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El cuerpo como objeto
Categoría: Interés general

En la tapa de EcoDias publicábamos “El cuerpo como mercancía” y repasábamos los avisos clasificados de oferta sexual locales, como eslabones de la cadena de la trata de personas. Continuando con la temática queremos ahondar en la idea de “cuerpo” que tenemos en una sociedad que, parecería, tiene el flagelo de la prostitución cada vez más naturalizada.

En la edición 344 quedaba bien en claro, a través de la nota “El Cuerpo como Mercancía”, la manera en que mediante los avisos de oferta sexual que aparecen en diarios y revistas, las personas son consideradas y comercializadas al igual que cualquier otro objeto. Prueba de ello, señalaba la nota, es que dichos avisos que ofertan servicios de hombres y mujeres estén a la misma altura que aquellos que venden autos o heladeras.
De esta manera, se denigra a las personas convirtiéndolas en un cuerpo que sirve para ser vendido para un servicio sexual. Un eslabón más de otros problemas tales como la trata de personas, la esclavitud, la violencia, el abuso infantil, entre otros.
Continuar “hablando” del tema nos ayuda a analizar en qué consiste esto de ver los cuerpos como una mercancía, un objeto o una cosa poniendo como ejemplo los casos de mujeres o varones que son puestos a trabajar por otros en la prostitución.
Para ello consultamos a la psicóloga Laura Riesco (MP 91959), quien señaló que la cuestión del cuerpo como objeto no termina en la prostitución sino que ésta forma parte de toda una serie de factores que instalan al cuerpo de las personas de tal manera: “El cuerpo como objeto lo vemos todo el tiempo. Son tiempos difíciles los que corren, desde la televisión, desde el ritmo vertiginoso en el que se vive. Obviamente, los valores se van perdiendo y sí creo que hay una cuestión de estandarizar, de admirar la cuestión del cuerpo, la belleza. Uno de los grandes comercios es la estética, donde la arruga no tiene valor como experiencia sino que hay que ir en contra de la arruga, y que el cuerpo siempre tiene que permanecer bello, joven, en esto de belleza igual a juventud”.
Por estas razones, continúa, la prostitución, donde el cuerpo termina siendo un objeto, es sólo una de las tantas aristas que encierra el problema: “Creo que la prostitución tiene otras cuestiones mucho más complicadas. Tiene que ver con la quita de libertad, con la esclavitud, con el sometimiento y la falta de derechos para muchas personas. Pongo hincapié en esto porque la prostitución es tan vieja como el mundo… Entonces, ¿es simplemente un cuerpo, un objeto? ¿Sólo podemos definirla desde ahí o es una práctica sexual que implica un pago, una gratificación inmediata, y se acabó?”.
Y la naturalización: “Lo complicado de estos tiempos es que condenamos a la prostitución pero la tenemos en las noticias. Y me parece que lo más complicado es esto de que ‘sé que está acá y me importa un cuerno’”, destaca la especialista.

Desamparo social
Para Riesco, quienes comercian con su cuerpo son víctimas de un sistema que los dejó excluidos, personas que no han podido elegir y terminaron siendo esclavos de gente que vive de ellos: “Sería interesante que esto empiece a abrir el debate, en cómo desamparamos socialmente a un montón de personas. Hoy, socialmente, corremos atrás de esta cuestión capital de ‘tengo el mejor auto, y yo me amparo y me quedo’, y así los viejos no tienen que ver conmigo, los enfermos tampoco, los locos tampoco y las prostitutas tampoco. Es esto de me hago el tonto, porque, en definitiva, que aparezca en los diarios demuestra que están, pero yo no tengo nada que ver con eso”.

Quitar un aviso no alcanza
Señalábamos a la prostitución como un eslabón de lo que denominamos aquí como la cultura del cuerpo. En este aspecto, esa cultura es promocionada a través de los avisos de oferta sexual que existen en publicaciones gráficas. Sin embargo, opina Riesco, si bien ese es un problema, no es el mayor ya que no alcanzaría con quitarlo si no nos hacemos cargo de un conflicto más grande: “El debate social debería ser mucho más amplio. Si esto se inicia, bienvenido sea. Ahora bien, si esto va a quedar solamente en quitar un rubro, lamentablemente será una muestra más de la sociedad en que vivimos y de los tiempos violentos que corren en donde hago de cuenta que ‘quité el rubro y por ende quité el conflicto’. No, el conflicto es muy profundo, muy fuerte. La palabra prostitución implica un acto sexual a cambio de dinero, pero es mucho más complejo que eso. Hay alguien que se enriquece y le quita la libertad a otro, o que vive exigiéndolo y sometiendo a una persona sacándole todos sus derechos. Son grandes organizaciones”.
Lo ideal sería sacarnos las caretas ya que si como sociedad vemos diariamente y sabemos que existe, por ejemplo, la trata de personas, deberíamos ocuparnos de esos hombres y mujeres a quienes les asisten derechos humanos y una vida digna: “Es un debate profundo, sería reconocer que tienen una entidad y garantizar que tienen libertad, que no va a haber alguien que obligue a fulano a ejercer una práctica, a ganar dinero con eso y a esclavizarte”.
Para Riesco la cuestión parte desde el hecho de poder garantizar los derechos a todas las personas: “Entender que, como sociedad, somos también productores de prostitución, que hay gente que queda sin un plato de comida, sin techo, y que en todo caso como sociedad somos quienes arrojamos a que ésta sea una práctica que garantiza el plato de comida en los mejores casos, en otros directamente es la esclavitud”.

Generadores de violencia
La idea del “cuerpo como objeto” o como mercancía es un sinónimo de los tiempos que se viven. Una época de pérdida de valores, donde se pone el acento en lo material, lo cual trae provoca que muchas personas queden excluidas “y de esa manera se genera una gran violencia”.
El comercio sexual y su promoción reflejan el hecho de que se ponga la figura de un cuerpo por encima de una persona: “Quita la libertad a una persona y creo que esa es la violencia más grande”, dice Riesco.
Así, otro factor que se desprende es el desamparo, la humillación, la miseria y pésimas condiciones de vida, que son generadas por el mismo círculo en nuestra sociedad, que mira hacia otros lados, desentendiéndose.
“Quedarnos en el debate simplemente de una práctica sexual es no haber crecido, no tomar conciencia de que son víctimas, de que como sociedad producimos la prostitución, es no involucrarnos y creer que no somos parte de ello. Los medios reflejan todo el tiempo la cuestión del cuerpo como belleza igual a juventud, no es casual que gran parte de toda la cuestión comercial sea la estética. Es honrar un cuerpo que se supone es perfecto y sinónimo de juventud”.

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2010-11-29 00:00:00
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