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Abriendo ventanas para Bahía
Categoría: Interés general

Bruno Nápoli y Fabián D’Aloisio son los autores de “Ventanas a la Plaza de Mayo: las Madres y Osvaldo Bayer”, presentado el 5 de noviembre como antesala del seminario brindado en el marco de la inauguración de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la UNS. En diálogo con EcoDias comentaron las conclusiones de una ardua investigación.

El objetivo original era analizar la “prensa oficial y la construcción del tipo de discurso político” pero al llegar a la etapa del periódico -1984-, descubrieron que además de todos los intelectuales y periodistas que colaboraban, “está la palabra de Osvaldo Bayer” que cuando llegó del exilio no consiguió trabajo en ningún medio, salvo en la “absoluta libertad del periódico de las Madres” donde comienza con su debate político, literario e histórico.
“Las Ventanas son el lugar que él elige cuando vuelve, pero antes de esa vuelta hay una relación previa que se da en el exilio, en Alemania, cuando las Madres empiezan a viajar para darse a conocer y denunciar a la dictadura y sus crímenes”, sostiene D’Aloisio.
Al inicio de los ochenta, en el resto de los medios -según Nápoli- “no hay lugar para esa palabra. Porque Osvaldo no sólo viene a debatir cómo fue posible el genocidio y el terrorismo de Estado por parte del poder militar, sino cómo fue posible el colaboracionismo con ese genocidio. Él en diciembre de 1984 es invitado a Maryland (EE.UU.) a un coloquio entre escritores argentinos que tuvieron que exiliarse y los que se quedaron. Él va y delante de todos les señala a cada uno de los que estaban ahí qué cosas escribieron a favor de la dictadura y qué no, qué cosas escribieron contra los escritores exiliados… esa era su postura. Imaginate en el ’84 donde todo el mundo que apoyó a la dictadura se está empezando a reacomodar y viene este tipo a decir ‘No, pará, no se acomoden tanto porque ustedes colaboraron con este genocidio’”.

Qué dice Bayer
En el discurso de las Ventanas, afirma Nápoli, “encontramos una escritura muy particular para la época. No sólo el tono de denuncia, sino el de polémica, columnas escritas con un componente de estudio histórico muy grande. Osvaldo escribe mezclando voces, ‘La Patagonia…’ es eso, ‘Severino…’, ‘Los anarquistas expropiadores’ también son eso; trayendo datos de diarios, revistas, datos de la realidad. Los compara, los cruza y saca conclusiones. Cada una de las crónicas es un debate, una polémica y es también una denuncia y una pieza histórica (…) si uno quiere pensar cómo fue el debate político de los ‘80 puede leerlas y va a entender un montón de cosas, vuelven todos los nombres: del peronismo, del radicalismo…”.

Bayer y el periódico
“El de las Madres, como todo periódico de una organización, tiene sus propias etapas editoriales y depende mucho de los momentos políticos. Entonces cualquier organización edita o no de acuerdo a los niveles de discusión y actividad que tiene. Hay cambios en la dirección, inclusive en las líneas editoriales, y Osvaldo por un tiempo no escribe”, dice Nápoli respecto al lapso 1993-2003, y destaca que “jamás escribió una sola línea para decir qué problemas hubo en el periódico, es esa nobleza que él tiene”.
Respecto a las diferencias entre las dos etapas (1984-1993 y 2003 hasta la actualidad), D’Aloisio explica que “en los ‘80 es una mirada más de debate, de polémica, muy cercana a la coyuntura política -del ’85, ’86, ’87, el juicio, las leyes, después lo que fue Tablada- era una etapa donde en un periódico mensual implicaba estar muy en contacto con lo que hacían las Madres y con la línea política de ellas”.
“Ya en la etapa del 2000 es otro tipo de reflexión. Hay una recuperación de la lucha de las Madres desde otro lugar, con un gran reconocimiento, vinculándolas con otros movimientos sociales, con otros problemas. Ya la posición política de las Madres tampoco es tan coyuntural sino que también se van nucleando de una red de organizaciones sociales que luchan de determinada manera y eso Osvaldo lo ve. Siempre con la centralidad de la Plaza pero con todo lo que se genera alrededor de ella…”, manifiesta, en tanto Nápoli agrega que “en la segunda etapa hay como un recuerdo mucho más nítido, en la primera no hace referencia a los recuerdos del exilio, de otros encuentros con las Madres en el exterior y después sí, ya pasaron muchos años y es como que él está procesando todo eso: se sostiene desde allá”.
 
La sociedad desde las Ventanas de Osvaldo
 “En la primera etapa hay un marcado tono de cuestionamiento a la sociedad que apoya los golpes de Estado. Él lo dice varias veces y lo repite en sus conferencias: esta sociedad en el exterior es vista como el país que apoya sus golpes de Estado. La clase media sobre todo, que es la que habla. En la segunda hay otra lógica, hay un sentido no ya tanto de denuncia sino de reclamo: acompañemos proyectos que sean solidarios, que lleven a un debate sobre la ética, acompañemos a los jóvenes piqueteros que están luchando por un trabajo digno. (…) Osvaldo tiene una mirada muy esperanzadora, a pesar de que parece un cabrón a veces, tiene una mirada muy optimista con esas cosas. Además, siempre piensa en esa lógica de que si se debate, si se discute y se ven las cosas hacia delante se lo puede discutir en términos éticos, se puede llegar a la paz…”, reconoce Nápoli a la vez que D’Aloisio subraya que “ese rescate kantiano que hace de la posibilidad de la paz eterna lo marca a él”.

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2007-11-17 00:00:00
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