Bahía Blanca fue parte de la gran movilización que reunió a miles de mujeres en
todo el país y el mundo. Miles y miles que paramos y salimos a la calle para
pedir que se detenga la violencia machista, que queremos vivir libres y sin
miedos. No queremos sobrevivir sino vivir como mujeres una vida plena de
derechos. Nuestros derechos.
Y salimos a la calle todas, juntas, contra todos los pronósticos climatológicos
y de los otros.
Una ciudad como cualquiera, pero nuestra. Acá salimos de negro las que
quisimos, de verde, de azul, de rosa, de violeta…porque ¿quién se puede tomar
un segundo para discutir sobre colores cuando te matan, nos matan?
Y salimos todas, las que somos, las que nos indignamos y sabemos que no podemos
vivir más en el miedo, sufriendo y soportando la violencia de este patriarcado
que se empeña en someternos a costa de nuestra vida.
Policías custodiando el acceso al edificio
municipal y cortando apenas las calles da cuenta de la importancia que le
dispensa a la temática. Que días antes de la marcha se anunciara un refugio
para víctimas de violencia de género con su ubicación, es otro ejemplo de la
falta de perspectiva de género con que pretenden gobernar.
Los nombres de las víctimas arrancadas de la vida por la violencia machista se
escribieron y se pronunciaron porque ya ellas no pueden salir con nosotras a
caminar la calle, por ellas y por las mujeres todas fue la marcha y el paro.
Hubo
tambores, pañuelos, maquillajes, gritos, sobreros, cantos y carteles. Las
frases en esos carteles son parte de los gritos, de los lemas y las consignas
que nos rebelan y representan. Se leía: basta a la violencia machista, ni una
menos, igualdad de derechos, nos queremos vivas y libres, no me interesa lo que
opines de mi cuerpo, aborto legal, yo produzco, dejen de matarnos, mi cuerpo es
mío; frases que se completaron con “Libertad para Milagro Sala”, “Putas como
Eva, Locas como Hebe, Negras como Milagro y Yeguas como Cristina”.
Todas incluidas e imprescindibles.