El Museo del Puerto inició un ciclo de talleres sobre la historia y el presente del Polo Petroquímico de Ing. White

A siete kilómetros del lugar donde se eleva un cartel publicitario en cuyo centro un reloj va marcando el tiempo con números digitales, se ubica un complejo petroquímico que produce polietileno y urea en pequeños granos redondos durante las veinticuatro horas del día. Ese reloj es una marca del crecimiento vertiginoso que tuvo el Polo Petroquímico local luego de su privatización en 1995. El tiempo de la ciudad es el tiempo de la producción.
A siete kilómetros se ubica, también, la localidad de Ingeniero White. Fue allí donde ya se puso en marcha, en el Aula-Cocina del Museo del Puerto, un trabajo que se propone abordar la historia y el presente del Polo Petroquímico. Se trata de un inédito ciclo de seis talleres de los que participarán trabajadores, vecinas y vecinos de White, sindicalistas, ambientalistas, ingenieros, políticos, estudiantes y docentes. Cada uno de los talleres ha sido configurado a partir de una pregunta básica: ¿por qué se construye el Polo en tal proximidad con el barrio 26 de Septiembre? ¿Cuál fue la magnitud del impacto que la privatización del Polo Petroquímico tuvo tanto en los trabajadores como en los vecinos de Ing. White? ¿Cómo se organizaron los vecinos tras los escapes del año 2000 y por qué esa organización se fue más tarde diluyendo? ¿Cuáles son las condiciones actuales de trabajo en el Polo Petroquímico? Y finalmente, como gran cuestión para un último encuentro general: ¿qué relación existe entre la enorme productividad del Polo Petroquímico y la vida cotidiana en el pueblo de Ing. White?
El 14 de mayo pasado se realizó el primero de estos encuentros. Bajo el título “Petróleo, etileno y nación” y junto a una enorme fotografía satelital de los puertos de Ing. White y Galván, se reunieron el ex concejal frondicista José “Pepe” Rodríguez Masagué y los ex trabajadores de YPF Mario Sartor y Alberto Castellano junto a estudiantes y docentes de la escuela Técnica nº 1. Masagué contó por qué a principios de los años sesenta se empezó a hablar de Bahía Blanca como “polo de desarrollo del sur argentino”, denominación que alude al valor estratégico que le asignó el presidente Frondizi en su política desarrollista. Sartor y Castellano, por su parte, dieron cuenta del rol fundamental que tuvo YPF en ese desarrollo (“YPF fundó pueblos”, comentó Sartor), así como del impacto concreto y extremadamente negativo que la privatización tuvo en sus propias vidas. Por último, se analizó el proceso que va de la radicación fallida de Dow en 1969 a la creación de Petroquímica Bahía Blanca como una empresa mayoritariamente estatal en 1971.
El trabajo implica la articulación entre entrevistas y relatos de diversos protagonistas, fotografías de la época de construcción del Polo, noticias periodísticas como aquella que anunciaba la radicación de Dow en 1968, objetos como una tapa de cámara en la que se lee o leía “GAS DEL ESTADO” y mucha otra información que suele circular de modo informal. La tarea es tan difícil como útil. La conciencia de la historia configura una perspectiva más perspicaz hacia el presente. El Museo del Puerto persiste en su proyecto de proporcionar los materiales para una historia social de la producción portuaria de Ing. White que incluya tanto los enormes elevadores de granos, o las torres de enfriamiento, como un bidón lleno de malvones rojos o ese bizcochuelo que se acaba de hornear en una cocina del Saladero.