Durante su último
plenario, desarrollado el 7 de noviembre pasado, el CSU aprobó una resolución
por medio de la cual se reconoció a los miembros de la comunidad universitaria
que participaron del relevamiento arqueológico en el terreno donde funcionó el
CCD “La Escuelita”. El 15 de noviembre, murió en México el doctor Rolando
García, uno de los pilares de la particular organización fundacional de la casa
de estudios bahiense. Un día más tarde, fueron proclamados los consejeros y
asambleístas electos.
Durante su última sesión plenaria, desarrollada el
miércoles 7 de noviembre pasado, el Consejo Superior Universitario (CSU) aprobó
una resolución por medio de la cual y a solicitud del Consejo Departamental del
Departamento de Humanidades se establece un “reconocimiento institucional” a
los docentes, estudiantes, graduados y profesionales de “Memoria Abierta” que
participaron en el trabajo arqueológico requerido por la Justicia Federal sobre
el terreno que en el predio del V Cuerpo de Ejército ocupó durante la última
dictadura cívico militar el Centro Clandestino de Detención (CCD) conocido como
“La Escuelita”.
El informe fue entregado a la Justicia Federal en febrero de este año, e
incluía un relevamiento arqueológico y arquitectónico a cargo de profesionales
de la mencionada asociación Memoria Abierta, dirigidos por el arquitecto
Gonzalo Conte, y de profesionales de la casa de estudios, coordinados por la
licenciada Alejandra Pupio, que abarcó estudios de laboratorio en el
Departamento de Humanidades y el Gabinete de Hidrogeología del Departamento de
Geología de la UNS. A partir del trabajo de relevamiento arqueológico, y con su
comparación con las declaraciones testimoniales ofrecidas por las víctimas que
pasaron por ese CCD, se pudieron determinar lugares exactos y verificar los
cimientos de la antigua casona que sirvió como albergue a “La Escuelita”.
Por ese CCD pasaron las víctimas que fueron secuestradas por distintas fuerzas,
siempre bajo jurisdicción del Ejército, y cuyos casos se incluyeron entre los
analizados por el Tribunal Oral Federal (TOF) que en septiembre pasado condenó
a prisión perpetua a catorce militares y policías retirados y dispuso penas
superiores a los diecisiete años y medio para otro policía y dos ex directores
de la Unidad Penitenciaria 4 de Villa Floresta.
Todos estos elementos fueron ponderados entre los fundamentos de la resolución
aprobada a comienzos de este mes por el CSU de la UNS, que consigna que como
resultado del relevamiento arqueológico realizado, “se logró ubicar el lugar
exacto y los cimientos del ex CCD” y “se hallaron elementos fundamentales para
el esclarecimiento de la verdad, en el marco de la investigación realizada en
torno a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en el
ámbito del V Cuerpo de Ejército”.
“Es importante para la institución, conforme a sus propios fines estatutarios,
realizar un merecido reconocimiento al trabajo responsable y comprometido con
las consignas de Memoria, Verdad y Justicia”, agrega el texto en sus
considerandos.
La nómina de docentes, graduados, estudiantes y profesionales destacados la
integran los miembros del Equipo de Arqueología del Departamento de Humanidades
María Cristina Bayón, María Alejandra Pupio, Rodrigo Vecchi, Romina Frontini y
Cecilia Simón. A ellos se suman los arquitectos que integran “Memoria Abierta”,
Gonzalo Conte y Federico Houlle.
Del trabajo también participaron graduados y estudiantes de la UNS, cuyos
nombres se incluyen en la lista de miembros de la comunidad académica
reconocidos por medio de la reslución aprobada. Son ellos Rubén Baldovino,
Pablo Becher, Lucía Velaustegui, Julieta Beretta, Analía Bernardi, Valeria
Bilbao, Jorgelina Bohn, Ana Bravo, Teresa Brendel, Ayelén Bruegno, Eunice Canclini,
Noelia Caubet, Virginia Dominella, Carla Elizondo, Paula Fernández, Guillermo
García Pasquaré, María Paz Gerbaudo, Guadalupe Gonzáles del Port, Iván Grasso,
Sabrina Guerstein, Emilce Heredia Chaz, Bruno Hipperdinger, Laura Langhoff,
Luciano Lorenzetti, Maximiliano Ludueña, Belén Marconi, Paula Mauritsh, Pedro
Migliorisi, Antonela Morales, Bruno Ojeda, Julieta Ortiz de Rosas, Heraclio
Ortiz, Jennifer Pérez, Juan Pianesi, Valentina Riganti, Lucía Rivera, Melisa
Romagnoli, Virginia Salotti, Ana Samek, Nicolás Seitz, Daiana Scheffer,
Estefanía Sica, Paola Sierra, Natalia Surop, Ana María Vidal, Pilmayquén
Villanueva, Federico Vitelli y Ludmila Zabala.
