“Mucha gente nos dijo que estábamos locos, que no íbamos a poder subsistir. El mayor problema era la credibilidad: era necesario que nos creyeran que los antiguos dueños también nos estafaron a nosotros”.

Quien habla es Fabio Pandiani, presidente de la cooperativa láctea Nuevo Amanecer, contándonos una historia de resistencia, perseverancia y asociativismo.

Fundada en el año 1939, El Amanecer se convirtió con el paso del tiempo en casi un sinónimo de calidad láctea para los ciudadanos de Mar Del Plata y alrededores, formando un vínculo que se mantiene vivo hasta hoy.

En una etapa más reciente, repetida en varias industrias en nuestro país, la empresa tuvo múltiples dueños, después los sueldos comenzarían a atrasarse, las ambiciosas inversiones de capitales extranjeros “encarecerían” el empleo, convirtiendo en incierta la situación de los trabajadores. Finalmente en 2010 ante la huida de los dueños, dijeron basta.

Una medida de fuerza que se extendió 10 meses, donde no recibían la materia prima necesaria tras grandes deudas generadas por los antiguos responsables, se realizaron reuniones, asambleas y la inevitable ocupación de la fábrica.

Un principio de acuerdo con los anteriores dueños les dio un poco de esperanza, pero al no concretarse, la fábrica debió cerrar por segunda vez en mayo del 2012.

Los trabajadores realizaron guardias para cuidar las maquinarias y evitar un vaciamiento, mientras perdían el prestigio conseguido durante años entre los tamberos y los habitantes de Mar Del Plata.

La pelea ya estaba dada: fue así como tras semanas de charlarlo y de interiorizarse, decidieron entre todos continuar con las actividades, pero como una cooperativa.

Pasaron a llamarse Nuevo Amanecer, nombre que también sirve como una especie de puño levantado ante la injusticia sufrida por parte de sus antiguos empleadores, realizando el acta constitutiva en noviembre de ese mismo año y obteniendo la matricula del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) en abril de 2013.

El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación declaró a la maquinaria como bien de utilidad pública, salvándola de la expropiación y el vaciamiento, y dejando la cancha abierta para que los trabajadores hicieran todo lo posible para reconquistar aquello que les habían arrebatado: la dignidad y la relación con el consumidor marplatense.

De ser empleados a ser asociados, los trabajadores no tenían conocimientos sobre la gestión de una empresa solidaria, por lo cual comenzaron dictando talleres de oficios a estudiantes de las escuelas locales, a cambio de capacitaciones sobre gestión cooperativa del Ministerio de Desarrollo Social.

“Tuvimos que comprar los primeros 300 litros de leche a un tercero”, cuenta Pandiani, “no se nos permitía comprarle al tambero directo, además de haber tenido que pagarlos al contado y un 40% más caro”. Pero con el tiempo y a fuerza de trabajo, la situación fue cambiando: “Hoy somos nosotros los que hasta a veces les adelantamos plata a los tamberos para que puedan ampliar los caminos o comprar pastura para el ganado”.

Actualmente, Nuevo Amanecer produce leche pasteurizada, postres, dulce de leche, crema y quesos, con un total de 75 socios entre las dos plantas con un total de 700 litros todas las semanas. Lo más complejo también, fue pasar a ser obreros sin patrón y comenzar a pensar como empresarios: “Cuesta pasar de ser empleado a dueño, pero el cooperativismo es la puerta más grande que se nos haya podido abrir”, finaliza orgulloso Pandiani.

Nuevo Amanecer hoy cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de las universidades de Mar Del Plata y Tandil. Y ya tienen un local de venta a la calle.

Difunden todos los meses la lista de precios de sus productos a través de las redes sociales e impulsan una feria que funciona los miércoles y los sábados.

De esta manera, todos los marplatenses pueden ver cómo, a pesar de todo, hoy sigue en pie el lema que los une como una empresa hoy solidaria y una marca desde 1939: “Calidad, sabor y compromiso”.

Autor: Redacción Ecodías