“Suele suceder que a veces las cosas que se hacen muy grandes surgen de casualidad y uno no lo espera”, expresó la abogada, especialista en derecho animal Alejandra González, fundadora del Centro de Recuperación Equina Nelquihue.

En 2013 vio en Facebook muchos comentarios acerca de un animal caído en la vía pública: “Todos decían: pobrecito que alguien haga algo”, pero quedaba solo en los comentarios, no veía gente que dijera: voy y ayudo, era una expresión de un simple deseo. Así que decidí hacer”, explicó. Se comunicó con las autoridades municipales para entender por qué no se cumplían las leyes y se enteró de que en la ciudad no había un espacio para la atención de los animales víctimas de maltrato, que finalmente, se quedaba con su victimario. “Eso me dio mucho pesar”, añadió la veterinaria. Al principio, no disponía del lugar con el que cuenta actualmente y se comprometió como guardadora, teniéndolos en diferentes guarderías hasta que en 2014 pudo alquilar la quinta donde trabajan como un centro de recuperación equina.

El fin principal y que todavía mantienen, es poder ayudar a los animales, pensando en un primer momento que podrían llegar a ser 10 o 15 caballos, “y que podría llegar a ser como un ejemplo para que no los maltraten, pero no pasó eso sino todo lo contrario, tenemos 96 animales. Otros tantos han venido y fallecieron por el estado en el que entraron, y otros fallecieron luego de estar años en el centro y por su patología”.

Mayores responsabilidades

Con el correr del tiempo, surgieron otras necesidades estatales como animales sueltos en la vía pública, sumándose desde el Centro a trabajar en la prevención. “Veíamos accidentes de tránsito gravísimos, tanto para las familias de Bahía Blanca y para los propios animales, que no tienen la culpa de que los dejen atados a la vera del camino y soltarse”. Por ello empezaron a recibir también a dichos animales y la suma se hizo cada vez más grande.

El trabajo es totalmente voluntario, participan más de veinte personas, abriendo convocatorias dos veces al año para que se sumen quienes deseen ayudar. Voluntarias y voluntarios más antiguos les enseñan a los nuevos, trabajando en conjunto hasta que luego de unos meses puedan hacerlo de manera autónoma.

Es una labor dificultosa, trabajar con grandes animales conlleva mucho esfuerzo y responsabilidad. Es por ello que cuando abren la convocatoria resaltan la responsabilidad y el compromiso de aquellos que quieran participar, ya que se hace todo tipo de trabajo en cuanto al cuidado de los equinos, desde limpiarles el corral o repararlo si lo rompen, darles de comer, limpiar bebederos, armar camas, además de que el equipo veterinario más antiguo da cuenta de la patología de los animales y las personas nuevas realizan las tareas que les mandan. Es un trabajo de 24 horas, ya que los caballos comen cuatro veces por día, también los deben bañar y cepillarlos.

Como se mencionó, el trabajo es a voluntad y por ende conseguir todos los recursos para los animales depende de la autogestión. Es por ello que hacen rifas y visitas guiadas para poder recaudar el dinero necesario. Para colaborar y aportar a través de rifas o trabajo voluntario visitar sus redes sociales.

Autor: Redacción Ecodías