Guarco, miembro actual del Consejo Mundial de la Alianza, sostuvo que “una cooperativa no es una empresa con responsabilidad social sino que es, más bien, la responsabilidad social de los habitantes de un pueblo o una ciudad constituida como empresa para satisfacer las necesidades básicas y promover su desarrollo”.

El presidente de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) ejemplificó esta característica con la descripción de la entidad integrada por los ciudadanos de Coronel Pringles, ciudad bonaerense de la que es oriundo.

Esta localidad de más de 20 mil habitantes es abastecida por la Cooperativa de energía eléctrica, agua potable, agua envasada, salas de atención primaria, nichos y servicios culturales y sociales en general. Además, fue durante la crisis de comienzos de siglo “un verdadero colchón social”, al soportar la mora de 5 o 6 meses de parte de muchos asociados-usuarios.

Esta responsabilidad social, señaló Guarco, es la misma que lleva a diez millones de argentinos a ser parte de una cooperativa y mejorar así sus condiciones de vida; la que permite a una persona ingresar a temprana edad y jubilarse en el mismo puesto de trabajo y la que, de hecho, ayudó a abrir 500 mil fuentes laborales en los últimos diez años.

“Entonces, no debemos convencer a las cooperativas de que tengan responsabilidad social, porque es parte de su genética, de sus principios y valores. Es la forma en que construimos empresas económicamente viables y socialmente responsables.”

En ese sentido, Guarco apuntó que “el cooperativismo es un movimiento de transformación social, pero nadie puede atribuirse un proceso semejante pretendiendo hacerlo solo”. Por eso su presentación estuvo dirigida no solamente a contar lo que las cooperativas realizan en interacción con la comunidad en la que están insertas sino también a interpelar a otros actores para incidir conjuntamente sobre la realidad.

“Queremos profundizar nuestro trabajo con las mutuales, los sindicatos, las universidades, el asociativismo pyme y fundamentalmente con el Estado. No es posible que se exprese toda la potencialidad de un sector sino se trabaja estratégicamente en esa línea”, señaló Guarco.

Además, consideró importante que el Estado “sienta que hay un montón de experiencia cooperativa acumulada y conocimiento adquirido durante más de cien años en nuestro país, disponible para trabajar juntos en esa transformación social”.

Esa alianza, concluyó, debe manifestarse en la posibilidad de que el movimiento cooperativo de la mano de sus instituciones más representativas “forme parte de las mesas principales donde se piensan las políticas públicas, especialmente aquellas que afectan a los sectores donde estamos presentes”.

Fuente: Prensa Cooperar