El Centro Luis Braille avanza, a paso lento y firme. Con proyección a ser un
centro de día repiensa su edificio y sus objetivos después de 57 años de
servicio.
«La situación económica actual de la institución está bastante bien,
equilibrada, todo por el trabajo de la comisión directiva, la comunidad que
ayuda, a través de los socios, con la ayuda del municipio y aportes del
ministerio, algunas empresas privadas. Esto nos permite trabajar con un poco de
tranquilidad. Lógicamente lo bueno sería poder aumentar todos estos ingresos
para poder dar un servicio de mejor calidad todavía, tenemos una larga lista de
espera para las rehabilitaciones y como los turnos están cubiertos y no podemos
agregar más horas al personal entonces es una de las dificultades que tenemos
en este momento», describe Carlota Elizari, directora del Centro.
Aportes
«Desde el año pasado y lo que va del año hemos tenido una ayuda importante
del municipio en lo económico y en la convocatoria para presentar proyectos que
han sido asignados a la institución. Tenemos un porcentaje de las horas de
parquímetro y contamos con un aporte para las personas que no tienen obra
social a través de la Secretaría de Salud, eso es sistemático y mensual. En
cuanto al Ministerio de Desarrollo Social seguimos trabajando por el taller
protegido con el sistema de becas y peculios, lo que llega a la institución es
la beca, que en este momento es de 500 pesos por cada operario, tiene un atraso
de unos meses pero se está regularizando poco a poco”.
En este momento, está comprometida con la rehabilitación de 28 personas.
«Es un número que fluctúa porque no todas las personas hacen las mismas
actividades, la rehabilitación tiene un tiempo que depende de cada persona, de
lo que necesite, a veces esta lista de espera corre rápido y otras veces queda
detenida por el trabajo que se hace desde lo individual”. Además, en el taller
protegido hay 33 operarios, “están en forma permanente en el horario de 8 a 17,
ya han asistido a rehabilitación, es una posibilidad de trabajo y pueden irse
cuando quieran, según sus intereses”.
El Centro Luis Braille cuenta con un equipo de rehabilitación, que compartimos
con el taller. Está compuesto por trabajadora social, psicóloga, profesora de
ciegos, profesor de lectoescritura Braille, un profesor de educación física,
una terapista ocupacional y un profesor de computación. El taller tiene dos
supervisores, uno para cada turno y la biblioteca está atendida por una
bibliotecaria profesional.
Momento clave
«Se presentaron unos proyectos en la CONABIP y en la municipalidad para
mejorar el edificio. La idea siempre fue tener una institución más grande, si
bien está muy bien mantenida, tiene muchos años”, contó Elizari a Ecodias.
Durante muchos años la temática del traslado estuvo presente. “Desde hace un
tiempo pensamos en trasladarnos, buscar un mejor lugar, más amplio, pero la
situación económica hace que eso sea muy difícil y la verdad que el lugar es el
apropiado, en cuanto a la cercanía al centro, las paradas del colectivos”.
Finalmente la situación se revirtió, “por suerte se resolvió con el apoyo de
una arquitecta, se pactó modificar el lugar para tener una entrada acorde, una
rampa, preparar la institución para tener el día de mañana un centro de día que
es el objetivo principal en este momento. Se está trabajando sobre eso»,
resumió Elizari. Esta semana cerró la convocatoria para realizar las reformas
del lugar, próximamente se conocerán los prestadores que han concursado y se
comenzarán las obras necesarias.
Capacitación
«Uno tiene que estar preparado para trabajar con un adulto que tiene
una carga emocional muy importante, que a veces les cuesta muchísimo tiempo
superar, por eso se necesita un buen equipo de trabajo y hacerlo de forma
integral”, reflexionó Elizari. “Y que no solamente vaya a la rehabilitación, lo
bueno es que tenga otro tipo de actividades donde pueda socializar, sentirse
contenido, disfrutar de la vida, realmente no vienen aquí por placer si no
porque han tenido una situación problemática, hay que acompañarlo con otras
cosas. Tenemos taller de memoria, teatro, música, de lectura, propuestas que
hacen a que la gente tenga una mejor calidad de vida, se puedan relacionar y
vengan a la institución también para pasarlo bien, divertirse, hacer amigos. Un
encuentro favorable para la persona y que se cumpla el objetivo de que sea
independiente”.
En cuanto a la atención de los adolescentes, se los integra en las tareas
extracurriculares, como computación, la biblioteca, el taller, ya que cuentan
con el apoyo de las escuelas que los integran y la Escuela 507 que los
complementa.
“Si la persona ciega no tiene otros componentes, tiene una familia que puede
estimularlo, contenerlo, lógicamente va ir progresando y va poder realizarse.
