores, Radio y Teatro, un semanal con radioteatro.
También el deporte focalizaba la atención de los escuchas y cabe recordar las transmisiones extraordinarias desde todo el país y desde el exterior, durante los años de esplendor del básquetbol local, cuando de la mano de Cabrera y Fruet ese deporte sobrepasó los límites bahienses, siendo reconocido en la Argentina y a nivel internacional.
Quiebres
LU3 era conocida en la zona, y tenía una amplia audiencia que la hizo una de las emisoras más importantes de la ciudad.
Cabe destacar que las radios de amplitud modulada -AM- tienen concesionarios, no dueños, el estado licita y concede la onda y quienes se hacen cargo son concesionarios, pero no son los dueños de la onda.
Hasta principios de los 90 esta radio funcionó con dueños locales. Mientras estuvimos con directivos locales estaban los problemas propios de cualquier empresa, pero es una garantía tener directivos locales porque uno sabe quiénes son, dónde viven, tenemos forma de contactarlos. Hubo un momento que los concesionarios, previo arreglo con el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), traspasaron la concesión a un grupo porteño y eso fue nefasto, porque en el año 1994 desaparecieron, se los tragó la tierra, nos dejaron solos, perdimos todos los beneficios laborales, perdimos el amparo de todas las leyes laborales, sueldo de convenio, aporte jubilatorio, antigüedad, cobertura social, todo.
El grupo que se hiciera cargo de la onda, un buen día desapareció, sin avisos ni anuncios, se retiraron de la concesión dejando una serie de deudas: Nos dejaron el tendal de cuentas, que hasta el día de hoy estamos pagando. Esta gente usó testaferros, muchos de ellos están muertos, pero nadie hizo nada para investigar y establecer la culpabilidad y la aplicación de las sanciones que les correspondían porque no completaron la concesión hasta la fecha que les habían dado. Seguramente se pensaron que cerraban, retiraban las cosas y no pasaba nada, pero acá había un grupo de gente que decidió seguir trabajando.
Durante la concesión de terceros, en la emisora trabajaban unas 45 personas en blanco, en distintas áreas de lo que era LU3 SRL. Pero después del retiro de los concesionarios nadie sabía qué pasaría.
En ese momento, sin beneficios laborales seguimos trabajando, no sabíamos si íbamos a cobrar, cómo íbamos a hacer para pagar los insumos, los servicios y todas las cosas que necesita una empresa. Seguimos trabajando y con mucho sacrificio la mantuvimos en el aire, porque nos dejaron equipos de la edad de piedra. Nosotros no empezamos de cero, arrancamos de menos diez, porque tuvimos que arreglar la estructura, la técnica, los equipos, todo. Porque si la puesta en el aire es mala, los programas no se venden, rememoró el director.
Para esa época, los términos fábricas y empresas recuperadas no sonaban a menudo. Corría el año 1994 y grupos de trabajadores pujaban por tomar el poder y conservar sus puestos de trabajo autogestionándose en algunos puntos del país.
Nosotros somos precursores de las empresas recuperadas. En el año 1994 había pocas empresas y fábricas recuperadas, por lo que nosotros estamos entre las primeras cinco. Al principio cobrábamos lo que se podía, lo que nosotros generábamos lo repartíamos, pero ese es un trabajo cien por ciento informal.
El problema fue que en el año 1994 no se permitía el acceso de las cooperativas a los medios de comunicación, así que estuvimos funcionando como pudimos hasta el año 2005 que se modificó la Ley de Radiodifusión -Artículo 45- y ya se nos permitía dirigir el medio como cooperativa.
