Luego de soportar, durante años, instalaciones en pésimo estado, la
Escuela Especial 508 ya se encuentra funcionando en un edificio acorde a sus
necesidades.

Un calefón que explotaba, problemas de
electricidad, escaleras y demás impedimentos e inconvenientes, son solo algunos
de los que debieron soportar, por mucho tiempo, docentes y alumnos de la
Escuela Especial 508. Gracias al esfuerzo de padres, maestras y autoridades de
la escuela, se logró que quienes tenían que hacerse cargo del tema, lo hagan.
La escuela todavía no tiene un edificio propio pero al menos, actualmente, se
encuentran en uno que fue reacondicionado para que la escuela funcione como
tal. Hoy, alumnos y docentes disfrutan de las comodidades del amplio salón de
la Sociedad de Fomento del barrio Palihue y, ahora si, pueden desarrollar sus
actividades como corresponde.
EcoDias dialogó con Susana Sosa, vice directora de la Escuela Especial 508,
quien contó cómo se fue llevando a cabo el traslado del viejo edificio hasta el
que se encuentran hoy: “Después de pasar por el edificio que nos cedió la
curia, que estamos muy agradecidos porque nos brindaron calefacción y un buen
tiempo de abrigo, ahora pasamos a la sede de la Sociedad de Fomento del barrio Palihue
en la calle Reconquista 248. En este lugar tenemos disposición de aulas,
calefacción, iluminación, realmente el edificio brinda las condiciones
necesarias para trabajar”.
Explicó Sosa que se trata de un salón con dos dependencias, tres baños y divisiones:
“Pero el Consejo Escolar a través de una partida que pidió a la provincia, hizo
otras divisiones y quedaron ocho aulas en la parte de atrás. Todas las aulas
dan a los patios, son aulas pequeñas pero para la cantidad de alumnos que
tenemos, está bien”.
Realmente, señala Sosa, ahora se puede trabajar como una escuela y en ese
sentido destacó la labor del personal docente: “Desde lo pedagógico las
maestras siempre pusieron buena voluntad para trabajar en el lugar en que
estaban y dar lo que se necesitaba, brindarles a los chicos el servicio que se
podía dentro de las condiciones. Ahora mucho más, específicamente tenemos un
comedor donde se atienden a todos los chicos juntos y un patio grande donde
pueden tener educación física. En el mismo salón puede trabajar la maestra de
música, una cocina en condiciones donde la cocinera y la ayudante pueden
preparar los alimentos y ahí mismo funciona a la tarde un taller donde también
trabajan la parte de economía doméstica y preparan los chicos cosas para la
venta”.
Un punto a destacar es que ahora la escuela no tiene escaleras lo cual es
importante para chicos con impedimentos físicos: “La distribución es mucho
mejor ya que está todo en planta baja, no hay escaleras ni ningún tipo de
escalón. Los baños están en condiciones, la calefacción también, la
iluminación, lo mismo, la ventilación…Desde lo que es el inmueble está
perfecto, así que son muchas más las ganas de las maestras de trabajar. En la
mudanza, dejaron el cuerpo las maestras, pintaron los pizarrones a nuevo,
pintaron armarios, estuvieron acondicionando todo como para que realmente sea
un ambiente de escuela”.

Chicos contentos pero sin combi
La matrícula de la escuela es de, actualmente, 44 alumnos y todos ellos
sienten satisfacción por las nuevas instalaciones que los contienen: “Los que
están viniendo están fascinados. Los dos primeros días no querían sentarse en
el aula porque querían ver todo, el edificio, el patio, el pasillo…Ahora que ya
se ubicaron y que conocen el lugar están trabajando a full y con ganas, les
gusta”.
Pero pese a tantas buenas y alegrías, hay una mala ya que la escuela perdió
parte del servicio de transporte que tenía por lo cual hay chicos que no pueden
concurrir o hay que ingeniárselas para que lo hagan: “Tenemos una sola combi a
disponibilidad de la escuela y teníamos otras dos combis que nos brindaba el
Consejo Escolar de apoyo para transportar a los chicos. Esas dos combis del
Concejo Escolar fueron retiradas porque ahora estamos mucho más cerca del radio
céntrico. Entonces al retirarnos esas dos combis, nosotros tenemos el
inconveniente de que algunos chicos con las preceptoras están empezando a venir
los que se pueden desplazar y tienen movilidad propia, otros viajan en
colectivo, entonces las preceptoras, para los que vienen de White, los esperan
en las paradas del centro y luego los acompañan hasta que se aprendan el
recorrido nuevo”.
Si bien, reconoce Sosa, este tema les trae a los chicos cierta independencia,
no es lo más aconsejable por el hecho de no poder, algunos, ir a la escuela:
“Es bueno que los chicos sean independientes para movilizarse solos en la
ciudad, pero tenemos muchos chicos muy complicados en cuanto a lo físico y a lo
intelectual que no van a poder subirse a un colectivo si no es con un
acompañante. Entonces a esos chicos los tenemos que transportar nosotros y son
alrededor de 28”.
Con dos combis se podría cumplir con todos los alumnos, señaló Sosa: “El
reclamos está hecho y los padres empezaron a movilizarse al respecto”.