La Cooperativa de Trabajo Safra nace en 2009, después del abandono de los dueños de la antigua empresa “Hache”. Al fallecer el dueño, quedaron las hijas a cargo de la empresa, y dejaron de presentarse en la misma hasta que declararon la quiebra.

Su plantel trabajador siguió asistiendo a la misma, con la esperanza de su reactivación, ya que las personas a cargo le habían manifestado que tenían intenciones de vender y de llegar a un acuerdo con el futuro dueño para que no despida al personal. “Era toda una mentira, porque ahí nos dimos cuenta que ellos estaban preparando la quiebra desde hacía mucho tiempo. Hasta que un día llegamos y se habían llevado tres máquinas”, expresó Graciela Ávalos.

El primer paso fue organizarse para quedarse en la fábrica y evitar su vaciamiento. A la noche hacían guardia los varones, y de día las mujeres. Así pasaron fines de semana, feriados y las fiestas en su lugar de trabajo con la esperanza de que vinieran los dueños y dijeran que se reactivaba.

Hasta que tomaron conciencia que ya no pasaba nada, recuerda Ávalos: “Fue un sábado, nos fuimos. El lunes cuando vinimos encontramos las fajas del síndico que estaba en quiebra la fábrica, y nos quedamos todos afuera sin saber bien qué hacer”.

De ahí surgieron las preguntas sobre qué hacer: entrar a la fábrica o retirarse y que cada trabajador saliera en búsqueda de otro empleo. Ante esta situación de búsqueda laboral los jóvenes tenían más posibilidades. Pero quienes tenían ya 50 años, con una antigüedad entre 27 y 30 años en la empresa no les quedaban muchas esperanzas de acceder a otra forma de vida. Estas razones fueron las que los llevaron a romper las fajas y luchar por su lugar. Eran 40 personas, algunas ya se habían ido porque la firma hacía un año que ya no pagaba sueldos, ni obra social, fue haciendo un desgaste, porque pensaban que de esa forma los empleados iban a retirarse.

Entre esas 40 personas generaron la fuerza para formar la cooperativa, sin tener ninguna noción de cómo hacerla, pero con la determinación clara de concretar el proyecto. “De golpe y porrazo nos encontramos al frente de una empresa. Así empezó este camino de la cooperativa. No fue fácil”, expresó su presidenta al evocar ese momento.

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La Cooperativa de Trabajo Safra está compuesta ahora por 20 asociados, la mayoría de los cuales son socios fundadores. Y tres jóvenes que están con contratos como aspirantes.

Al pertenecer a una cooperativa saben que los beneficios son los de trabajar para ellos mismos, para generarse su sustento, y que todo dinero que entre va a ser repartido por partes iguales entre los asociados y los aspirantes.

Asimismo, tienen el desafío de buscar clientes nuevos. Y tuvieron que recuperar clientes de la antigua empresa, y a los proveedores. “Con el tiempo fuimos demostrando que somos gente de trabajo, gente honrada, y que lo único que queremos es trabajar”, nos dice Ávalos.

“Buen sello argentino”

Comercializan el producto Caldiet, que es una sopa deshidratada e instantánea, que tiene vitaminas, proteínas, y que es muy fácil de preparar. Es un producto que no tiene competencia, porque no hay otro que tenga sus características, principalmente por las vitaminas. Un ingeniero en Alimentación asociado se encarga de mantener y mejorar las fórmulas originales. Proyectan sumar otra sopa con agregados de semillas de chía.

Cuenta con las marcas Caldiet, y Safra en lo que hace a cubitos de caldo. En su momento estaban la líder que es Knorr, y Safra. Los dueños anteriores empezaron a hacer marcas propias a los hipermercados, y la marca fue desapareciendo. La idea de la cooperativa fue levantarla, y sienten orgullo de sus productos porque en calidad son óptimos.

Muchos de los consumidores no sabían que el Caldiet lo hace Safra, entonces tuvieron la idea de unificarlos a través de un nuevo diseño.

Les llevó mucho tiempo por cuestiones económicas. Pero tenían la certeza que era imprescindible darle una nueva vista. Contaron con la colaboración de un trabajador de una imprenta, y de unas jóvenes de una cooperativa de diseño. Así surgió el rediseño del envase, que fue distinguido con el “Buen sello argentino”, y eso significó para quienes integran la Cooperativa Safra “una alegría, porque valió la pena tanto sacrificio. Es un orgullo para nosotros estar distinguidos con este sello”.

Nota: elaboración propia a partir de micro “Mundo Solidario”, que se emite por Radio Universidad AM 1240.