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Juntos y a conciencia
Alumnos de distintas carreras, docentes y no docentes de la Universidad Nacional del Sur forman parte de GIRSU, un grupo en el que se trabaja en la generación de un manejo adecuado de los residuos sólidos universitarios con la idea de que la estrategia se sostenible y sustentable en el tiempo.
Categoría: Locales

Alumnos de distintas carreras, docentes
y no docentes de la Universidad Nacional del Sur forman parte de GIRSU, un
grupo en el que se trabaja en la generación de un manejo adecuado de los
residuos sólidos universitarios con la idea de que la estrategia se sostenible
y sustentable en el tiempo.

En diferentes sectores de los edificios de la Universidad Nacional del Sur
(UNS) se pueden ver los llamados Puntos Limpios que constituyen cestos para la
separación de los residuos. Esa alternativa es una de las que forma parte de la
estrategia para la generación de un manejo adecuado de los residuos sólidos
universitarios con la idea que la iniciativa sea sostenible y sustentable en el
tiempo.
A su vez, todo esto refiere a GIRSU cuyas siglas son Gestión Integral de
Residuos Sólidos Universitarios y que es un grupo conformado por alumnos de
diferentes carreras, docentes y personal no docente de la UNS que en conjunto
llevan adelante este tipo de trabajo a fin de concientizar a la población
universitaria del cuidado del medio ambiente.
En dependencias del Departamento de Ingeniería Química un nutrido grupo de
chicos y chicas que trabajan en el grupo nos recibieron para charlar del tema,
junto a la coordinadora docente y otros integrantes que también contribuyen
para que GIRSU vaya cumpliendo cada uno de los puntos establecidos.
Silvia Barboza coordina el grupo, es profesora asociada del departamento
universitario mencionado y es también investigadora principal de CONICET.
Ella, Barboza, explicó a EcoDias acerca de cómo se fue iniciando todo. “Este
grupo es el GIRSU UNS, es un grupo que se generó a partir de una inquietud de
un grupo de profesores donde queríamos tratar de que los alumnos además de las
capacidades duras, entre comillas, que les da la universidad, tuviesen otro
tipo de capacidades que nosotros hemos detectado que la universidad no les da.
Entre esas capacidades está el trabajo en grupo, la discusión de distintos
temas y para eso nada mejor que tener como objetivo la concreción de un
proyecto multidisciplinario”.
La iniciativa arrancó en 2014 cuando había una cantidad de dinero disponible y
también una gran falencia en la universidad que era la gestión de residuos
sólidos como por ejemplo papel.
GIRSU UNS está constituido por quince personas y entre los alumnos hay
matemáticos, economistas, ingenieros electrónicos, químicos, físicos, abogados,
estudiantes de Ciencias de la Computación, una licenciada en Turismo, un
técnico en Medio Ambiente y alumnos de Ciencias de la Administración, entre
otras carreras.

El primer paso planteado fue que los estudiantes se conociesen y trabajen entre
ellos a través de un juego participativo en el que estaban incluidas también
personas especializadas.
En aquellos primeros momentos, una de las estudiantes dijo: “Yo esperaba que el
primer día llegasen los profes y nos largasen una sarta de bibliografía así de
grande y después nos pidieran que nosotros trabajásemos”.
Finalmente eso no ocurrió lo cual se nota en la forma de trabajar.