Hacia la cooperativa
En esta etapa, no todo fue un sencillo camino a la cooperativa: Tuvimos mala suerte los primeros años, porque para salvar la radio necesitábamos la anuencia del COMFER, que la conseguimos, y segundo, el respaldo político. Esto último hizo que nos pusieran un administrador, cosa que también fue nefasta, tanto como los dueños primitivos porteños. Esto fue a partir de 1995 hasta el 2004, era un administrador del menemismo. Fue tan nefasto que casi por segunda vez estuvimos a punto de desaparecer. (…) Surgió el tema del cooperativismo, nos asesoramos en ese tema en la oficina del IPAC -Instituto Provincial de Acción Cooperativa-, donde pudimos empezar a trabajar seriamente.
En septiembre de 2005, el Poder Ejecutivo Nacional promulgó de hecho la Ley 26.053, que modificó el Artículo 45 de la Ley de Radiodifusión, dando por terminada la discriminación que recaía sobre las asociaciones civiles sin fines de lucro que no podían acceder a la titularidad de las licencias de radio, televisión y servicios complementarios.
Ya para el año 2006 la cooperativa iba tomando forma y se concretó legalmente en el 2007. El trámite fue largo, engorroso y burocrático, pero lo conseguimos. Primero hay que conseguir la matrícula provincial y después la nacional, y eso es lo que más tiempo demanda. Entre los papeles que hicimos algunos los hicimos mal, y eso nos retrasó un poco.
Según cuenta su director e integrante de la cooperativa, una vez constituida ésta, comenzó la verdadera recuperación de la radio.
Acá hay más corazón, pulmón y amor a la camiseta, que dinero. A esta altura del partido, lo que hemos hecho, viéndolo en el tiempo, fue casi sobrehumano, hemos hecho hasta el control central nuevo, la sala de locución de siete por cinco metros es también nueva, y todo hecho con la cooperativa. La renovamos totalmente, la acústica, el piso, pusimos toda la radio junta, el control, la sala de locución y el informativo. También tenemos la planta de transmisión que está ubicada detrás del predio de ABSA, en Agustín de Arrieta al 1500.
Dentro de la programación, la mayoría de los programas son producciones independientes. Excepto el informativo y un programa periodístico, las demás forman parte de producciones que abonan un espacio y se generan sus propios ingresos.
La AM es una fuente de trabajo, nosotros cotidianamente estamos rondando unas 18 a 20 personas trabajando, porque es fluctuante en la cooperativa. También tenemos unos 18 colaboradores entre panelistas, conductores de programas, producciones independientes. Si contamos en general, todas las personas que prestan servicios aquí, contamos cerca de 40 personas. Entre los integrantes de la cooperativa tenemos operadores, locutores, periodistas, técnicos, y todo lo necesario para llevar adelante una radio.
La cooperativa tiene un Consejo de Administración que se reúne todos los meses para tratar temas de interés. Si hay algo extraordinario se convoca a asamblea, que en caso de no ser necesaria es anual. En esas asambleas se definen las autoridades del Consejo de Administración y se aprueba la memoria y balance.
En la cooperativa todos hacen todo, desde el presidente hasta el último: si hay que pintar se pinta, tirar cables o lo que sea, y a la hora de cobrar, recibimos lo que se llama retorno. No tenemos empleados, tenemos algún encargado por área para organizarnos, y en el pago hay rangos, somos todos monotributistas, pero hay gente que trabaja más que otra, como los operadores, que son los más sacrificados. En la planta transmisora, están en un lugar inhóspito, cumplen muchas horas y reciben otra paga.
Para finalizar, Mac Dougall sentenció: Lo significativo de este momento de LU3, es que los trabajadores de la emisora son los únicos responsables de su desenvolvimiento y desarrollo, en una experiencia cooperativa con muy pocos antecedentes en el país. Nuestra tarea se fundamenta en la cercanía a la gente de Bahía Blanca y la región, y sin olvidar un aspecto histórico de la radiofonía, que algunos se proponen soslayar: la radio, por sobre todo, es un servicio. Si bien la cooperativa es compleja, 67 años de presencia no se pueden tirar porque vinieron dos o tres porteños locos. Esta fue la manera de salir de algo que nos provocaron.
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