“La Cooperativa se fundó hace dos años atrás con el objetivo de producir plantas aromáticas”, explicó la presidenta de la Cooperativa de Trabajo Mujeres de Tierra de Pedro Luro Ltda., Celina Fuentes. Relató que comenzaron con la producción de plantines en un vivero para su venta. Posteriormente, tras lograr una buena comercialización, ampliaron su escala. Decidieron plantar directamente en la tierra para incrementar significativamente el volumen de su producción.

“Nuestro objetivo principal es producir las aromáticas para agregarles valor”, afirmó Fuentes con convicción, entrevistada en Radio Nacional Viedma. La meta final no es solo vender la materia prima, el plan es transformarla mediante un proceso de elaboración. “Ahora estamos en la producción y luego vamos a hacer el aceite esencial de todas las aromáticas”, precisó. Ese aceite será la base para una nueva línea de productos con mayor valor agregado.

Ese salto cualitativo les permitirá incursionar en el mercado de la cosmética. “Eso nos serviría para dar valor a esa materia prima que sería, por ejemplo, en nuestro proyecto está hacer champú, velas aromáticas, crema, jabones, también cosmetología”, enumeró. Actualmente se encuentran a la espera de un destilador, clave para este proceso.

El respaldo técnico para una producción sostenible

La producción que llevan adelante se caracteriza por ser orgánica. Así lo confirmó al ser consultada sobre el método de cultivo. Para lograr este estándar, reciben apoyo y asesoramiento especializado. “Nos acompaña el INTA como institución técnica, y nos asesoran sobre la producción”, indicó. Esta asistencia es fundamental para mantener la calidad de sus cultivos.

La escala de su trabajo es considerable. “Tenemos más o menos una hectárea de aromáticas”, describió la cooperativista. Pero su trabajo no se limita a estas plantas. La diversificación es una parte clave de su modelo productivo. “También hacemos ornamentales, tenemos también producción de hortalizas, también tenemos ajos”, detalló. Esta variedad les otorga una mayor sustentabilidad económica y aprovechamiento de la tierra.

El grupo está compuesto exclusivamente por mujeres, un colectivo sólido y organizado. “Somos alrededor de 10 a 12 mujeres que estamos trabajando en este predio”, especificó. Su labor se divide entre las tareas en el vivero y el trabajo directo en el campo. Esta organización les permite manejar eficientemente ambas unidades productivas.

Canales de comercialización y arte en la diversidad

La comercialización de sus productos se realiza a través de varias líneas. Tienen presencia en ferias locales para llegar directamente a la comunidad. También reciben pedidos directos de vecinos y gestionan puntos de venta en comercios.

Si un cliente realiza un encargo, ellas mismas se encargan de la logística. “Y por ahí si tenemos pedidos también se los acercamos”, afirmó. Además de la producción agrícola, desarrollan una intensa actividad artesanal. “Nosotros también hacemos tejidos artesanales, o sea, hacemos tejidos con agujas a crochet, pintura también, manteles, bordados, todo eso, reciclados también hacemos”, enumeró con orgullo. Estas piezas se venden principalmente por pedido.

Actualmente, tienen una comisión internacional que demuestra la calidad de su trabajo. “Tenemos un pedido de una compañera trabajadora social de Portugal que cada año nos visita”, reveló Fuentes. Para ella, deben confeccionar una variedad de ítems. “Tenemos un pedido de hacer, por ejemplo, caminitos, portapavas, llaveros, entre otras cosas”, detalló. Este tipo de encargos fortalece su economía y visibilidad.

Proyección a nuevos mercados y un objetivo claro

Respecto a la expansión geográfica de sus ventas, por ahora son locales, “en la zona de Pedro Luro, pero si alguien nos pide, llegamos a la comarca de Patagones-Viedma”, aseguró. Como ejemplo de su capacidad de producción, mencionó un stock disponible. “Hoy tenemos como mil plantines de orégano para la venta”, informó. Esta cantidad refleja el crecimiento de su emprendimiento.

Si no logran vender todos los plantines, tienen un plan B. “Si no lo vamos a poder vender, lo vamos a plantar para hacer el aceite esencial del orégano. Lo plantamos en el campo”, explicó. Esta estrategia muestra una planificación cuidadosa que evita el desperdicio. Todo su excedente se reintegra al ciclo productivo principal de valor agregado.

La mirada puesta en el futuro del emprendimiento

El apoyo técnico que reciben ha sido descrito como crucial para su desarrollo. “Muy importante la asistencia técnica porque también hacemos cursos en cuanto a cómo plantar y cómo hacer los cultivos en las capacitaciones”, valoró. Este conocimiento les permite optimizar sus procesos y tomar mejores decisiones. La guía constante es un pilar para su confianza y progreso.

“Siempre es muy importante para nosotros y en base a eso nos vamos guiando y siguiendo el camino”, reflexionó la integrante de la cooperativa. Este acompañamiento las impulsa a persistir en su visión a largo plazo. Su determinación es firme para alcanzar las metas que se propusieron. “Tenemos que salir a cumplir nuestro objetivo”, sentenció con seguridad.

En cuanto a los proyectos para el próximo año, la prioridad está clara. “Vamos a seguir con esto de las aromáticas”, afirmó. Sin embargo, también contemplan diversificar un aspecto de la producción primaria. Pero el foco principal sigue siendo consolidar el proceso de industrialización.

“Primero lo vamos a hacer todo lo que nos falta hacer, el aceite esencial y más el agregado de valor”, definió. Su plan es secuencial y metódico. Quieren coronar el proceso productivo que iniciaron con la tierra. “Primero queremos cumplir ese objetivo, y luego veremos qué hacer después”, concluyó, mirando al futuro con esperanza.

Autor: Redacción Ecodías