A 10 años de la desaparición de
Jorge Julio López, sin pistas y sin avances, sigue abierta la causa. Mientras,
se otorga prisión domiciliaria al genocida Etchecolatz.

La causa judicial que investiga la desaparición de Jorge
Julio López no arrojó en diez años pista alguna sobre su destino, pero sigue
abierta y con una actividad que se limita a verificar si cada cadáver NN que
aparece en cualquier parte del país coincide con el ADN del testigo que
contribuyó a la condena del genocida Miguel Etchecolatz. Por estas horas desde
Córdoba fue remitido un expediente por un cuerpo, que habría sido hallado en
cemento, al juzgado de Ernesto Kreplak para determinar si se trata de López. En
tanto, los fiscales Marcelo Molina y Juan Nogueira pidieron una medida de no
innovar para que las empresas de telefonía no borren los registros de llamadas
de los días previos y posteriores a la desaparición del sobreviviente de la
dictadura. Esto es porque los cruces para determinar posibles sospechosos, que
la querella de Aníbal Hnatiuk y Guadalupe Godoy solicitaron en forma
insistente, jamás fueron concretados.
Ante el décimo aniversario de la desaparición de López, la cuota de
espectacularidad para la efeméride no la puso ningún mega operativo sino el
anticipo del gobierno macrista de que pretende ser querellante en la causa. “La
obligación del Gobierno es hacer una investigación real y no formal, es un
contrasentido que el propio gobierno cumpla ese rol”, dijo a Página/12 Godoy,
quien fue abogada del testigo durante el juicio a Etchecolatz. “Una cosa es que
el Gobierno se presentara como querellante en causas de lesa humanidad, porque
ahí su fundamentación era ‘el Estado de derecho querella al Estado terrorista’;
acá no existe esa distinción. Como Gobierno lo que tienen que hacer es dar
respuestas, porque las líneas de investigación para ser efectivas requieren de
fuerzas de seguridad que las lleven adelante en forma seria, efectiva e
independiente.”
Según trascendió, la Secretaría de Derechos Humanos se presentaría en la causa
a instancias de los familiares, cuyo abogado Alfredo Gascón mencionó que
también quedó pendiente hacer el perfil psicológico de López. “La autopsia
psicológica fue descartada en su momento porque era un retroceso, dado que se usa
para determinar si pudo haber sido un suicidio, y porque planteaba cuestionar a
la víctima y su entorno, y ponía en duda el testimonio de López. La propia
Secretaría de Derechos Humanos repudió aquel intento de investigación”, aclaró
Godoy.

Etchecolatz
Rubén, el hijo del testigo desaparecido Jorge Julio López, en diálogo con
Telam aseguró que la posibilidad de que le otorguen la prisión domiciliaria al
represor Etchecolatz «es una locura» y que «no
corresponde porque no es un delincuente común, es un genocida”».
Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex policía argentino,
genocida condenado, fue la mano derecha del ex general Ramón Camps, Jefe de
Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura
cívico-militar.
«Si ello ocurre, mi padre habrá testificado y desaparecido por segunda vez
en vano», dijo en declaraciones formuladas en el marco del Día
Internacional del Detenido Desaparecido.
Destacó que «en este día hay que seguir militando, concientizando a la
gente y haciéndole saber que estos tipos tienen que seguir presos, que no
pueden tener prisión domiciliaria» y añadió que «si Etchecolatz sale,
sus secuaces podrán también pedir la prisión domiciliaria, siendo que asesinaron
y torturaron gente».
Sostuvo que «se sometieron a derecho, se los condenó con pruebas y allí
deben morir. Muchos quieren hacerlos ver como viejitos buenitos, pero no lo
son. Manejan información que no quieren dar. Etchecolatz sabe dónde está Clara
Anahí Mariani, porque él la secuestró y la entregó a sus apropiadores».
Por otro lado, anticipó que en el 18 de septiembre, cuando se cumplan 10 años
de la segunda desaparición de su padre, se realizará una actividad recordatoria
en el parque público «Jorge Julio López» de las calles, 66 entre 151
y 153.

Fuentes: Página12 y Telam