16 personas privadas de su libertad recibieron su
certificado de Formación de Promotores de Salud luego de cursar un programa a
cargo del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional
del Sur.

Semanas atrás 16
hombres y mujeres que cumplen prisión en la Unidad 4 de Villa Floresta aportaron su granito
de arena tanto para lo que es la vida de la comunidad carcelaria como también
para su futura reinserción en la sociedad.
Es que todos ellos recibieron su correspondiente certificado que los habilita
como Promotores de Salud para desarrollar actividades, en ese sentido, intra y
extra muros.
En la entrega de certificados estuvieron presentes tanto autoridades
municipales como universitarias y también la directora del Voluntariado de
Formación de Promotores de Salud de la
UNS, la doctora Verónica Grunfeld.
EcoDias dialogó con la profesional quien señaló que todo nació durante 2011
cuando estudiantes de las carreras de Medicina y Enfermería le plantearon la
posibilidad de trabajar en la cárcel: “Ellos traían la idea de hacer el curso
de promotores de salud, me preguntaron si quería ser la directora, hacía mucho
tiempo que yo tenía ganas de hacer algo en ese sentido así que presentamos el
proyecto y arrancamos en marzo de este año. Se inscribieron 22 personas entre
hombres y mujeres y finalizaron el curso 16. De los cuales eran dos mujeres y
el resto varones”.
Fue así que realizaron un primer encuentro en donde se explicó qué era un
promotor de salud y donde también se preguntó a los internos, cuáles temas les
parecían importantes conocer desde la salud para trabajar como multiplicadores
de ese conocimiento “no solamente en la institución donde estaban ellos
viviendo actualmente sino que el día de mañana si tenían la posibilidad de
quedar libres, trabajar, poder hacer estas actividades en los barrios y lugares
a los cuales pertenezcan. Nos plantearon algunas situaciones como por ejemplo
discapacidad, tuberculosis, HIV, enfermedades de transmisión sexual,
hipertensión arterial, diabetes. Nos planteaban que había personas dentro de la
cárcel que padecían estas enfermedades entonces era importante que ellos tengan
la idea básica de cómo transmitirles cuidados o si necesitaban algo. Armamos
todo el programa en base a eso y algunas otras cuestiones que planteamos
nosotros también que nos parecían importantes que estén”.
Esa primera pregunta básica acerca de qué es un promotor de salud, también la
realizó EcoDias a Grunfeld para que todos tengamos una idea de la importancia
que ello tiene: “Lo más importante es que sea parte de una comunidad. El
conocimiento en cuanto a cuidados de la salud lo tenemos todos desde nuestras
casas. Nosotros incluimos este conocimiento que traían las personas que tomaron
el curso más algunos datos que les podemos dar nosotros para complementar y ser
multiplicadores y el nexo entre la comunidad y el sistema de salud. Acompañando
y estando siempre con las familias, con las personas, con la comunidad y
formando parte de un equipo de salud.
También ayudan en lo que es el acompañamiento, el auto cuidado, conocer el
sistema público de salud también es importante, siempre pensando en el
exterior”.

Rompiendo prejuicios
Consultada sobre la posible salida laboral que este tipo de cursos aportan
a las personas privadas de su libertad, Grunfeld comentó: “La idea es que las
personas que hicieron este curso tengan las mismas posibilidades de inscribirse
en la lista de promotores de salud que puede solicitar en algún momento el
municipio como cualquier otra persona que haya hecho otro curso para pode
ingresar como promotor de salud en el municipio”.
Todo esto, dice Grunfeld, es una posibilidad de reinserción y está pensado
desde ese lugar: “Vamos a ver qué sucede porque desconocemos los antecedentes
de las personas que están dentro de la cárcel. Obviamente que a nosotros nunca
nos interesó ni fuimos a juzgar a nadie de lo que han hecho por lo cual no
sabemos cuánta pena les queda ni cuánta no. La mayoría, supuestamente era gente
que estaba por salir pero no sabemos en cuánto tiempo”.
Grunfeld calificó como excelente la experiencia de trabajar con personas en
situación carcelaria ya que el aprendizaje es mutuo: “Toda la comunidad tiene
un prejuicio frente a la gente que está dentro de una cárcel, como la misma
gente que está dentro de la cárcel tiene un prejuicio hacia nosotros. Las
personas nos decían que no podían creer que docentes de una universidad,
estudiantes universitarios o funcionarios vayan a dar clases a la gente que
está privada de su libertad. La verdad es que fue una experiencia muy
gratificante, muy enriquecedora desde los dos grupos, tanto desde los que
íbamos a dar clases como de ellos que recibían la clase. Se trabajó muy bien y
nosotros aprendimos mucho de todos”.
Ya mirando hacia delante, la idea, finaliza Grunfeld es repetir la iniciativa
reforzándola en algunos aspectos: “Vamos a presentar el nuevo proyecto y seguir
trabajando ahí lo que más se pueda, haciendo los mismos cursos o por ahí
amplificando más con otros temas, haciéndolo más intensivo y más extensivo tal
vez porque quedaron muchos temas para hablar y trabajar. Fue nuestra primera
experiencia así que muchísimo más que bueno lo que logramos. Lo que quiero
rescatar es el trabajo fundamental de los estudiantes de Medicina y Enfermería
porque fueron junto con los docentes de esas carreras los que ayudaron”.