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La integración democrática genera soluciones innovadoras
La 21° edición presentó una modalidad de conversatorio, reemplazando el formato tradicional de disertaciones. Basada en preguntas y ejes temáticos, la dinámica facilitó un debate fluido entre los panelistas, quienes analizaron casos concretos de colaboración en todas las áreas de la vida cotidiana de las comunidades, mostrando resultados tangibles.
Categoría: Economía social
La integración democrática genera soluciones innovadoras 3

El Aula Magna de la Universidad Nacional del Sur (UNS) fue, una vez más, el escenario de las Jornadas Universitarias de Entidades de la Economía Social, un espacio ya tradicional que consolida año tras año el diálogo fructífero entre el ámbito académico y el movimiento asociativo.

Organizado por el Departamento de Ciencias de la Administración de la UNS y la Asociación Intercooperativa Regional, esta 21ª edición se enmarca de manera significativa en el Año Internacional de las Cooperativas 2025, declarado por la Organización de las Naciones Unidas bajo el lema Las Cooperativas construyen un mundo mejor.

La jornada convocó a un diverso público compuesto por autoridades universitarias, dirigentes de entidades, estudiantes y representantes municipales, quienes, tras el acto protocolar que incluyó la entonación del Himno Nacional, dieron paso a un conversatorio dinámico diseñado para reflexionar, intercambiar aprendizajes y proyectar el futuro del sector. La modalidad elegida, alejándose del formato clásico de disertaciones, priorizó el debate fluido y la puesta en común de experiencias concretas, con el objetivo de inspirar y fortalecer las redes de colaboración.

Para comprender la profunda significación de este encuentro, el presidente de la Asociación Intercooperativa Regional, Enrique Moreno, realizó una evocadora semblanza de los orígenes: “Allá por octubre del 2005 se celebraba la primera jornada en esta misma aula magna que tuvo también carácter de adhesión al 50° aniversario de la universidad”. El referente cooperativo puso especial énfasis en los pioneros que impulsaron la incorporación del cooperativismo en las aulas.

Esta rica historia de vinculación fue ampliada por el director decano del Departamento de Ciencias de la Administración, Gastón Milanesi, remontándose a los orígenes mismos de la casa de estudios. “El lazo y la participación de docentes y profesionales de la economía social, en el caso nuestro, reconoce su génesis ya desde los tiempos de la creación del Instituto Tecnológico del Sur” en 1946.

Finalmente, el rector de la UNS, Daniel Vega, enfatizó el carácter único de esta alianza. “Estamos realmente muy orgullosos de la sinergia que se ha dado entre la academia y el movimiento cooperativo, algo que (…) creo que no exagero si digo que es bastante inédito a nivel global”. Vega rindió homenaje a “estos gigantes que tuvimos en la Universidad Nacional del Sur, que no solo trabajaron incansablemente por fortalecer el movimiento cooperativo, sino que lo pusieron en valor y batallaron para que forme parte de la currícula y de la formación de nuestros profesionales”.


Los disertantes

Con la modalidad de un conversatorio y coordinado por Mariano Glas y Alejandro Darío Marinello, cuatro referentes de distintos sectores del modelo asociativo, cuyas trayectorias y experiencias enriquecieron el debate. Director de INAES y presidente de la Confederación Conarcoop, Ramiro Martínez es cofundador de la Cooperativa de Trabajo Creando Conciencia Ltda., dedicada a la gestión integral de residuos. Desde su intervención inicial destacó el valor de las acciones concretas: «La integración real es la apuesta de los valores y pensar como desde diferentes entidades, más allá de los encuentros, de las charlas, en la acción diaria, podemos llevar adelante una praxis que transforme la realidad».

La presidenta de la Federación Santafesina de Cooperativas de Electricidad (Fescoe), Gisela Wild, es una reconocida promotora de la equidad de género en el sector. Aportó una mirada estratégica sobre los servicios públicos y la innovación.

El presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento Ltda. (Facttic), Manuel Leiva, representó la vanguardia tecnológica y el impulso joven, afirmando: «Lo que aquí se trata es de que el cooperativismo sea esa pasión, ese fuego para pensar que se pueden hacer las cosas distintas».

Finalmente, la presidenta del Consejo Central de ACA Jóvenes, María Lucía Bregant, aportó la perspectiva de las nuevas generaciones del agro, señalando: «A mí no me gusta decir que los jóvenes somos el semillero de las cooperativas o del agro, sino que yo creo y ya nosotros en ACA jóvenes lo estamos haciendo (…) estamos siendo ya protagonistas hoy tomando decisiones, ocupando espacios».


Integración cooperativa y juventud

El primer bloque del conversatorio se centró en dos ejes fundamentales para la vitalidad del sector: la integración concreta entre entidades y el dinamismo que imprimen las juventudes. Lejos de quedarse en declaraciones de principios, los expositores detallaron casos exitosos que materializan el principio de cooperación entre Cooperativas.

Ramiro Martínez ilustró este concepto con un caso emblemático de economía circular desarrollado con la Cooperativa Obrera. Narró cómo 24.000 kilogramos de bolsas plásticas en desuso fueron transformadas en madera plástica para la fabricación de bancos que hoy equipan espacios públicos en diversas localidades. El dirigente valoró esta experiencia como «una acción real que va más allá de lo enunciativo», destacando cómo la articulación entre entidades permite convertir un pasivo ambiental en un activo social con impacto concreto en las comunidades.

Desde la perspectiva de los servicios públicos, Gisela Wild analizó los distintos niveles de integración. Reconoció que mientras la articulación gremial está consolidada, el verdadero desafío reside en trascender hacia la integración económica sostenible. Comentó el trabajo de Fescoe en el desarrollo de modelos asociativos para la transición energética, donde la federación actuó como articulador entre cooperativas de base y programas provinciales.

Asimismo, presentó Fomecop como una iniciativa superadora que promueve la integración territorial en el Gran Rosario, rompiendo con el enfoque sectorial tradicional que había caracterizado al cooperativismo de servicios.


Nuevos liderazgos para un modelo en evolución

La energía de las juventudes se manifestó con particular fuerza durante el panel. Manuel Leiva relató el proceso fundacional de su Cooperativa tecnológica, surgida del cruce universitario y del desencanto con las formas tradicionales de organización laboral. El dirigente confesó que su motivación inicial no fue ideológica sino profundamente práctica: «No nos gustaba porque nos trataban mal y no podíamos proyectar nuestro crecimiento». Hoy, esa iniciativa ha convertido a Redjar Cooperativa de Trabajo Ltda. en la segunda empresa social tecnológica más grande del país, demostrando la vigencia del modelo para profesionales que buscan equidad y participación efectiva.

María Lucía Bregant describió la estructura federal de ACA Jóvenes, que articula a más de 700 miembros a través de 54 grupos de base distribuidos en siete regionales. Compartió experiencias como el proyecto de ecobotellas desarrollado en su localidad natal, donde la juventud cooperativista trabajó conjuntamente con escuelas y otras instituciones. «Esto genera un espacio de integración concreta que sirve para los jóvenes del pueblo», explicó, mostrando cómo las acciones locales construyen capital social y fortalecen el entramado comunitario.

El desafío de captar y retener jóvenes en sectores específicos como los servicios públicos fue abordado por Gisela Wild de manera crítica. La dirigente señaló que en muchas cooperativas eléctricas el vínculo con los asociados suele establecerse a partir de problemas puntuales, lo que dificulta la identificación con el modelo. Entre las estrategias para revertir esta situación, mencionó el trabajo sistemático con cooperativas escolares, la organización de encuentros juveniles sectoriales y, fundamentalmente, la vinculación estratégica con las universidades. «Que los profesionales vean en nosotros una carrera, una forma de vida», propuso como objetivo central.


