En lo que se conoce como Parque Noroeste funcionaron durante casi 100 años los talleres ferroviarios, con más de 1500 trabajadores en su tiempo de mayor esplendor, y del cual se continúan rescatando partes de la historia, a través del relato y las imágenes.

A inicios de marzo, un grupo de amigos del barrio realizó una convocatoria para la presentación de dos grandes imágenes en las construcciones que todavía quedan en pie en el predio, ubicadas en la intersección de Blandengues y Malvinas. “Quisimos hacer un poco de historia a través de las imágenes, y por eso surgió la idea de poner un archivo histórico de fotografías de lo que eran los talleres ferroviarios en Bahía Blanca. Para generar una memoria colectiva con la gente del barrio, ya que no hay mucha información de esto”, comentó uno de los fotógrafos integrante de Terrorismo Visual, autores del proyecto, Yuri Deambrosi.

Durante la jornada se presentaron dos imágenes. La foto grupal data de 1920, donde se puede apreciar la cantidad de personas que trabajaban en estos talleres. La otra, está en el galpón de Montaje, y allí se ve a tres obreros que trabajaron allí.

“Trabajamos con papel obra, que no se degrada con el sol y con la lluvia, y las pegamos con cola vinílica, que también impermeabiliza un poco más el papel. Si nadie lo arranca, quedará un montón de tiempo, salvo que el clima, las destruya”, especificó. En el contexto del cuidado de las imágenes, el fotógrafo contó que hace dos meses que pegaron otra foto grupal y al otro día apareció arrancada, “se ve que a alguien no le gustó la idea”, lamentó considerando que el trabajo artístico lleva tiempo y costo de producción.

Vínculos históricos

En el caso de Yuri Deambrosi, expresó que directamente no tiene vínculo con el sector, pero que su abuelo fue ferroviario. “Vivía por Juan Molina y las vías. Desde ahí, salía de la casa, se subía a una zorrita, y se iba a arreglar las señales por todas las vías. Así que siempre el amor por el tren y el ferrocarril quedó en la familia”.

En ese sentido, el Parque Noroeste es un espacio con más de 100 años de cultura ferroviaria, “porque hubo 1500 familias vinculadas, quieras o no, con el ferrocarril. Ya sea trabajando allí, o el de la panadería, o el de la bicicletería, o el del barcito donde se tomaban una grapa antes de entrar a trabajar. En todo hay mucha relación. El colegio La Piedad, también”, ejemplificó.

Al finalizar la presentación y luego de la foto final con las personas presentes, se invitó a compartir el menú típico ferroviario: fernet, cinzano, soda y hielo, además de una picada con aceituna y maní.

El grupo organizador se manifestó contentos y agradecidos por la convocatoria y participación, se allegaron personas del barrio y familiares, invitadas por el Museo de Ferrowhite, del área de Cultura de la Cooperativa Obrera y del Foro Noroeste, que acompañaron la propuesta.

Talleres invisibles

Durante la presentación de las imágenes, también se conversó sobre el libro Talleres invisibles, escrito por la historiadora, Ana Cecilia Miravalles, quien estaba presente.

En diálogo con la Cooperativa de Trabajo Ecomedios, indicó que la reedición del libro no es una segunda parte de la publicada en 2013, sino una revisión con algunas secciones agregadas. Desde la fecha de publicación, al 2023, se entrevistaron a más personas que se acercaron o que se fueron encontrando y se consideró necesario ajustar aspectos del trabajo, “sobre todo lo referidos al personal que trabajó en los talleres en los últimos 20 años, entre los años 70 y 90. Cuando se produjo el desguace de estos espacios, pasaron a formar parte de la colección de objetos del Museo, donde también se recopiló una buena cantidad de documentos”, detalló.

Miravalles, como trabajadora del Museo Ferroviario, hizo una salvedad: “En Bahía Blanca, el Museo está centrado en la función principal que fue la exportación de cereales. Buena parte de la colección de objetos tiene que ver justamente con los talleres, no con el viaje o pasajeros”.

En el libro, cada capítulo va recorriendo los talleres de 1890 a 1993. “Podría haber seguido porque después de la privatización pasaron muchas cosas, pero ya no tenía documentación”, aclaró.

“¿Por qué Invisibles? Porque los talleres estuvieron en toda su historia rodeados por un paredón lo suficientemente alto, que impedía desde afuera que se viera qué es lo que había adentro. Además, porque en los planos de la ciudad figuraba todo como Estación Bahía Blanca Noroeste. No era lo habitual que figurara como talleres”, explicó la historiadora en relación al nombre del libro.

Miravalles recordó que, durante el tiempo de investigación, recorría periódicamente el lugar y empezó a ver cómo demolían los edificios. “Cuando terminamos de escribir el libro, en 2013, todavía había algunos edificios, aunque nuestra reflexión fue que más tarde más temprano, los edificios se van a terminar cayendo. Esta historia se va a poder construir gracias al testimonio de las personas que trabajaron allí, el libro está hecho en base a la gran cantidad de entrevistas”, concluyó.

Autor: Redacción Ecodías