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Día Mundial del Bastón Blanco
Una herramienta que entrelaza historias de vida en la ciudad, también representa derechos, el de transitar, el de pertenecer y el de desarrollar independencia y libertad.
Categoría: Interés general

Una herramienta que entrelaza historias de vida en la ciudad, también
representa derechos, el de transitar, el de pertenecer y el de desarrollar
independencia y libertad.

Juan Rodríguez, Mirta Baier, Beatriz Balle, Nahuel Rodríguez y Ester
Radelan son usuarios del bastón blanco, y se reunieron para contarle a EcoDias
cómo es su experiencia de vida cotidiana en relación con el bastón blanco, que
les ha generado autonomía y aceptación.

Historias de vida
Entre risas y gastadas, se van acomodando en las sillas, saludos, besos y
una alegría de encuentro. “Queremos contar cómo son nuestras historias, que
sepan cómo vivimos”, entusiasma Mirta, que quedó ciega después de la anestesia
en la cesárea de su primera hija. “A mí me costó mucho adaptarme al bastón, era
más psicológico, mentalmente me tenía que preparar y me negaba, soy disminuida
visual, afuera el resplandor no me deja ver nada”, subraya Beatriz, quien una
vez que lo aceptó el bastón fue su compañero, “me dio independencia, o sea, que
pude lograr moverme sola, aunque mi familia siempre me cuidó mucho y estuvo
pendiente de mí”. El aprendizaje del uso del bastón llegó a través de
Orientación y Movilidad, un área de rehabilitación del Centro Luis Braille, y
su adopción tiene una demora variable según la persona, implica un promedio de
un año de preparación. “Cuando estaba en la Escuela 507 me dieron un bastón
blanco, yo no lo aceptaba, además la pérdida de mi papá a los 5 años me resultó
muy difícil”, reflexiona Nahuel, quien nació con ceguera, y derriba el mito de
que se acepta más fácilmente si se nace con esta discapacidad. Nahuel fue
integrante de la Escuela Laboral N° 1, donde realizó junto a sus compañeros el
rap laboral, viralizado en las redes sociales, diestro en el área masajes,
estudió en un instituto privado de la ciudad.
La ceguera marca en toda vida, un antes y un después, para Mirta fue la crianza
de su hija con su reciente pérdida visual, “ya no pude trabajar en el campo con
mi marido, después de 10 años de casada no lo pude acompañar más”. Sin embargo,
se marcó muchos desafíos, entre ellos criar una segunda hija, viajar desde
Gral. Cerri sola hasta el Centro Luis Braille y hacer cadetería por su propia
cuenta, ya que nunca le otorgaron la oportunidad de trabajar formalmente. “Un
día agarré el bastón y salí, era un logro total, estaba sorprendida”, confiesa,
y llama al bastón blanco su mano derecha, “si hay obstáculos o algo en el medio
de la vereda te lo toca, es algo divino, aunque al principio no lo quieras.
Sabés que sin el bastón no salís”. Ester está vinculada con el mundo del
deporte, también participó de varias ediciones de triatlón en Monte Hermoso,
“siempre estaba acompañada, porque no sabía andar sola”, a los 20 años, ocho
después de perder la vista, realizó la rehabilitación en Braille, “no quería el
bastón, las profesoras me insistían porque se daban cuenta que no veía nada
para andar, cuando me convencieron lo empecé a usar y desde ahí no lo dejé más.
Me manejo para todos lados sola”. Con experiencia laboral en una fábrica de
fideos, Ester conocía la ubicación de las máquinas y esto le permitió
desenvolverse dentro de este ámbito. Juan aseguró que le gusta realizar
trámites y pagos, “siempre teniendo en cuenta el cuidado que requiere el manejo
de dinero”, ciego desde los 21 años, trabaja en el taller protegido de la
institución de Thompson 44. La relación con el bastón blanco según Juan depende
del “amor que le empieces a tener, si ves un poquito querés aprovechar la poca
visión que tenés, no es una cuestión de rebeldía, cuesta aceptarlo y lleva
tiempo, tanto como aceptar la discapacidad”. Juan es bailarín de tango y
participó de varias presentaciones, algunas de ellas en el Teatro Municipal,
bajo la orientación de Sergio y Adriana.
Las actividades vinculadas al tiempo libre implican búsquedas individuales y
grupales, todos recuerdan con cariño la experiencia de sacar fotografías, como
así también, compartir una jornada de paseo con videntes. “Esa vez, en la Plaza
Payró, hicimos un reconocimiento del lugar y después le taparon los ojos a los
videntes y los paseamos por el lugar, fue inolvidable, dar a conocer qué se
siente estar ciego, y que seamos nosotros los que conduzcamos a los que ven”.