Despedida a un pilar fundacional
La particular estructura institucional de la UNS, organizada en torno a
Departamentos interrelacionados y no en Facultades, que la distingue a nivel
nacional, padeció el jueves 15 de noviembre la pérdida de uno de sus dilectos
mentores: el doctor Rolando García, docente y meteorólogo de 93 años que
residía en México, donde se había radicado a comienzos de la década del ‘80
tras verse obligado a emigrar por el accionar represivo del Terrorismo de
Estado.
La organización en torno a Departamentos y no a través de Facultades “permite
una mayor transversalidad en el conocimiento, las actividades científicas y en
la enseñanza”, recordó la casa de estudios al difundir una semblanza
recordatoria de la figura de García. El particular modo de organización de la
Universidad bahiense, fundada a fines de la década del ’50, la convirtió en pionera
dentro de la educación superior argentina en este aspecto.
Pero la vida de García, reseñada en enciclopedias on line, registraba otros
hitos. Había nacido en 1919 en Azul y diecisiete años más tarde, en 1936, se
recibió de Maestro Normal Nacional y de Profesor Normal en Ciencias de la
Escuela Normal de Profesores. En 1948, obtuvo una Maestría en Meteorología en
la University of California, Los Ángeles (UCLA) y en los Estados Unidos se
doctoró con una tesis acerca del “Movimiento Atmosférico en Condiciones
Estacionarias”, cinco años más tarde. Luego, regresó al país. Fue entonces que
encontró la posibilidad de trabajar en la UNS, al tiempo que ejercía su
profesión en el Servicio Meteorológico Nacional.
En 1957, con sólo 37 años de edad, García fue designado decano de la Facultad
de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ocupó el cargo por
espacio de casi una década, entre 1957 y 1966, en la llamada “época de oro de
la universidad”, cuando la casa de estudios porteña llegó a ubicarse en el
cuarto lugar del ranking mundial. Allí también impulsó la departamentalización
de la estructura académica, la creación de las primeras dedicaciones exclusivas
en la Argentina y la investigación, integrando el grupo que apoyó el rectorado
del antropólogo Risieri Frondizi, hermano del entonces presidente desarrollista
Arturo Frondizi. Como decano de la Facultad de Ciencias Exactas puso al frente
del Instituto de Investigaciones Bioquímicas a quien luego sería el ganador del
premio Nobel de Química, Luis Federico Leloir. También fue vicerrector de la
UBA y primer vicepresidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET) durante la presidencia fundacional de otro premio Nobel, el
médico y farmacéutico Bernardo Houssay.
La compra de “Clementina”, la primera computadora de Sudamérica, significó el
embirión para la institución de la primera carrera universitaria vinculada a la
informática a nivel subcontinental. Ambas iniciativas contaron con su impulso.
En 1966, enfrentó personalmente la intervención represiva que ingresó a la
Facultad en la llamada “Noche de los Bastones Largos”, acontecimiento en el que
fue brutalmente golpeado por las fuerzas policiales. Posteriormente, lideró la
renuncia en masa del 75% de los docentes con la esperanza de revertir el
avasallamiento del gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía. Al continuar la
intervención, debió emigrar y se instaló en el Instituto de Epistemología
Genética de la Universidad de Ginebra donde colaboró con el célebre Jean Piaget.
A comienzos de la década siguiente retornó al país, pero las amenazas de la
Triple A y el accionar represivo del Terrorismo de Estado lo obligaron a
emigrar nuevamente. En 1980 se radicó en México, donde trabajó como docente e
investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hasta su
fallecimiento.
En el aspecto científico, cabe reseñar que García fue uno de los descubridores
del cambio climático global y de su impacto en los ecosistemas y biomas y sus
efectos sistemas de producción de alimentos. También desarrolló, junto a Jean
Piaget, la rama de la epistemología genética. Al momento de su muerte se
encontraba trabajando en la fundamentación metodológica, teórica y
epistemológica de la investigación interdisciplinaria aplicada a sistemas
complejos.
Bienvenidos al tren
El viernes 16 de noviembre pasado se llevó a cabo, en dependencias del CSU,
la proclamación de las autoridades electas al cabo de los comicios desarrollados
el viernes 2. El recambio, tal como informó EcoDias, incluía a nuevos miembros
del CSU, la Asamblea Universitaria y los Consejos Departamentales de cada
unidad académica.
En una ceremonia realizada a media mañana y ante una afluencia de público
inédita, por masiva, en los últimos años, se entregaron los diplomas
respectivos y, de ese modo, quedaron conformados los nuevos órganos del
cogobierno universitario. En total, el número de nuevos representantes asciende
a casi mil. Los únicos en pegar el faltazo fueron los miembros de la agrupación
de profesores Línea PHI.
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