Instrumentados a través del Ministerio de Desarrollo Social que conduce Alicia Kirchner, los microcréditos son una política pública que, basada en la confianza hacia los trabajadores, permitieron fortalecer medio millón de puestos de trabajo. Esta herramienta es una de las claves para que las cooperativas, los talleres familiares y los emprendimientos productivos sigan surgiendo y se afiancen en todo el país.

Cientos de miles de trabajadores fueron excluidos y quedaron a la vera del camino producto de las políticas neoliberales de décadas anteriores, que trajeron consigo la desregulación de las importaciones, ajuste y la reducción del mercado interno. Justamente, desde 2003 a la fecha, ese sector se ha transformado en uno de los más dinámicos con un crecimiento permanente y sostenido gracias a la voluntad de los trabajadores, pero también al apoyo permanente del Estado. Una de las claves de ese crecimiento, sin dudas, fueron los microcréditos.

La actual ministra de Desarrollo Social y gobernadora electa de Santa Cruz, Alicia Kirchner, fue una de las principales impulsoras -cuando era senadora- de que además de que los microcréditos sean una política pública y social, sean también una ley nacional, la 26.117. En este marco, la ministra sostiene que “el trabajo es el mejor organizador social y la mejor política de inclusión y desarrollo”. Y asegura que desde la cartera “se impulsa el cooperativismo, la promoción del microcrédito, el apoyo a los proyectos productivos y la generación de estrategias de comercialización con la mirada puesta en la persona”.

Los microcréditos son otorgados por el Ministerio de Desarrollo Social a través de la Comisión Nacional de Microcrédito (Conami). Estos préstamos, que equivalen hasta 12 salarios mínimos, son articulados a través de 1.626 organizaciones que trabajan en conjunto con el Estado, quienes los distribuyen en forma directa y acompañan a los emprendedores.

Aquí, los “Bancos Populares de la Buena Fe” son fundamentales, y basados en las garantías solidarias y de palabra se encargan de articular entre el Estado y los emprendedores los préstamos, los cuales cuentan con una tasa de devolución del 92 por ciento, lo que sin dudas le da sustentabilidad al programa.

A través de estos préstamos otorgados por el Ministerio de Desarrollo Social, miles de trabajadores que comenzaron con pequeños Talleres Familiares, o dentro del programa Manos a la Obra -el cual está a cargo de la Subsecretaría de Organización de Ingresos Sociales que dirige Mariana Sosa y promueve subsidios no reintegrables para la adquisición de maquinaria o insumos- hoy son parte de una cooperativa. Incluso, muchas cooperativas ya han comenzado a trabajar en red, a formar grupos asociativos, lo que incluso los convierte en un sector más pujante y competitivo de cara al futuro. Algunas, de hecho, hasta han comenzado a exportar su producción.

La red Tejido Social Nacional (Tesson) es una muestra de este trabajo asociativo y de crecimiento impulsado desde el Ministerio de Desarrollo Social. Este grupo conformado por 90 cooperativas y 17 emprendimientos textiles no sólo fabricaron 6 5 0 mil juegos de sábanas que el Estado adquiere para distribuir en hospitales públicos y centros de salud de todo el país, sino que ya confeccionaron 6 millones de guardapolvos para chicos de escuelas públicas y también han hecho uniformes para las fuerzas de seguridad, entre otros.

Fuente: Diario Ámbito Financiero