En la jornada se recordó, se agradeció, se lamentó y se celebró el rol de la mujer en las distintas tareas que fueron desarrollando a lo largo de la historia en Ingeniero White. Se reconoció un tiempo de mayor protagonismo, otros de invisibilización y se renovó el compromiso y la esperanza por seguir la lucha por que cada una tenga la posibilidad de un trabajo digno y rentable.

La mañana de marzo comenzó gris, y fue tomando color y pasión con la presencia de las mujeres, que a través de sus profesiones e historias vincularon el puerto de Ingeniero White, en su pasado y presente.

La invitación de las moderadoras fue la de pensar primero, las historias y mujeres que recordaban trabajando de las vías hacía el mar y luego, de las vías hacia dentro de la localidad. Algunas de ellas recordaron su niñez en los años ‘40 y ‘50, de allí surgieron nombres de mujeres consideradas pioneras, como Daniela y María Curcio y Alicia Campani. Peladoras de langostinos, lavanderas, costureras, administrativas, personal de limpieza, todos oficios que aportaron a llevar adelante el día a día.

Condiciones

Al margen de la explotación en horas y tareas requeridas, sumando las malas condiciones laborales, consideraron que fue un tiempo donde estaba surgiendo el trabajo para las mujeres en el Puerto. Porque evaluaron que hubo otros tiempos futuros donde nuevamente se invisibilizó. “Éramos más de 50 personas que trabajábamos en la fábrica de bolsas, teníamos que hacer 3 mil bolsas en ocho horas, y entregarlas si o si. Afortunadamente, algunas compañeras eran muy rápidas, así que nos prestaban a quienes no llegábamos y luego teníamos que devolverlas fuera de hora”, relató una de las mujeres que trabajó en la fábrica de bolsas de arpilleras, Bunge & Born, Ida Muhamed.

“Las pausas que teníamos eran de quince minutos para una merienda y media hora para el almuerzo, luego siempre con la máquina. A pesar de usar pañuelos, salíamos llenas de pelusas, en ese tiempo nada de pantalones, así que por el frío nos envolvíamos las piernas con las mismas bolsas y en verano las pelusas se nos pegaban”, contó Ida y mientras lo decía volvió a experimentar esa sensación.

En la mesa de diálogo entre las mujeres presentes reconocían que era un trabajo esclavo, pero que en ese momento no eran conscientes, era la posibilidad de trabajo que tenían y que sentían una solidaridad entre ellas que se acompañaban en las diferentes circunstancias.

Avanzando unos años más, llegando a los ‘70 u ‘80, una de las mujeres recordó de su infancia: “Soy la menor de cinco hermanos, mi mamá nos dejaba solos muchas horas, entraba a las cuatro de la mañana y salía a las siete de la tarde y cuando no había trabajo, pelaba camarones en casa”, relató. Ese recuerdo para Jesica no quedó como un reproche, sino como una lucha de su mamá por criar sola a sus cinco hijas e hijos.

Por otra parte, hablando del presente, remarcó que todavía hay mujeres que en algunas fábricas entran al trabajo a las cuatro de la mañana y salen a las nueve de la noche, reiterando las problemáticas para la salud de esas personas por ser, en algunos casos, trabajos forzosos. Otros relatos tuvieron que ver como las dificultades económicas y circunstancias sociales del momento, donde el hombre tampoco conseguía trabajo y fue la mujer quien pudo conseguir el sustento para la familia.

En los últimos años se reconoció el acompañamiento de gestiones para avanzar en algunos espacios dentro del Puerto, visibilizado como un lugar de hombres e invisibilizado el trabajo de tantas mujeres que realizan su aporte para que todo funcione, como fue el caso de las mujeres que llevaban bolsones de ropas y sábanas sobre su cabeza para lavarlos en sus casas, los kilos de langostinos y camarones pelados que permitían la continuidad de los circuitos comerciales.

RELEVAMIENTOS
En el 2020, la provincia de Buenos Aires hizo un relevamiento para saber cuántas mujeres trabajan en puestos operativos en los puertos bonaerenses y el resultado fue cero. Estos datos abrieron un diálogo sobre la realidad actual.
También se enunció lo establecido por la Ley N° 11.317 en el artículo 11, que fue creada en 1924 y que prohibía a la mujer trabajar en determinadas tareas y que aún esto no fue derogado, estimaron. Y a su vez, festejaron que el Consorcio del Puerto de Bahía Blanca por primera vez integró a una mujer en el directorio.
Estas informaciones oficiales dieron paso a las experiencias de mujeres que están desarrollándose profesionalmente y manteniendo una familia en espacios tradicionalmente masculinos. Uno de los casos es la Cooperativa White Trabaja que son mayoritariamente mujeres y realizan trabajos de construcción.

VUELVE EL TALLER DE BORDADO MINIATURA
La propuesta consiste en bordar colectivamente todas las cosas del mundo: insectos, plantas, animales del estuario, herramientas de trabajo, embarcaciones, emojis, cartas de tarot, comidas, grafitis de las calles de White, el sistema solar, células eucariotas.
El taller es gratuito, y también incluye los materiales. Para saber más comunicarse al 4573006.

Autor: Redacción Ecodías