Estos espacios suelen establecerse en un centro barrial y surgen alrededor de una parroquia, tomando la idea de capilla, casa y comunidad. Sin embargo, Calle Belén trabaja en el centro de la ciudad. “En el análisis de nuestra realidad local vimos que hay mucho tránsito de los pibes de los barrios en el centro realizando actividades como limpieza de vidrio en las esquinas o venta ambulante”, explicó uno de sus integrantes, Quique González.

Actualmente la sede se encuentra en Güemes 250. “Su lugar de encuentro era la plaza y eso muchas veces no les ayuda a salir de las situaciones de vulnerabilidad, por eso empezamos a ver cómo le proporcionamos un lugar distinto” argumentó. La organización sale al encuentro de estas personas en situaciones de vulnerabilidad para que asistan a un lugar en el que se sientan bien. “Tratamos que vuelvan a enamorarse de la vida, porque todos los problemas que les van surgiendo, los pasa por arriba y se pierde el encanto y se empieza a sobrevivir. No ofrecemos soluciones sino que acompañamos para pensar juntos y todo lo demás lo va resolviendo cada uno”, sostuvo.

Cuentan con un equipo de trabajo interdisciplinario integrado por un trabajador social, psicólogo, abogado, voluntarios y voluntarias, centrándose en el acompañamiento desde las experiencias particulares. “Te diría que es transdisciplinario, porque ponemos en juego todas las herramientas que tenemos”, valoró.

Ofrecen distintos tipos de talleres para quienes se acercan y quieran participar. “Se escucha la historia de cada uno y vamos juntos planeando qué pasos se pueden hacer, y si, mucho tiene que ver con el consumo. Es una trampa enorme que tienen los pibes en su vida y que cuando quieren planear algo, el consumo los atraviesa y les impide ordenarse”, explicó.

Para brindar algunos números de quienes pasaron por la institución, el referente afirmó que serían alrededor de trescientas personas, sumando a otras que forman parte de la estructura familiar. La mayoría de las situaciones se dan por la gran vulnerabilidad social, personas en situación de calle y marginalidad. Menos frecuentes son las personas que llegaron por la ruptura del vínculo con la familia y quedaron fuera de la casa.

Abordaje

“Se empieza a trabajar el consumo problemático, las adicciones y eso va llevando a un abordaje de la vida entera de los pibes o de las distintas personas que asistimos, es difícil acompañar solo por la adicción, hay que tener una mirada más amplia y entender la complejidad”.

En la ciudad, la salida a los barrios se realiza con el objetivo de visitar a las familias, para acompañar y reconstruir vínculos. “Muchos de los pibes que pasan por el centro tienen situación de calle transitoria, quedan en la calle, van a quedarse con amigos, levantan unas chapas en algún terreno, los echan y vuelven a la calle. Muchas veces está totalmente cortado el vínculo con la familia y ese es el recorrido que hacemos al reencontrarnos con la historia de cada uno”, reflexionó.

Finalmente, González resaltó la alegría del camino recorrido de Calle Belén para constituirse como cooperativa y contar con la estructura jurídica necesaria para trabajar como Hogares de Cristo. “Lo que tratamos de hacer con las diferentes propuestas en Calle Belén es ayudarlos a encontrar esos hilos conductores de los cuales agarrarse para no sentirse tan perdidos y cuando tengan que enfrentar a la adicción, no lo vean indestructible, ese es el camino que queremos transitar con ellos”, enfatizó.

Autor: Redacción Ecodías