Cambios de paradigma
Hasta aquí uno de los objetivos como fue la conformación del grupo y el
trabajo en ese sentido. En cuanto a la gestión de residuos se empezó con el
proyecto educativo al que luego se le puso más fuerza. Buscando un problema
grande para solucionar en la universidad, surgió GIRSU: “Ahí empezaron ellos
con el trabajo. Nosotros lo que le dimos fue una serie de hitos en función de
la historia y básicamente lo que yo conocía digamos y ahí empezamos con unas
cuantas discusiones no filosóficas pero casi porque uno cuando ataca un
problema de este tipo, un problema ecológico, tiene mucho romance en la cabeza.
Entonces todo el mundo se cree súper verde”.
“La idea nuestra de los que gestamos esto es que sea sostenible en el tiempo.
Para eso tiene que ser sustentable entonces tiene que unir la parte ecológica
pero la parte económica, la parte de manejo y la parte social sino esto no se
mantiene en el tiempo”.
Barboza explicó que la universidad cuenta con siete complejos edilicios en los
que se mueven 30 mil personas: “Entonces eso era lo que estaba sobre la mesa,
ahí había que hacer, y eso es lo que ellos hicieron, desde el isologotipo que
tienen los chicos en la remera, que lo diseñaron ellos, hasta distinguir cómo
íbamos a dividir los residuos para que esto se pueda mantener en el tiempo y
para sacarle el mayor valor posible a los residuos.
Después esto había que comunicarlo y había que involucrar a los pibes, eso es
muy difícil, de hecho nos estamos encontrando con cada sorpresa pero no solo a
los pibes. El éxito de este plan depende de las personas que recolectan, depende
de la gente de Mayordomía de la universidad que controla a los que recolectan.
Es un a cosa que se va a agrandando cada vez más, todo eso se hizo desde abajo
y de a poquito. Había que seleccionar por ejemplo dónde iban a estar los puntos
limpios en la universidad para tratar de cambiar el paradigma de la gente en
esos siete complejos edilicios y después hay que ponerlo en marcha y ver si
realmente con nuestra predicción estamos haciendo las cosas bien o no”.
Otra necesidad fue la falta de estadísticas en cuanto a la basura, ese es otro
de los objetivos para lograr “saber cuánto y cómo porque el objetivo final, si
lo logramos y no va a ser este año, es que los alumnos hagan un emprendimiento
con la basura. Que diseñen algo”.
Barboza destacó que los cestos de los puntos limpios tienen diseño propio y se
hicieron en Bahía Blanca. Además, será patentado el modelo de utilidad.

Plan de acción
María Recalde es estudiante de Licenciatura en Economía y representa al
departamento de esa carrera dentro del proyecto GIRSU como pasante. Ella fue la
que se encargó de detallar cómo fueron llevando a cabo cada parte del trabajo:
“Al principio como comentaba la coordinadora, nos plantearon unos hitos que
teníamos que cumplir semanalmente, para eso después nos reuníamos en un
plenario y en función de lo que habíamos hecho reorientábamos el trabajo. Como
principal medida, al principio tuvimos que leer unos PDF de proyectos que ya se
habían planteado en la universidad y en función de eso vimos cuáles habían sido
las fallas y las fortalezas de esos proyectos. Ahí empezamos a pensar qué
habría que hacer para que nuestro proyecto funcione.
A lo primero teníamos que tener una imagen para proyectarnos hacia afuera, por
eso nos diseñamos un isologotipo con ayuda de un compañero mío que s diseñador
gráfico. En función de los residuos que produce la universidad, en función de
lo que nos había dicho la Cooperativa Borlenghi dijimos de dividirlo en tres,
qué colores vamos a utilizar, por qué vamos a utilizar estos colores. Eso fue
también intuición en base a lo que nosotros veíamos o creíamos que era
conveniente. Es más no utilizamos los colores que por las leyes nacionales se
utilizan”.
Sobre esto, Barboza aclaró que no hay una coherencia en las leyes nacionales:
“Eso es importante decirlo, no es que nosotros vamos en contra porque se nos
cantó, no hay una coherencia entonces había que elegir, hay nacionales,
internacionales, hay de todo, nosotros decidimos los nuestros”.
“En base al sentido común, a lo que la gente relaciona con tal color, nosotros
elegimos eso” agregó Recalde.
A partir de allí, se diseño la logística de recolección: “Cómo la íbamos a
hacer, cómo la íbamos a trabajar en conjunto con la cooperativa, hay que
destacar que ellos siempre se mostraron muy predispuestos, es más nos brindaron
apoyo. Y hasta el diseño de las bolsas que iban a tener los colores”.
Otra etapa ocupó el interrogante de qué hacer con los residuos: “Diseñamos un
prototipo, un objeto utilitario, institucional para que cuando chicos vinieran
de afuera, se llevaran algo que fuera elaborado dentro de la propia universidad
con los residuos del proyecto”.
“Ese es el objetivo final, eso es para cerrar digamos el ciclo de vida del
producto, del residuo que en realidad es algo que se puede volver a utilizar”.
En cuanto al almacenamiento de los residuos, Recalde explicó el procedimiento:
“Después de los cestos, los residuos van a parar a centros de acopio, hay siete
centros de acopio y luego son llevados por una empresa, ahora empezamos a
trabajar con una empresa privada”.
En el centro de acopio los residuos son pesados, se llena una planilla que
luego se firma y esos datos sirven para la estadística. Después, la basura es
trasladada por la empresa. “Una parte pretendemos que quede dentro de la
universidad para fabricar justamente ese prototipo a futuro”.