Claves para el relevo generacional

Ramiro Martínez aportó una mirada cuantitativa y social sobre la participación juvenil, revelando que entre los 45.000 trabajadores del sector cooperativo de Trabajo, el 30% son jóvenes menores de 23 años y el 60% son mujeres. El dirigente destacó el rol de la confederación en certificar saberes prácticos, especialmente para aquellos que no acceden a la educación superior formal. «Ese conocimiento acumulado tiene valor conceptual y curricular», afirmó, reivindicando la formación en el territorio como herramienta de inclusión y movilidad social.

Manuel Leiva cerró el bloque con una reflexión provocadora que cuestionaba el concepto tradicional de los jóvenes como «semillero». «Los cooperativistas no nacen de los árboles», afirmó, señalando la necesidad de crear herramientas concretas que faciliten su participación efectiva en los órganos de decisión. El dirigente tecnológico interpeló a la audiencia con una pregunta crucial: «¿Cómo damos lugar al protagonismo como espacio de acción y aprendizaje constante?», planteando así el desafío de generar mecanismos institucionales que traduzcan la retórica de la participación en prácticas concretas de gestión compartida.

La integración demostró ser así no solo un principio doctrinario sino una práctica concreta que multiplica el impacto del modelo, mientras las juventudes emergen como actor protagónico que renueva y proyecta los valores asociativos hacia el futuro.


Educación y desafíos futuros

El segundo bloque del conversatorio se adentró en los cimientos que garantizan la sostenibilidad del modelo: la educación y la formación, para luego proyectar los desafíos que el sector enfrenta en un contexto nacional e internacional complejo y cambiante.

Lucía Bregant estableció el tono del debate al afirmar que toda la reflexión anterior carecería de sentido sin un sólido trabajo formativo. La dirigente juvenil explicó que en ACA Jóvenes han desarrollado un enfoque de «aprendizaje continuo» donde la práctica se convierte en el principal espacio de formación. Detalló cómo las rutas productivas, los seminarios nacionales y los proyectos comunitarios funcionan como aulas extendidas donde los principios se internalizan a través de la experiencia concreta, complementando así la formación teórica tradicional.

Manuel Leiva describió la arquitectura formativa de la Federación Facttic, que incluye desde un «semillero cooperativo» para interesados iniciales hasta procesos de incubación para grupos pre-cooperativos. El dirigente destacó el uso del texto «¿Cómo venimos? ¿Cómo vamos? ¿Cómo andamos?» como material fundamental en sus cursos de formación. «Necesitamos sentarnos a escribir nuestra historia para que las nuevas generaciones no repitan errores», propuso, señalando la urgencia de sistematizar el conocimiento acumulado para fortalecer la identidad del sector.

Gisela Wild aportó una perspectiva práctica sobre la educación cooperativa, abogando por su incorporación en espacios de formación técnica específica. La presidenta de Fescoe citó como ejemplo los cursos sobre seguridad en redes eléctricas o comunicación de crisis donde, además del contenido técnico, se transmite la identidad cooperativa. «Ahí es donde nuestro socio puede interesarse en conocernos», analizó, mostrando cómo la formación especializada puede ser una puerta de entrada al modelo asociativo.


Soberanía y visibilidad

Ramiro Martínez describió un modelo tripartito de formación que incluye lo conceptual, la práctica cotidiana y los espacios informales. El dirigente valoró especialmente estos últimos, particularmente las comidas compartidas que organizan periódicamente. «Ahí salen las mejores reflexiones, se rompen todas las barreras», confió, destacando cómo estos encuentros facilitan la construcción de confianza y permiten abordar problemas complejos de manera colectiva y horizontal.

Al abordar los desafíos futuros, Manuel Leiva señaló una diferencia estructural fundamental con las corporaciones tradicionales: la imposibilidad de deslocalizarse. «Estamos obligados por ley y por convicción a que a nuestro país le vaya bien», afirmó, marcando una distinción esencial con la lógica especulativa del capital transnacional. Esta raigambre territorial, lejos de ser una limitación, se presenta como una ventaja competitiva en un mundo que valora cada vez más la autenticidad y el compromiso local.