En el adulto es diferente, su situación es completamente diferente, muchas
veces sin poder aceptar lo que le ha pasado, no puede elaborar el duelo. El
joven, el niño y nosotros como profesionales no le damos todo para que se
desarrolle van hacer años perdidos, difíciles de recuperar, es muy complicado
integrarse a la sociedad, hacer una carrera, encontrar un trabajo. Las
posibilidades están dadas, pueden perder motivación porque no es tan fácil
ingresar en la universidad, en un oficio”.
En cuanto a la percepción social, Elizari aseguró que “la situación ha cambiado
muchísimo, una persona con discapacidad hoy no queda encerrada en su casa. Hay
infinidad de posibilidades que se pueden tomar y ejecutar. Hay más difusión y
conocimiento, desde muy pequeños los padres, las familias pueden trabajar en
esto, se trabaja a la par. En nuestro trabajo con el adulto también es
beneficioso trabajar a la par con la familia porque la persona al perder la
vista siente que su vida se termina, si tenía un trabajo es probable que lo
haya perdido, tiene que optar por una jubilación, si cuenta con la ayuda y el
trabajo en conjunto esa persona también va a cumplir su objetivo y va a tener
una mejor vida. Esto ha provocado un cambio en la sociedad, a medida que la
persona ciega se comunique con el resto y diga qué necesita, que podamos
comunicarnos la situación es diferente”.
“Mucha gente que visita Bahía Blanca se asombra porque hay mucha gente
discapacitada deambulando, trabajando, a pesar de que falta mucho en la ciudad,
en el orden laboral. Este es un problema muy grave, no se ha logrado demasiado,
tal vez en otros casos de discapacidad sea distinto”. Según Elizari hay que
concientizarse que “una persona ciega puede pensar, sentir, decidir”.
HISTÓRICO
El Centro es una entidad de bien público sin fines de lucro, cuyo objetivo es
rehabilitar a personas ciegas y con baja visión. Fue creada el 17 de septiembre
de 1959, con la intención de generar un lugar de encuentro, ofreciendo algunas
actividades básicas. Los primeros pasos se
dieron en calle Drago 26, en una oficina del Edificio Piza Roca. Posteriormente
en el año 1968 se adquiere el inmueble en Thompson 44 donde funciona
actualmente. Sus pioneros fueron Amelia Barbosa de Donato, Ana Bersano, Ana
Derasmo, Alba Rosich, Ricardo Mattei, Elicena Fernández, Rosalía Chistik, Dora
Martella, Antonio Zilio y Gonzalez Maglia de Peralta.
En el año 1971 se aprueba la construcción del taller, que comienza a funcionar
como Taller Protegido en 1972. Años más tarde, en 1986 es reconocido por el
Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano, incorporándose al sistema
de becas y peculios. Conjuntamente con el Taller comienza a funcionar la
Biblioteca, que se inaugura oficialmente en junio de 1987. Con el correr de los
años y el trabajo de personal especializado se incorpora una importante
cantidad de libros parlantes o audiolibros, libros escritos en braille y en
tinta. En diciembre de 1997 se logra el reconocimiento de la Dirección de
Bibliotecas de la Provincia de Buenos Aires como Biblioteca Popular Especial Nº
275.
Con respecto al área de rehabilitación, comienza a funcionar organizadamente en
el año 1992, en base al proyecto elaborado por la entonces presidente de la
comisión Directiva, Sra. María Elena Lojo de Pontet en conjunto con la
directora actuante profesora Norma R. Ormando y la colaboración del equipo
técnico a su cargo.
El Centro Luis Braille ha experimentado una valiosa transformación desde sus
orígenes hasta la actualidad, gracias al esfuerzo fecundo de las personas que
trabajaron y trabajan por el bien del mismo. Los recursos económicos que
sostienen el accionar de la institución son escasos: subsidios estatales,
acuerdos con las obras sociales, venta de papel, rifas, donaciones y cuotas de
socios.
Muchos son los proyectos actuales por los que se está trabajando: construir una
nueva sede, incorporar un centro de día, mejorar los ingresos y aumentar la
capacidad horaria de los profesionales para lograr dar respuesta inmediata a
las necesidades de los concurrentes. Por esta razón urge mejorar los ingresos,
esto permitiría que la institución crezca y continúe ocupando un lugar de
importancia dentro de la comunidad de la ciudad de Bahía Blanca.
Fuente: www.braillebahiablanca.com.ar
CAMPAÑA DE SOCIOS
Los interesados en colaborar pueden hacerlo en Thompson 44, de lunes a viernes
de 9 a 12. El socio puede aportar con una cuota mínima de 30 pesos. “Hemos
organizado una campaña directamente desde la institución” recalcó la directora.
Los voluntarios se pueden anotar en la biblioteca institucional. Para mayor
información el teléfono de contacto: 4522498.
> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
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> Difusión en redes sociales
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> Colaboradores
Claudio Eberhardt
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