Una imagen a transmitir
Alberto Benvenutto es otro de los chicos de GIRSU que se recibió de Técnico
en Medio Ambiente en el transcurso del proyecto.
A él lo consultamos sobre la reacción de la población universitaria respecto al
proyecto: “Es bastante variada, en general lo que son los alumnos de la
universidad en las distintas carreras, más allá de sus especialidades, muestran
un buen compromiso. Incluso cuando se visitan las cátedras y se les dan charlas
y capacitaciones, muchos nos hacen consultas, están interesados en el proyecto.
Después desde lo que es el profesorado digamos, en algunos casos como todo
digamos, a la hora de trasladarse a los puntos limpios que no hemos colocado
por una cuestión económica y también de logística por toda la universidad, a
veces algunos cuesta un poco lograr convencerlos de que se acerquen hasta los
puntos limpios en lugar de tirar los residuos en cualquier lado”.
Más allá de ese detalle, insistió en que se tuvo una buena recepción: “Incluso
con todo el personal de lo que son cooperativa de limpieza, el personal de
mayordomía, hemos tenido una muy buena recepción y apoyo que eso es lo más
importante”.
El trabajo en conjunto, dijo, es la imagen a transmitir: “ver que se puede
trabajar en equipo y que el trabajo integral hacia un sistema de gestión
integral debe ser justamente integral, abarcar todas las partes de él porque si
no además del aspecto económico, de no estar todos comprometidos con un
proyecto, tarde o temprano va a terminar cayendo, es lo más probable”.
EcoDias preguntó a Benvenutto cuáles son los aspectos que todavía cuesta un
poco más que se cumplan: “Tal vez una de las cosas que a veces cuesta pero porque
lo vamos viendo y lo vamos corrigiendo en el momento, es a veces por ejemplo
disposición en los cestos que a veces se confunden en algunas cosas, algún tipo
de papeles y demás pero son detalles que estamos viendo ahora y que vamos
puliendo pero en general nos está yendo bastante bien. Estamos arrancando y va
todo bien”.
Más allá de este proyecto en sí, le preguntamos a Benvenutto sobre si es
posible replicar este tipo de experiencia, al menos desde la concientización, a
nivel social: “Es un poco más complicado, hay muchas más variables que
influyen, la localidad de Bahía Blanca es mucho más grande, es difícil. Se han
hecho al menos investigaciones, proyectos de línea base de la cantidad de
residuos que se generan, donde Silvia ha participado, pero por distintas
cuestiones a veces resulta difícil. Hay comunidades, hay ciudades que lo están
logrando que tienen buenos sistemas de gestión de residuos pero muchas veces es
difícil no tanto por el compromiso de la gente, a veces tiene más que ver la
componente política en ese sentido pero es posible”.
El compromiso de los estudiantes es evidente y que sean jóvenes es muy
importante. Tal vez en generaciones pasadas era impensado el nivel de
conocimiento y de trabajo tal vez por falta de información, de preocupación o
también de conciencia.

Vías de comunicación
Quien quiera comunicarse con los integrantes de GIRSU UNS puede hacerlo
visitando la página www.uns.edu.ar/girsu.
El grupo también tiene Facebook, un canal de youtube y una cuenta en Google.
Para acceder, en todos los casos hay que poner GIRSU UNS.

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2015-04-14 00:00:00
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