La iniciativa surgió de la mano del investigador de Cerzos UNS/Conicet, Pablo Postemsky, y el ingeniero especialista en estufas para invernadero, Pablo Kulbaba. El 20 de diciembre de 2023, luego del temporal que azotó Bahía Blanca y dejó como consecuencia más de diez mil árboles caídos, se pusieron en contacto para trabajar en un nuevo proyecto.

“Él se comunicó conmigo, porque también se organizaron colectas en Buenos Aires, y me consultó cómo podían ayudar desde allá. Le comenté que yo y varios compañeros pensábamos que estaría bueno hacer algo para que todas las personas se den cuenta del valor de la biomasa forestal urbana”, contó Postemsky. Este tipo de residuo propone un método alternativo para generar corriente eléctrica neutra y limpia, a partir de todo material orgánico que puede ser usado para la producción de energía eléctrica. En este caso, las ramas pequeñas y medianas que quedaron como resultado de la tormenta.

En ese contexto, Kulbaba propuso llevar adelante un taller de elaboración de Estufas Sociales Isleñas, un desarrollo reciente creado por el grupo de bioconstrucción Otro Modo.

Características y particularidades

Para la elaboración de las estufas, sólo son necesarios un tambor de aceite de 200 litros, algunos ladrillos y 110 kilogramos de una mezcla de arena común, cáscara de girasol, paja de arroz y arcilla y otros materiales que pueden conseguirse de manera reciclada, para hacer cada una de ellas y aprovechar toda la biomasa de ramas y árboles disponibles en la ciudad. Entre los beneficios, se destaca la reducción de materiales y costos, su tiempo de fabricación, su pequeño tamaño -lo cual es mejor para las viviendas-, y sus prestaciones.

“Lo importante es saber que las estufas son un medio para entender la importancia de la leña fina y mediana. Las estufas son muy eficientes en el proceso de la combustión, y generan calor a partir de leña más pequeña de la que usualmente se ubica en las salamandras. Que es, también, la leña más difícil de descartar cuando se poda o sea cae un árbol”, expuso el referente, en comunicación con Ecomedios.

Durante la primera instancia, se seleccionaron siete familias a través del Centro de Salud Dharma del barrio San Martín, que tienen un programa de huertas y compostaje y venían interactuando con el sector. Siete días de intenso trabajo después, las casas contaban con un método de calefacción efectivo y sustentable.

La estufa es ecológica, barata, con fines solidarios y además fue construida de forma comunitaria por voluntarias y voluntarios, con aportes logísticos o económicos de diferentes actores. Recibieron donaciones de particulares, de empresas, de la UNS, del Conicet y de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional, además del Municipio local.

Autor: Redacción Ecodías