La iniciativa surgió del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Villa María, que realizó un diagnóstico participativo de la Cooperativa 7 de Febrero. Se pretende así fortalecer a la organización que realiza la clasificación de residuos en la planta municipal y presta otros servicios a la comunidad.

Para llevar adelante el trabajo territorial actuó un equipo de docentes y estudiantes avanzados con experiencia en el tema, con el objetivo de generar un espacio de reflexión y análisis del funcionamiento de la cooperativa, para “construir propuestas y líneas de acción que permitan enfrentar las dificultades y los nuevos desafíos que se presentan a unidades productivas vinculadas a la clasificación y separación de residuos sólidos urbanos en la ciudad de Villa María”, explicó el coordinador del proyecto, Federico Zuliani.

La perspectiva de trabajo partió del reconocimiento de los saberes y conocimientos de las trabajadoras y trabajadores, a partir de su trayectoria y la experiencia gestionando y trabajando en la cooperativa.

En el diagnóstico identificaron la infraestructura e insumos con los que cuenta la organización, y reflexionaron sobre el sentido de pertenencia de los socios con la Cooperativa.

Luego del análisis, el equipo presentó un proyecto de extensión para seguir trabajando y profundizando en la sustentabilidad de la unidad productiva. Zuliani expresó que en los diferentes talleres se identificaron las dificultades en la tarea, “pero hay otros que requieren recursos técnicos, financieros y políticos con los cuales no cuentan”.

En base a todo lo trabajado también se elaboraron una serie de alternativas en tres niveles. “Las propuestas de corto plazo podrían ser logradas con los recursos financieros y técnicos con los que ya cuenta la organización; las de mediano requieren mayores recursos financieros, técnicos y también otro nivel de articulaciones con instituciones y empresas; y las de largo plazo requieren más tiempo, planificación, recursos financieros y técnicos, inversiones fuertes, modificaciones en las conductas de los usuarios del servicio de recolección, mucha articulación y cooperación con municipalidad, empresas y comunidad”, precisó. En ese marco, una de las posibilidades concretas que surgió fue el agregado de valor a los materiales recuperados, para “que no se vendan en bruto”.

Cabe destacar que la cooperativa se financia con aportes de la Municipalidad, y con la venta del material recuperado que es bastante poco. La planta tiene capacidad para que trabajen 90 personas, pero actualmente no llegan al 20 por ciento de ese número.

La separación en origen de los residuos y su posterior clasificación y reciclado tiene efectos positivos para la ciudad; y las expectativas están estrechamente vinculadas al grado de conciencia que se pueda lograr como comunidad. “Habría que preguntarse cómo logramos ese nivel de conciencia que nos permita entender que aprovechando lo que tenemos podemos cuidar el ambiente, ahorrar dinero que se utiliza para la disposición final, generar más puestos de trabajo en la localidad, entre otras cosas”, especificó Zuliani.

Acerca del contexto económico, el especialista consultado señaló que “afecta a la entidad cooperativa como a cualquier otra unidad productiva, es decir, los costos de los insumos se incrementan con la inflación, las ventas disminuyen; pero tiene la fortaleza de ser una organización gestionada por sus propios trabajadores y trabajadoras”.

Fuente: El Diario del Centro del País