El Colegio de Arquitectos Distrito X recibió la visita del arquitecto Víctor Mariluan, representante del colegio de la provincia de Neuquén, con motivo de promover un concurso sobre viviendas de interés social. Se propone con ello el debate y la participación en una materia que le es adversa a buena parte de la población.

Víctor Mariluan es representante del Colegio de Arquitectos neuquino y su visita a Bahía Blanca tuvo que ver con el lanzamiento del Concurso Nacional de Viviendas de Interés Social de la Provincia del Neuquén.
Recién llegado de otras localidades, Mariluan estuvo en las instalaciones del Colegio de Arquitectos Distrito X de nuestra ciudad en donde aclaró que sus viajes no sólo son para promocionar un concurso.
Por lo común se suele entender a la vivienda de interés social como aquella que es construida, en mayor medida por los gobiernos, para familias de menores recursos. Sin embargo, puede tratarse de un concepto erróneo si tenemos en cuenta que una gran parte de la población, incluidos muchos profesionales, carecen de una vivienda propia.
Para llegar a ello debe pensarse la vivienda y sus modos de financiación, y a su vez se necesita del trabajo en conjunto de profesionales de distintas áreas: “Vamos recorriendo el país invitando a participar del concurso, pero para que haya un debate a fondo a nivel fundamental de entidades corporativas. Los colegios de arquitectos tienen que hacer propia esta discusión y de muchas maneras. No sólo con concursos sino también con participación para aportar su visión”, señaló Mariluan a EcoDias.
Para entender la vivienda de interés social, hay que romper el paradigma antes mencionado que habla de casas de baja calidad y para familias carenciadas: “Hoy en el país, un profesional recién recibido, abogado, arquitecto o psicólogo quiere tener su vivienda ¿Cómo accede? No sé en Bahía Blanca, tal vez un departamento debe andar en 60 o 70 mil dólares, un terreno en 20 mil dólares, es totalmente inaccesible. Entonces, ese segmento de la sociedad necesita una vivienda. Un obrero, un empleado de comercio también necesita una vivienda”.
Hay distintos estamentos para llegar a la vivienda, explica Mariluan, y es ahí cuando el estado puede cambiar su rol y convertirse en un facilitador: “Que ofrezca distintos sistemas, como lotes con servicios por ejemplo. Hay mucha gente que construye con esfuerzo propio, se la puede construir por cooperativa. La autoconstrucción es algo utópico porque la gente que trabaja todo el día, sin capacitación y que además se haga su casa, es un poco utópico. Pero sí se puede construir por cooperativas, hay planes nacionales que incluso te pagan para que vos trabajes en esas cooperativas y te hagas tu propia casa”.
La opción de los créditos personales se restringe a pocas familias, siendo minoría aquellas que pueden acceder a este métodos “Para acceder a la casa, que se paga en cuotas, debe ser real el recupero. En el FONAVI el recupero es cero. Ese esfuerzo que se hace con los impuestos de todo el país, que se le brinda una casa a una familia, finalmente no la paga porque no le gusta. Son casas todas iguales, están en un barrio de la periferia, entonces el destinatario la agarra y dice que en cuanto la pueda vender, se va. No hay servicios públicos, no hay plazas, no hay comisaría, no hay bancos, no hay nada. Así, ese barrio se deteriora”.

Alternativas y desarrollo
El concurso plantea dos lugares bien diferentes para la construcción de viviendas de interés social. Uno de ellos es la capital neuquina mientras que el otro se ubica en Varvarco, al norte de la provincia, en zona cordillerana: “Es una estepa con muy poca vegetación y de una belleza abrumadora. Es un lugar con los ríos, con el volcán, con aguas caliente, es un lugar apasionante por la trashumancia, por cómo la gente vive ahí. Tiene 500 habitantes y tal vez haya gente que se pregunte cómo se le está dando viviendas, y decimos que sí porque tiene tanta importancia la urbe como un lugar de 500 habitantes”.
De lo contrario, agrega el arquitecto, se produciría una inequidad territorial que traería consigo, por ejemplo, el éxodo de jóvenes hacia las grandes ciudades: “Y así se sigue en un círculo vicioso de no urbanidad, de no calidad de vida”.
Por un lado, con este tipo de ideas, se ponen sobre la mesa las alternativas de viviendas y su financiación, y por otro un desarrollo de los sectores en donde se quiere construir: “Viene todo aparejado, en el mismo paquete, no se puede separar porque se piensa en desarrollo de turismo, de fuentes de trabajo, en educación, en capacitación para que no se tengan que ir a otros lugares”.
Con esto se demuestra que el agregado “de interés social” no compete solamente al concepto de vivienda o de salvar una carencia sino al de toda una comunidad. Ahora bien, ¿qué papel juega el Estado?: “Es fundamental porque tiene que tener un plan de desarrollo territorial y los arquitectos tenemos que estar también ahí, no somos entes abstractos. El factor fundamental nuestro es el desarrollo territorial y en estos dos prototipos que estamos proponiendo van a ser dos cosas diametralmente opuestas”.
El solo hecho de construir casas al estilo de planes federales trae un efecto negativo por su falta de perspectiva, finaliza Mariluan: “Lo que se está haciendo son casas y esas casas tienen un valor muy importante. Con ese mismo esfuerzo vos podés hacer una arquitectura excelente, es la herramienta de planificación y la estamos despreciando. En nuestro país tenemos una recaudación importante, la cantidad de viviendas que se están construyendo en todo el país son muchísimas, el monto de inversión es muy alto. Tenemos que dar una maximización para aprovechar el desarrollo territorial. Sino pasa lo que decíamos, tenemos las casas en la periferia, la gente no quiere vivir ahí, tenés que llevar todos los servicios hasta allá y eso no te rinde. El estado tiene que transpirar para poder mantener toda esa red de servicios”.