Surgimiento
El origen del bastón blanco está asociado a diversos emprendimientos y
circunstancias. En 1921, James Biggs, un fotógrafo de Bristol, en Inglaterra
quedó ciego después de un accidente. Como no se sentía cómodo a la hora de
transitar por la zona donde residía, pintó su bastón de color blanco para que
fuera visible. Otro de los comienzos está marcado en 1930, en Estados Unidos,
donde León George A. Bonham observó que un hombre ciego trataba de cruzar la
calle con un bastón negro, que pasaba inadvertido para los automovilistas.
Bonham pertenecí al Club de Leones de Peoria, ellos se ofrecieron a pintar el
bastón de color blanco para que se viera mejor. En 1931, fabricaron y
distribuyeron bastones blancos entre las personas ciegas de la comunidad. El
Consejo Municipal de Peoria adoptó una ordenanza mediante la cual se les daba
prioridad de paso a los usuarios de los bastones blancos. De esta forma, el uso
de este instrumento se popularizó entre ciegos y videntes. En ese mismo año,
Guilly d´Herbemont, en Francia, reconoció el peligro que corrían las personas
ciegas y lanzó el movimiento nacional del bastón blanco. Donó 5 mil bastones
blancos en París.
Hellen Keller, escritora y activista contó en la Convención Anual de la
Asociación de Leones su condición de sorda- ciega, la actividad que se realizó
en 1925 movilizó a los integrantes para la realización de diversas acciones,
entre ellas la creación de un bastón blanco con extremo inferior rojo, para
reconocer este tipo de discapacidad. También, se rescata dentro de la historia
de este elemento, el aporte de Richard Hoover, oftalmólogo que trabajaba con
los veteranos de guerra, se dedicó a investigar la marcha, la postura, el
equilibrio y el ritmo de las personas ciegas para su desempeño en las calles y
aportó un prototipo de bastón. El Día del Bastón Blanco se celebró por primera
vez en 1964, su conmemoración está ligada a fomentar la cortesía y el respeto
por las personas ciegas.

BASTÓN VERDE
El bastón verde fue creado por la profesora Perla Mayo, en 1998, para
brindar a las personas con disminución visual la posibilidad de desplazarse y
realizar las actividades de la vida cotidiana. Los usuarios del bastón verde
ascienden a más de 600 en todo el país, sin embargo, no en todas las ciudades
resulta práctico utilizarlo, ya que en muchos casos los videntes no conocen el
significado del mismo. “Cuando usaba el bastón verde la gente no me ayudaba,
estaba en la esquina y nadie me cruzaba la calle, eso me daba pánico, me
quedaba paralizada”, relata Beatriz, entre acuerdos y conversaciones decidió
adoptar el bastón blanco para lograr un mejor desenvolvimiento.

AYUDA REAL
– Si encuentra a una persona ciega esperando en una esquina, ofrézcase a
cruzarlo. Espere la respuesta afirmativa, es necesario preguntar si necesita la
ayuda.
– La indicación sobre cómo guiarla emana de la persona con discapacidad visual,
ella le dirá si tomarla del brazo o esperar el apoyo en el hombro.
– Si ve a alguien con un bastón verde, también ofrezca su colaboración, se
trata de una persona con disminución visual, que puede requerir orientación
porque el resplandor de la calle no favorece su desenvolvimiento.
– No le grite a una persona ciega, acérquese con respeto como lo haría con
cualquier otra. Recuerde que no lo conoce y teme por su seguridad.

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2018-10-23 00:00:00
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