El domingo 22
de julio fue el primer día de Bahía Blanca sin el Grupo Plaza, luego de cuatro
años y medio. La UTE “San Gabriel”, la SAPEM y Rastreador Fournier quedaron a
cargo de los recorridos. Una etapa se cierra y comienza otra, no sin
interrogantes.
Cuatro años y medio habían pasado desde la famoso foto
del licenciado Cristian Breitenstein con los colectivos de rojo como fondo,
cuando el 13 de junio de este año, luego de una reunión con representantes de
todos los bloques políticos del Honorable Concejo Deliberante (HCD) a los que
agradeció el apoyo brindado, el intendente interino Gustavo Bevilacqua anunció
que la segunda quincena de julio marcaría la fecha límite para la permanencia
del Grupo Plaza en Bahía Blanca, a cargo desde el primer día de 2008 de más del
70 por ciento de las líneas que conforman el sistema de transporte público
urbano de pasajeros de la ciudad. Las informaciones posteriores pusieron una
fecha aún más exacta: sería el 22 de julio.
El Grupo Plaza, con sus empresas Plaza y Mayo y el liderazgo de la familia
Cirigliano, había desembarcado en la ciudad bajo el gobierno de Cristian
Breitenstein, electo en los comicios de octubre de 2007. La llegada de la firma
capitalina significó el fin de las empresas locales que hasta el momento venían
participando del negocio, a excepción de “Rastreador Fournier”, que tiene como
uno de sus propietarios al concejal de Unión PRO Julián Lemos.
Las críticas de los usuarios a Plaza fueron una constante durante los años que
duró su permanencia. Los motivos tenían que ver con el mal estado de las
unidades, el incumplimiento en las frecuencias y el cambio abrupto en los
recorridos. Nada se hizo al respecto durante la gestión del ahora licenciado
Breitenstein.
La llegada de Bevilacqua al Palacio Municipal y el “ultimátum” que el grupo
empresario envió a la comuna a través del diario La Nueva Provincia
determinaron la declaración de la emergencia en el sistema por parte del HCD y
la firma del decreto de caducidad en los contratos que vinculaban a la firma
con el Municipio.
El vínculo estipulaba que, en tal caso, la empresa debía igualmente prestar el
servicio por, al menos, dos años desde notificada para otorgar tiempo a la
comuna de establecer un nuevo sistema. Pero a mediados de junio, Bevilacqua
anunció que para agosto Plaza se encontraría fuera de las prestaciones, de las
que se harían cargo la Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria
(SAPEM) “Bahía Transporte”, la firma Rastreador Fournier y la Unión Transitoria
de Empresas (UTE) “San Gabriel”, comandada por el empresario Gabriel
Chiuccariello.
El domingo 22 de julio, finalmente, el anunció se cumplió, cuando 78 nuevas
unidades comenzaron a prestar servicio en las calles bahienses.
Interrogantes
Un puñado de interrogantes se abre para esta nueva etapa. El primero de
ellos se vincula al destino que tendrán los trabajadores que prestaban
servicios al Grupo saliente. Pocas horas habían transcurrido desde la salida a
la calle de las nuevas unidades cuando el secretario de Gobierno Fabián
Lliteras dijo a la prensa que la comuna no tomaría a los 42 trabajadores que
fueron dejados cesantes por Plaza y que las empresas que se encargaron de las
restantes líneas sólo ocuparon al personal necesario para la explotación de las
mismas.
El segundo interrogante tiene que ver con el modo en que se seleccionó a la UTE
“San Gabriel”, debido a que se supo que el Municipio recibió en abril una
propuesta del empresario Carlos Marilao, vinculado a la firma “Alsina y
Chiclana SRL”, pero nunca respondió a la misma. Durante su última sesión, el
HCD aprobó un proyecto por el cual cita a Marilao, el secretario de Gobierno
Fabián Lliteras y el gerente de SAPEM Adrián Schargorodsky, para conocer más a
fondo el caso.
Vinculado a ello se abre el interrogante referido al costo del pasaje. El 28 de
junio pasado, el HCD dio luz verde a un aumento, que llevó el precio del viaje
de la primera sección de 2, 40 a 3, 20 pesos. Pero, en declaraciones
periodísticas que se conocieron a comienzos de este mes, Chiuccariello subió la
apuesta: “el último aumento no alcanza. Hoy el boleto ya debería estar cerca de
los 4 pesos”, dijo.
Finalmente, ni la salida de Plaza ni la declaración de la emergencia para el
sector llevaron a discutir el paradigma sobre el que descansan, como tópico
central, los recorridos de las líneas. El punto fue puesto en discusión por el
Colectivo “La Cigarra”, que en enero elevó un proyecto alternativo al
Municipio, proponiendo la instrumentación de líneas circulares que permitan la
combinación con las diametrales existentes para no desalentar el uso del
transporte público.
Cantando al sol
A comienzos de este año, Colectivo de Construcción Política y Social “La
Cigarra” presentó y elevó al Municipio un proyecto por medio del cual ponía en
discusión el actual paradigma rector del servicio de transporte público urbano
de pasajeros en la ciudad.
La iniciativa -denominada “Metro Circular, Solución Redonda para el Transporte
Bahiense”- descansaba en la consideración de Bahía Blanca como una ciudad
“global”, cabecera de un área metropolitana que también debía incluir a General
Daniel Cerri, Cabildo, Punta Alta, Ingeniero White, Grünbein, Bajo Hondo,
Espora, Villa Arias y Villa del Mar.
Básicamente, el proyecto apuntaba a la implementación de tres líneas circulares
-llamadas “circular meriodional”, “circular ecuatorial” y “circular
universitaria”- que en la forma de tres anillos unan a los barrios más
aislados, el Hospital Interzonal “Doctor José Penna”, la Terminal de Ómnibus y
todos los edificios universitarios, y permitieran la realización de
combinaciones con las líneas diametrales existentes. Con ello, se buscaba por
un lado lograr la inclusión territorial de los distintos sectores del área
metropolitana y, por otro, favorecer el uso del transporte público por parte de
los pasajeros.
La propuesta no fue debatida en oportunidad de la declaración de la emergencia
para el sector emitida por el HCD.
Respecto de la participación de nuevas empresas en el actual diseño, el
mencionado colectivo emitió el lunes un comunicado crítico al respecto. “Hoy,
bajo la excusa de la emergencia y del mal trabajo de diseño, planificación,
gestión y control sucedido sobre las 2-3 empresas concesionarias, volvemos a
caer en el falso juego de las concesiones precarias, sin contar con la
transparencia de una competencia legítima para la adjudicación de las líneas,
ni con la posibilidad de saber cómo y cuándo deberá ser que termine su
concesión”, cuestionaron.
En tal sentido, se encargaron de resaltar dos puntos en los cuales centran su
análisis. “En primer lugar, más importante que ¿quién presta el servicio? es
¿cómo se presta el servicio?, y en este sentido, todo sigue igual, necesitamos
una planificación integral de todo el sistema, y de un método de control eficiente
si no queremos repetir lo pasado”, marcaron.
“Y en segundo lugar, antes de preguntarnos ¿quién? o ¿cómo? Es necesario
preguntarnos para qué se presta un servicio de transporte público. El
transporte en sí mismo es un medio, una herramienta para comunicar, pero el
transporte, entendido como servicio público, va más allá de la simple
comunicación. Es un medio preponderante a la hora de planificar urbanidad, pero
sobre todo es una herramienta que debe tender a igualar oportunidades y a
integrar a las personas entre sí y con su entorno”, añadieron en el documento.
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