Quien fuera entrenador del equipo argentino de hockey femenino “Las Leonas”, Sergio Vigil, estuvo en Bahía Blanca invitado por Tarjeta Naranja a brindar una charla en el teatro Don Bosco que le permitió a los interesados conocer la amplia visión deportiva del instructor, del trabajo en grupo y de la tarea estimuladora del entrenador.

Previa a su contacto con el público bahiense, Vigil brindó una conferencia donde se encontró con los medios locales en la flamante sucursal crediticia.
 “Cachito” -como lo conocen todos- empezó destacando la importancia del deporte como experiencia integral: “Es sumamente importante para el chico poder sumarse a una actividad deportiva, porque a través del juego que es el motor de la enseñanza el chico puede vivir un montón de experiencias, entonces fomenta el desarrollo psicofísico, a su vez cumple con los objetivos socioafectivos porque se relaciona con otras personas, con pares de su edad y con personas más grandes, como entrenadores. El deporte también te enseña conductas alimentarias, de descanso, del cuidado del cuerpo, del cuidado de los otros, del respeto por los demás. Y también enseña a vivir el triunfo, la derrota y el empate como algo natural, ya que en el mundo de hoy se ve la derrota como un fracaso: aprender a superar adversidades después te crea anticuerpos”, señaló Vigil.
Aclaró que se refería al deporte dejando de lado profesionalismos y amateurismos, sino a cómo vive el deporte el jugador o el entrenador.
Justamente respecto a la elección del deporte y cuál es el mejor de ellos para los chicos, sostuvo que “me parece que hay que preguntarle al chico lo que le gusta y necesita, y si le gusta el tenis no hay que forzarlo. Es bueno que viva el deporte de conjunto porque se puede nutrir de mucha gente, pero el deporte individual también tiene compañeros, en una escuelita de tenis también hay otros chicos y profesores… Lo importante es cómo le hacen sentir el deporte al chico: si los demás son oponentes siempre, hay un error de formación, pero uno puede hacer un deporte individual que nunca es individual”, manifestó el entrenador.

Motivación de grupo
Con profundidad en cada reflexión que brindó, prosiguió: “Para motivar a un grupo, primero hay que observar a esos integrantes, mirar detrás de la retina, ver y poder percibir qué es lo que buscan, lo que sienten y a partir de ahí, de ponerse en el lugar del otro, empezar el desafío de la planificación para que ellos se puedan desarrollar. Creo que la motivación es de la persona, lo que hace un conductor es motivar esas propias motivaciones que ya trae la persona. Un conductor no debe hacer perder la motivación que ya traía el grupo porque él no es un motivador, es un estimulador, el riesgo es quitar la motivación que ya traían. Y eso es grave”.

Nunca es tarde
No importa la edad del deportista para enseñarle los beneficios del deporte, por el contrario “se le debe enseñar los beneficios, no importa que comience mayor; así como cada persona puede seguir creciendo a lo largo de la vida, el deportista también. Se sabe que a determinada edad empieza la curva descendente del deporte por una cuestión fisiológica, pero el aprendizaje emocional y neuronal nunca se detiene”.

Compañerismo y valores deportivos
“Yo creo que hay factores externos en algunos deportes súper profesionales que evita mostrar la realidad o la verdad del grupo. Yo creo que hay un montón de grupos en fútbol, en básquet, en tenis, que son espectaculares, lo que pasa que el riesgo de la contaminación externa y los valores que promueve lo externo, muchas veces tienden una trampa de la que a veces cuesta salir, pero en esencia veo muchísimos deportistas y muchísimos entrenadores que tienen los principios del amateurismo. Y amateurismo no es simplemente no percibir dinero por lo que uno hace: amateurismo es tener amor por lo que uno hace, eso es amateur, es la persona que ama lo que hace. Como en la vida, a medida que se van logrando cosas, el veneno del éxito cada vez es más fuerte, lo importante es que desde la formación se formen anticuerpos para que ese veneno pase de largo”.

Padre-hijo y deporte
“Creo que la relación padre e hijo en el deporte es magnífica. A mí me pasaba que disfrutaba mucho cuando mi papá y mi mamá me acompañaban, compartían mi deporte. Lo importante es que las expectativas del padre no maten los sueños del chico, la pasión del chico; porque a veces esa expectativa desmedida de un papá que lo hace sin querer, puede ladear mucho al chico.
Por eso siempre me gustaba tener un buen equipo de trabajo con los papás de los jugadores porque ellos también necesitan un coach, y hablar y ver las sensaciones que tiene cada uno para ayudar para no sobreexigir a su hijo.
Esto existe en cualquier deporte porque el deporte se ha convertido en una posibilidad de cambio de realidad económica en los jugadores, hay muchos papás que ven condiciones en sus hijos y no sólo se alegran de la condición que los pueda hacer feliz por practicar un deporte y también se alegran -que es natural- pensando que su hijo puede cambiar la realidad que no le pudo dar. Pero ojo con eso, también se tiene que formar el equipo de los padres”.