“Cumplir cien años fue muy emotivo, empecé a trabajar en la biblioteca en 1994. Fue muy emocionante reencontrarme con mi compañera de toda la vida, estuvimos más de veinte años juntas”, expresó la bibliotecaria, Adriana Ruano, en comunicación con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios.

La Biblioteca Popular Bartolomé Mitre festejó a lo grande, con vecinas y vecinos de Villa Mitre y toda la sociedad bahiense. “Estoy muy orgullosa, es mi lugar en el mundo, el trabajo que amo y las personas con quienes trabajo en plena libertad”, sostuvo Ruano.

“En los años que estuve hemos pasado muchas dificultades, la biblioteca estuvo a punto de cerrar”, comentó. La comisión directiva actual fue quien cambió el temporal. Fue en el año 2007 cuando se conformó una comisión normalizadora a raíz de que la biblioteca había perdido todos los subsidios, tenía las cuentas de los bancos cerradas y se mantenía solamente con la cuota social. Tal es así que se les debía los sueldos, las cargas sociales y existía una moratoria que había que pagar.

“La comisión directiva está conformada por veinticuatro personas que siempre están al pie del cañón, salvaron la biblioteca porque comenzaron a llamar a los socios para que participen del renacer de la biblioteca”, añadió la bibliotecaria. Las empleadas, a su vez, también cumplieron un rol sumamente importante, ya que cuando se les comunicó que no les podían abonar el sueldo, fueron ellas quienes confiaron en la comisión de que iban a salvar la biblioteca, comprometiéndose a pagarles las cargas sociales para que luego cuando llegase el momento se pudieran jubilar. “Entre todos, como se hace desde el 2007 en adelante, trabajamos todos por un mismo fin, llevar la biblioteca hacia adelante. Por suerte llegamos al 2022 con todas las cuentas saldadas, recibiendo subsidios que se rinden en tiempo y forma, cada vez con más socios, más actividades”, enfatizó.

Luego llegó la pandemia, pero no fue impedimento para la labor de la institución social, se reinventaron e hicieron delivery de libros para socios y socias, luego abrieron atendiendo por una ventana, reformaron e incorporaron todos los protocolos correspondientes para poder atender a la comunidad. “No se abandonó a la gente en estos dos años de pandemia”, sostuvo Ruano.

Nada sería posible sin el apoyo y aporte de la comunidad vecinal, es por ello que es muy importante para la biblioteca que se asocien, además de ir sembrando la semilla de la lectura.

ORÍGENES
“En 1922 un grupo de vecinos sintieron la necesidad de formar un centro de fomento, la barriada necesitaba muchos servicios”, recordó Ruano. Ese año se organizó una reunión en el viejo cine La Campana, con el fin de organizar el centro. El primer nombre fue Centro Cultural las Villas, pero no se quedaron ahí, comentaron además que debían fundar una biblioteca para que la gente de Villa Mitre no tuviera que trasladarse hacia el centro de la ciudad, que en ese momento era un largo trecho.
De esta manera, se fundó la biblioteca y la sociedad de fomento. En un principio, funcionó en la locación del viejo cine, luego se trasladó a la calle 14 de julio al 400 y desde el año 1935 se compró el predio y funciona donde actualmente se encuentra, en Washington 232. Además en ese mismo año se logró la personería jurídica. A partir de allí el centro fue creciendo, se cambió el nombre a Centro de Fomento Recreativo Las Villas. El nombre proviene de que allí el señor Generoso Fomento editaba la revista Fomento, donde se incluían los acontecimientos de la villa.
Cada tres o cuatro meses, se edita la revista La Campana, haciendo honor al primer lugar donde funcionó y abrió sus puertas la biblioteca. Se trata de un boletín informativo para el barrio, gracias a los aportes abonados por los comercios.

Autor: Redacción Ecodías