Ramiro Martínez identificó la «estigmatización» como una batalla cultural permanente. El dirigente recordó cómo durante la pandemia tuvieron que demostrar durante 60 días que representaban a 500.000 trabajadores reales, evidenciando el desconocimiento estatal sobre el sector. «Partimos de -10, tenemos que demostrar todo lo que no somos antes de mostrar lo que hacemos», graficó, reflejando una frustración que se transforma en determinación para visibilizar el verdadero impacto del modelo.


Competir con identidad

Gisela Wild enumeró desafíos concretos para el sector de servicios públicos: lograr soberanía tecnológica para reducir la dependencia de proveedores externos, combatir la pobreza energética con programas específicos y gestionar la transición hacia las energías renovables de manera justa e inclusiva. La dirigente alertó sobre los riesgos de la dependencia tecnológica: «Cuando una cooperativa chica queda atada a tecnología que no puede sostener, pierde autonomía», señalando la urgencia de desarrollar soluciones propias adaptadas a las realidades locales.

Lucía Bregant identificó como desafío central el posicionamiento competitivo frente a empresas convencionales. «Tenemos que mostrar el plus de nuestro modelo, que el cliente no solo compra un servicio, sino que puede participar y opinar», sostuvo, reconociendo que en un mercado agresivo deben reforzar su propuesta de valor. La dirigente juvenil planteó la necesidad de desarrollar estrategias comunicacionales que trasciendan el circuito interno y lleguen al público general.

La educación se revela así como el sustrato indispensable para la sostenibilidad del modelo, mientras los desafíos -aunque complejos- encuentran en la capacidad de innovación y la raigambre territorial las herramientas para su superación. El bloque dejó en claro que la formación no es un gasto sino la inversión más estratégica para garantizar el futuro del sector.


La construcción del futuro desde la práctica cotidiana

El conversatorio de las 21ª Jornadas Universitarias deja un saldo profundamente alentador sobre la vitalidad de un modelo económico que sigue construyendo alternativas desde la práctica concreta. A lo largo de cuatro horas de intercambio sustancial, quedó demostrado que los principios cooperativos mantienen una vigencia extraordinaria para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

La integración ha dejado de ser un principio abstracto para materializarse en proyectos tangibles que resuelven problemas comunitarios específicos. Desde la economía circular que transforma residuos en mobiliario urbano hasta la unión regional para afrontar la transición energética, los casos presentados evidencian que la cooperación entre entidades es la clave para escalar soluciones, ganar eficiencia y aumentar la incidencia en el mercado.

Las juventudes, lejos de ser el futuro, se confirmaron como protagonistas del presente. Su energía y mirada innovadora son indispensables para la adaptación y renovación del modelo, siempre en diálogo constructivo con la experiencia de las generaciones precedentes. Los jóvenes no esperan su turno, sino que ocupan espacios de decisión, lideran emprendimientos tecnológicos y dinamizan el campo con una visión que combina tradición e innovación.


Principios que se convierten en respuestas concretas

La educación y la formación se revelaron como el sustrato indispensable para la sostenibilidad. No se limitan a la doctrina, sino que abarcan la formación técnica, la certificación de saberes prácticos y, crucialmente, la transmisión de la historia y los valores a través de medios formales e informales. La universidad pública, como quedó demostrado en la propia historia de estas jornadas, es un socio estratégico en esta tarea.

Los desafíos -visibilización, soberanía tecnológica, sostenibilidad ambiental- son mayúsculos pero encuentran en la capacidad de innovación y la raigambre territorial las herramientas para su superación. En un mundo donde priman el individualismo y la especulación, el cooperativismo emerge como una economía de rostro humano, demostrando que es posible crecer con equidad, innovar con inclusión y competir sin perder la esencia democrática.

Las jornadas no fueron solo un espacio de reflexión sino la confirmación de que otro modo de producir, trabajar y desarrollarse no solo es posible sino que ya está en marcha, creciendo desde las bases y proyectándose hacia el futuro con la fuerza de quienes han encontrado en la cooperación el camino para construir una sociedad más justa y sostenible.

Autor: Redacción Ecodías

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2025-09-30 21:33:23
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