La Biblioteca Popular Daniel Aguirre
cumplió 20 años de actividad, inserta en el barrio Universitario, atiende a
todo público con literatura de todos los tiempos.
El 31 de octubre festejaron dos décadas, los festejos se extendieron a lo largo
de todo el mes de noviembre. Con sede en la calle Uruguay 467, “fue proyectada
hace más de 40 años con la construcción de la sociedad de fomento y la sala
médica, eso que estaba puesto a futuro demoró y costó un montón”, recordó
Carina Zabaloy, bibliotecaria de la institución desde hace 14 años.
Los avances han sido muchos, “la sala infantil no tenía mucho material, en eso
se hizo hincapié, hubo una fuerte inversión en los chicos, empezamos a tener
visitas guiadas, y entonces esta sala se puso en vigencia”. Los jardines de
infantes son los más presentes, “tenemos la Valijita Viajera, para que los más
chicos y sus familias lean, ahora tenemos mucho material”. Uno de los grandes
capitales de la Biblioteca es su colección de libros álbum y de historietas,
también libros que tienen que ver con el planeta, con la naturaleza, “de eso no
había nada o lo que había era muy viejo, de eso se empezó a adquirir mucho,
sumamos los libros de dinosaurios, así que la sala nos está quedando chica”.
El barrio es muy grande y muy heterogéneo, “la gente lo asocia a estudiantes,
pero también están los abuelos y las familias jóvenes con chicos, se va
renovando ese público”. Las instituciones escolares son el plan fijo de las
visitas, “las escuelas próximas son la 63, 306, la del Parque de Mayo, vienen
de San Cayetano, muchos también de Claret y las Escuelas Medias”.
Los recursos para la compra de libros es complicada, la provincia de Buenos
Aires aporta una subvención para el sueldo de la bibliotecaria, los aportes del
mismo y la compra de material bibliográfico. “Para comprar libros dependemos de
la municipalidad, que nos envía un subsidio anual, también hacemos rifas,
bingos y participamos del picnic de las bibliotecas”.
La biblioteca recibe donaciones de libros, “cuando tenemos los ejemplares
repetidos armamos paquetes de los que están en buen estado y los canjeamos en
una librería por material nuevo, ya que un best seller es muy caro”. El año
pasado recibieron 10 libros álbum por parte de la Bolsa de Cereales, quienes
respondieron al proyecto de seguir actualizando la bibliografía para los más
chiquitos.
Misterio y festejos
Daniel Aguirre fue el primer bibliotecario bahiense, “fue convocado en los
albores de la Biblioteca Rivadavia, por eso ella tiene una sala con su nombre”.
Rubén Bini fue el fundador de la biblioteca, “en esa época no fue menor
encontrarle un nombre, teniendo en cuenta que siempre rondan los nombres de
próceres”. Sobre Aguirre gira un gran misterio, porque no se saben dónde se
encuentra sepultado, “hay documentos que dicen que está en el viejo cementerio,
ubicado en la plaza de la calle 9 de julio y Moreno”.
Las actividades a lo largo del mes fueron muy diversas con el propósito de
captar diferentes públicos y se realizó un gran esfuerzo para que sean
gratuitas, de esta manera, la gente podría disfrutar de los eventos y
apropiarse de la entidad educativa y cultural. “Arrancamos con la comedia
municipal de La Nona, un taller de artesanías, también hubieron cuentos con
Kamishibai a cargo de Entremundos. Otra de las actividades fue la proyección
del documental Los Caronti”. La realización del pic nic en el Bahía Blanca
Plaza Shopping fue parte de este cumpleaños, aunque no se logró una recaudación
superior a la del año pasado.
El mismo 31 se concretó el descubrimiento de la placa, un festejo íntimo e
institucional, que reivindicó la labor y el compromiso de los vecinos, “hicimos
torta y comimos con todos los que vinieron”. El cierre fue un gran bingo
literario, “con el mismo recaudamos fondos, con más de 80 personas, todos
vinieron para colaborar con la biblioteca, fue una tarde muy divertida que
empezó a las 16 hasta las 20 horas”. Gustavo Vanguarden tocó con sus
instrumentos aerófonos, “también explicó el origen y uso de cada uno, fue una
hermosa actividad”. Los cuentos estuvieron a cargo de Silvina Juárez y Teresa
Prost, y por la noche se hizo una clase de Cha-Cha-Cha, el baile de salón.
