Santiago del Estero tiene 250 mil habitantes, llega a un nivel de gran ciudad, pero con fallas en su desarrollo productivo. Su economía interna se sustenta en las comunidades del interior de la provincia que viven de sus producciones en base a cabritos y vacas, con las que producen leche y quesos, y con una parte del bosque que lo convierten en carbón.

La falta de una continuidad en el ingreso económico genera que los jóvenes emigren a otras provincias a buscar el sustento para la cosecha de la papa, la desflorada, la cosecha de la aceituna, entre otros.

Alejandro Herín, secretario del Consejo de Administración y gerente comercial de la misma, en declaraciones a Mundo Solidario, que se emite por Radio Universidad AM 1240, expresó respecto de esta realidad que “nosotros hemos logrado desarrollar la apicultura en esas pequeñas comunidades rurales, una organización que apunta a evitar la emigración de jóvenes y a cuidar el medioambiente. Demostramos la importancia de la coexistencia de la abeja con las otras productividades. Y trabajamos en conjunto con la Dirección de Bosques en programas de desarrollo apícola y social, con el objetivo de reconstruir los montes e impedir la desertificación para evitar el empobrecimiento”.

Miel para el desarrollo

La Cooperativa de Trabajo Coopsol Ltda. -establecida en 1992 e integrada por 14 socios- cuenta con 1.300 colmenas bajo certificación bio y desde hace diez años destina su miel a mercados nacionales e internacionales de comercio justo. “Tiene como estrategia de desarrollo consolidar la cadena de valor en la calidad y diferenciación del producto, aprovechando con armonía y sustentabilidad de los recursos naturales ofrecidos por la eco-región del Gran Chaco Americano”.

Estos trabajadores, además del desarrollo de su propia empresa, capacitaron a lo largo de los años a pequeños productores y familias campesinas de Santiago del Estero y Chaco que se iniciaron en la apicultura orgánica, y que conformaron la Asociación Civil Asociación de Productores Orgánicos del Norte Argentino (Apona). En su web se presentan como “la cadena de valor de producción de miel orgánica más grande de Argentina, integrados en un Consorcio de Cooperación de nombre Wayra – Consorcio Bio del Norte Argentino y con sede en la provincia de Santiago del Estero”.

En ese proceso de capacitación permanente fueron en busca de ayuda con el siguiente argumento: “Tenemos gente capacitada que está produciendo un producto exportable de altísima calidad, porque es miel orgánica, y las personas beneficiadas de esto certifican comercio justo. Ahora necesitaríamos que nos ayuden con una infraestructura que sea acorde a esta demanda”.

Así la Organización internacional IPSIA emprendió el proyecto “Miel para el desarrollo”. Durante 3 años un arquitecto italiano colaboró en la organización y desarrollo de infraestructura. Cuando estaban finalizando y los fondos no alcanzaban, acudieron a bancos y al gobierno provincial, al cual le dijeron: “Ya hicimos todo esto, nos falta que nos den una mano para terminar”, y el gobierno se sumó.

De hecho, para el año próximo están organizando el 4° Simposio Internacional de Apicultura Orgánica, en Santiago del Estero: “Es un desafío enorme porque cuando alguien piensa en algo internacional para desarrollar en la Argentina, piensa en Buenos Aires, o en Mendoza, pero en Santiago del Estero, no. Las primeras veces que lo expusimos, nos dijeron ‘están locos.’ Pero la idea prendió”.

Actualmente, cuando el gobierno provincial habla de apicultura habla de la Cooperativa Coopsol, cuenta Herlein, “porque vamos más adelante que cualquier proyecto. Porque no solo es apícola, sino que es de desarrollo social, contiene a la gente y desarrolla el bosque”.

Trayectoria y balance

El balance a 25 años de la creación y crecimiento de la cooperativa es positivo. Ya que empezaron de la nada, según cuenta su secretario, “confiando en que el verdadero desarrollo estaba en el empoderamiento de las personas más humildes: los trabajadores del campo. Y lo hemos logrado, al punto de demostrar que los llevamos a organizarse, nos asociamos con ellos, y estamos vendiendo juntos. Se traspone a la idea del secreto, al de ‘no, yo crezco solo’, al de ‘no, no, que los otros no se enteren’. Sino de abrir a todo el mundo lo que estamos haciendo. Y si logramos hacer del norte argentino la cuenca enorme de producción orgánica, es fantástico para nuestra región”.

La miel orgánica que producen se puede adquirir en las sucursales de la Cooperativa Obrera, entre otras. Esa posibilidad les aporta beneficios, y el mayor es el de comulgar con personas que piensen en un espíritu de trabajo cooperativo: “La Cooperativa Obrera -distingue Herlin- no sólo muestra las ofertas, sino quién lo hizo. Así mucha gente se entera de las cosas bonitas que suceden en Argentina con los sectores menos favorecidos, como son los pequeños productores”.

Proyectos

En la actualidad han sumado el proyecto de trabajo en Jujuy en el antiguo Ingenio La Esperanza, con el desarrollo de 1.500 nuevas colmenas de producción orgánica, junto con la Unidad para el cambio rural (Ucar).

La idea preponderante es crecer en valor agregado, “para darle crecimiento a la cadena, y así llegar a un producto fraccionado que se pueda exportar, en un mundo que solo quiere commodities”.

Crecimiento, transmisión de criterios, conceptos y sueños, que Cooperativa Coopsol lleva adelante para que “se puedan contagiar y transmitir en otras realidades”, con este llamado a la esperanza y al trabajo colectivo, concluyó sus declaraciones Alejandro Herín.