Después de numerosos viajes a la ciudad de La Plata, y de luchar en algunas gestiones, la Biblioteca Popular Mafalda logró ser reconocida por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y también a nivel provincial.

“Este reconocimiento nos habilita a recibir subsidios para mantener la Biblioteca. Podríamos agrandar, porque hace falta más espacio, y en lo posible cobrar un sueldo”, celebró la fundadora y bibliotecaria, Silvia Farina.

Para este último beneficio, anticipó que tendrá que realizar nuevas gestiones vinculadas al monotributo: “Ya nos ocuparemos de hacer los nuevos trámites. Mientras tanto, estamos soñando con correr una pared para que podamos aprovechar más los espacios, comprar sillas más cómodas. Estuvimos 14 años funcionando sin nada, así que las cosas que queremos hacer son muchas”, expresó.

En medio de la ilusión por este logro, llegó la noticia del Decreto de Necesidad de Urgencia y la Ley Ómnibus del Poder Ejecutivo Nacional, que afectaría a todas las Bibliotecas Populares del país. “Recién íbamos a empezar a tener ese aporte, que nos serviría para avanzar y ya estamos dando un paso para atrás, porque hasta ahora todo lo que hicimos fue gratis”, estimó.

“Todos estos años fue un trabajo hecho por voluntariado, algunas personas que hicieron los talleres, no aceptaban el pago y lo donaban a la Biblioteca o lo utilizaban para la compra de los materiales que eran necesarios”. explicó Farina.

Los ingresos que lograron obtener fueron de un grupo de socios que pagan la cuota, mediante la venta de libros viejos, revistas, o de libros que no se usan o son repetidos. “La municipalidad nos dio dos subsidios, y desde hace 14 años que estamos haciendo los trámites para que me reconozca la Conabip”, aseguró.

Difícil recorrido

“La idea surgió en 2009 cuando me estaba por jubilar. Llegamos al barrio Thompson y noté que había muy poca actividad cultural, que la escuela más cercana estaba a unas quince cuadras y se me ocurrió organizar una Biblioteca”, contó la referente.

Esta propuesta se la hizo a la Sociedad de Fomento del barrio, quienes le ofrecieron un lugar dónde el 24 de mayo de 2009, se inauguró la Biblioteca Mafalda.

“Nos faltaba lugar. Así, un grupo de jóvenes, voluntarios de la Universidad, y después del grupo Sureando, realizaron una construcción natural, de barro. La Sociedad de Fomento nos dio un espacio que tenía un contra piso y dos paredes. Ahí hicimos la Biblioteca nueva. Funcionamos hasta el 2019”, inició el relato.

Un segundo momento de la historia fue cuando “lamentablemente, se cambió la comisión de la Sociedad de Fomento y asumió una persona que, no sé por qué, no nos quería para nada. Y durante la pandemia nos mandó un video diciéndonos que si no sacábamos las cosas en una semana, las ponían en la calle. Conseguimos un camión de la Municipalidad y trajimos todo a mi casa. Tengo un garaje grande donde entró la mayoría, y lo demás quedó en cajas repartidas por la casa”, recordó.

Sin embargo, Farina no se dió por vencida y siguió buscando un nuevo lugar para la Biblioteca: “No encontrábamos, pero no podíamos quedarnos así. Fue difícil, hasta que mi hija compró un terreno con una casita cerca de otra Biblioteca, en el barrio 1810. Con mi marido decidimos poner la plata que teníamos ahorrada para viajar, ya que con la pandemia no lo hicimos, y compramos una vivienda prefabricada, y ahí nos instalamos hasta ahora, en calle Chile 2385”.

La Biblioteca realiza el servicio de préstamo de libros, y es sede de actividades culturales. “Principalmente es un lugar de encuentro. La mayoría son niños, pero poco a poco están viniendo los padres, y todavía nos queda pendiente enganchar a los adolescentes”, indicó la bibliotecaria.

Las actividades se desarrollan a través de un aporte de la Cooperativa Obrera. En el transcurso del año llevan a cabo talleres de ajedrez, plástica, cocineritos, salsa, manicuría, origami. “En estos 14 años tuvimos una linda variedad de actividades. Invitamos a narradores para que vengan a visitarnos y cuenten cuentos, también a escritores para saber cómo crearon a los personajes de sus libros”. Además, han organizado salidas al Teatro Municipal, al Museo de Ciencias, al Café Histórico, y visitaron el Circo con las y los niños que forman parte de la entidad.

Autor: Redacción Ecodías