Construido
a fines del siglo XIX, el ex Mercado Victoria sufrió a principios de mes intervenciones
que afectan su construcción considerada como patrimonio arquitectónico. El
hecho despertó preocupación por parte de los entendidos en el tema ante el
descuido de este tipo de edificios históricos.
A pocos días de iniciarse el mes de agosto, vio la luz
la noticia acerca de la intervención sufrida por los galpones del ex Mercado
Victoria, un edificio histórico de Bahía Blanca que se encuentra dentro de
aquellos considerados como patrimonio histórico.
La empresa Mercado Victoria S.A fue la responsable de tal acción que,
justamente, no respetó la valoración del edificio construido a fines del siglo
XIX. Lo que se hizo fueron aperturas en los muros de ladrillo de los galpones,
en forma de portones para -se presume- la entrada y salida de vehículos. De
esta manera se rompió la estética del lugar, y por esa razón se alzaron voces
en contra de lo sucedido. Una de ella fue la del Colegio de Arquitectos de la
Provincia de Buenos Aires, Distrito X, desde donde se dijo que la intervención
realizada afecta drásticamente la materialidad del edificio, su estructura y su
estética. También, alertó sobre la falta de control en relación a los bienes
patrimoniales inventariados.
EcoDias
dialogó con la arquitecta Laura Villalobos, integrante de la Comisión de
Patrimonio del colegio, quien se refirió a la mala intervención sufrida por el
Mercado Victoria y explicó la importancia de esa construcción histórica: “Es
un edificio patrimonial que está inserto en un conjunto de edificios que es
área patrimonial, que es todo lo que se llama el área de la Estación Noroeste.
Están catalogados e inventariados en el inventario del patrimonio de Bahía
Blanca que existe desde el año ‘92 y fue promulgado en el año ‘94”. A su vez,
agregó, se trata de edificios declarados patrimonio provincial y que ya han
sido seleccionados para la declaratoria de monumento histórico arquitectónico a
nivel nacional: “Tienen la particularidad de ser edificios de construcción
ladrillera, de lo que se llama patrimonio industrial. Son bastante parecidos en
general a muchos edificios de ferrocarriles que existen en otros lugares, pero
se da la particularidad de que en Bahía Blanca hay como una acumulación, como que
acá se produjo desde antes el asentamiento de los ferrocarriles porque era un
punto muy importante. Entonces, tienen una caracterización especial con
respecto a otros ejemplos que pueda haber en el país, eso es lo que los hace
más importantes, que son como modelos únicos”.
Los edificios que se encuentran dentro del llamado patrimonio, reciben una
valoración que puede ser histórica,
arquitectónica, simbólica o una valoración del tipo de ejemplos únicos de
arquitectura.
El Mercado Victoria es un edificio que recibe todas las valoraciones
mencionadas. “Tiene lo que se llama el mayor grado de valoración -es en una
escala que va del uno al cinco-, tiene valor cinco. Primero porque forma parte
de un conjunto, después por la importancia que tuvo como edificio en cuanto a
las funciones que prestó en la época en que se construyó y para toda la
historia de Bahía Blanca. Después, por la materialidad que tiene, o sea es un
edificio que tiene un sistema constructivo que es especial, que es arquitectura
ladrillera que se llama”.
Esa categoría superior, sumada a las ordenanzas y leyes que lo protegen,
significan que, en teoría, el edificio no debería ser tocado, o al menos, en
caso de querer hacer intervenciones, se debería evaluar el proyecto en cuestión
para poder preservarlo: “Básicamente, lo que se pretende es que el patrimonio
se use pero no que se mal use”. En ese sentido, explica Villalobos, y desde el
punto de vista de los arquitectos “existe la opción del proyecto de
intervención, que es justamente presentar alternativas para poder usar un
edificio de esta categoría. Se puede consensuar, analizar, proyectar
actividades y desarrollarlas, habrá edificios que sirven para determinadas
actividades, y otros que no”.
Conservar y controlar
Ahora bien, informada toda la importancia que reviste el edificio, la
cuestión es que a pesar de ello la intervención fue realizada y de muy mala
manera: “No sabemos bien qué es lo que está funcionando adentro, porque
realmente nosotros no conocemos el proyecto, pero sí lo que es real es que han
roto, o sea desarmaron todo el esquema del edificio. Si se ven las imágenes, es
como que hay toda una moldura en volumen que es en realidad la parte
estructural, son esos pilares hechos en ladrillo y los han cortado”.
Una de las valoraciones del Mercado Victoria es la calidad. Se trata de un
trabajo hecho en ladrillo que ha perdurado 100 años y al que ahora han cortado
de cuajo: “Es como si voy y corto a la base un árbol milenario, estaría
haciéndole un proceso de intervención no recomendado, que no es de los
precisamente reversibles. Ahora hay que recomponerlo, hay que cerrarlo,
volverle a poner el ladrillo aunque no sea el original, dejar el registro pero
no lo podemos dejar así porque lo próximo que sucede es que se degrade el
resto”.
Surgieron muchas dudas acerca de cómo sucedió esto, ya que se supone que la
empresa está habilitada para funcionar allí, pero en algún lado se escapó el
detalle de la situación patrimonial del edificio.
Desde la Comisión Asesora de Patrimonio Arquitectónico municipal se pidieron
informes a la oficina de Obras Particulares al respecto.
En su momento, el Colegio de Arquitectos formó parte de esa comisión aunque
luego se decidió dejar participar: “Nos retiramos como institución porque
después de muchas presentaciones, de muchas observaciones y de pedir que se
implementen algunas medidas anteriores a este periodo de gobierno y durante
este periodo también, dijimos que nos íbamos porque en realidad íbamos y
dábamos consentimiento a cosas que en realidad a veces no son tan valorables, y
cuando pasan estas cosas no somos consultados”.
Más allá de que lo hecho, hecho está, lo cierto es que el incidente en el
Mercado Victoria debe ser solucionado, a la vez que se instauren los necesarios
controles estatales para este tipo de temáticas.
Para Villalobos, el amplio volumen de edificios estatales y particulares a
conservar, ameritan una oficina específica municipal dedicada especialmente a
la cuestión patrimonial y con personal preparado para ese trabajo. “Ya por la
envergadura que tienen las construcciones y la cantidad de edificios que hay,
es como que está pidiendo que este municipio genere una oficina propia, que el
contralor de Obras Particulares genere el área de contralor de obras
particulares patrimoniales y que se complemente con otras acciones que se están
haciendo, por ejemplo algunas declaratorias. La declaratoria de un edificio
como bien patrimonial por si sola no da beneficios, requiere que se hagan
cuidados, mantenimientos, intervenciones adecuadas”.
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