Proyectos
La tarea cotidiana no sabe de cumpleaños, la hemeroteca está siendo
reacomodada, “estamos poniendo en valor revistas, es muy complicado definir
porque estamos condicionados por el espacio, algunas publicaciones no se mueven
por 10 años y no tienen un valor significativo”.
Otra meta continua es sumar socios, “estamos cobrando 60 pesos el bimestre, con
la posibilidad de llevarse hasta 3 libros y a los 10 días los devuelve y se
lleva otros 3; es impensado comprar esa cantidad de libros para una persona, el
uso de la biblioteca es fundamental”.
La actividad de la página de Facebook está sumamente actualizada, “además se
pueden realizar consultas a través de ella, contamos con ese servicio para
comodidad del socio y el interesado, nos estamos abriendo de a poco”. Para los
interesados y próximos, la Biblioteca popular cuenta con servicio de wifi
gratuito, por lo tanto, se puede realizar consulta bibliográfica y trabajo on
line. La Biblioteca Daniel Aguirre se refortalece y vive por la fuerza de sus
fundadores y la acción continua de los vecinos y socios.
DANIEL AGUIRRE. NUESTRO BIBLIOTECARIO
CUBANO
“Conocimos
a vecinos de la ciudad que conservaban fresco aún el recuerdo del primer
bibliotecario que tuvo la Asociación Bernardino Rivadavia. Era un hombre
modesto de carácter original pero de trato afable y bondadoso activo y
entusiasta en grado sumo. La amistad con los libros y las relaciones con los
hombres había hecho su conversación amable y entretenida manteniéndose decidor
hasta en los días de la penosa enfermedad que lo llevara a la tumba.
Don Daniel Aguirre -“el viejo Aguirre”-, había nacido en la Habana, desde donde
sus padres, aún niño lo llevaron a España. Permaneció en Bilbao algunos años y
después volvió a Cuba recorriendo más tarde buen número de países hasta que en
1881 vino a parar a estos lares, quién sabe por qué azar de la suerte.
Aquí se empleó como tenedor de libros en el Hotel de las Naciones donde trabó
amistad con los Caronti, siendo Luis, quién lo hizo nombrar bibliotecario de la
sociedad de información. Por cierto que no podía haberse encontrado otro hombre
con mejores condiciones.
El viejo Aguirre con tesón, método y entusiasmo ejemplares, mantuvo abierta la
biblioteca durante 13 años consecutivos. En momentos en que hasta los mismos
dirigentes tenían vacilaciones y llegaban a dudar del porvenir de la
institución, era Daniel Aguirre quien no había de desmayar un instante y, constituido
en alma de la asociación, tendría abiertas las puertas de la Biblioteca.
Fue también secretario del consejo escolar con el mismo celo y capacidad de
trabajo pero a este empleo renunció poco después. En 1890 fue nombrado
encargado de esta repartición con motivo de un conflicto surgido entre las autoridades
del Consejo y la Dirección de Escuelas.
Este hombre ejemplar falleció el 6 de julio de 1895. 4 carruajes y 20 personas
acompañaron sus restos a la última morada en el cementerio.
Don Ángel Brunel, presidente entonces de la asociación hizo el elogio, bien
merecido por cierto, del extinto. El Porteño, diario de la época, termina así
la nota necrológica: “¡Pobre Aguirre! ¡Bueno y generoso! Vino a morir pobre,
solo y sin un ser que sobre su tumba vaya a derramar una lágrima de dolor y de
pesar”.
Como homenaje a su primer bibliotecario el consejo directivo hizo confeccionar
un cuadro recordatorio que siempre ocupado sitio preferente en la Biblioteca.
Es indudable que Daniel Aguirre dio la tónica y fijó rumbos para la tarea del
bibliotecario. Que tuvo visión y no trabajó solo para el momento lo prueba el
cuidado que se tuvo en guardar los periódicos de entonces que se poseen desde
los últimos días de 1883 (“El Porvenir” y “El Reporter”) desde entonces hasta
ahora la historia de Bahía Blanca, la historia viva y no de protocolo, está en
esos archivos seguramente muy escasos en otras ciudades argentinas”.
Fragmento
de “Cien años de historia 1882 – 1982. Daniel Aguirre, primer bibliotecario”. García,
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