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El servicio de colectivos depende de la población más vulnerable
Una nueva forma de gestión y una colaboración de toda la ciudadanía podría llevar a una modificación de los recorridos, para que sean más eficientes y a un costo menor del boleto.
Categoría: Locales
El servicio de colectivos2

Estudiantes y profesores de las dos universidades nacionales de Bahía Blanca realizaron diversos estudios referidos al transporte público de pasajeros, y en base a esa información propusieron mejoras a su funcionamiento. Una de las propuestas es que se arme un consorcio unificado de transporte de pasajeros, compuesto por el sector privado y el estado, esto permitiría mantener el equilibrio entre la rentabilidad y el servicio social que brinda.

En la consulta realizada al profesor de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Horacio Varela, resaltó que lo más importante a modificar es la gestión porque “se puede llamar a licitación, puede quedar todo en manos de una sola empresa, pero el sistema seguirá siendo el mismo”: la sustentabilidad sigue dependiendo del boleto que paga la población más vulnerable de la ciudad.

El planteo realizado por el ingeniero civil es que la gestión compartida sirve para que las empresas velen por la rentabilidad, y el estado para mantenerlo como un servicio social que contribuya a la planificación urbana. “Tenemos modelos como Luxemburgo, que tiene el servicio gratuito, y la antítesis sería la gestión 100% privada, sin ningún tipo de control, con poco desarrollo en movilidad. En Bahía tenemos que explorar opciones intermedias que respondan a nuestras necesidades, no podemos copiar modelos”, aseguró.


¿Queremos colectivos?

La primera pregunta por responder es si la ciudad quiere tener el transporte público de pasajeros. Si resulta afirmativo, la segunda es cómo hacemos para que sea “bueno, nuevo, moderno, equitativo y razonable”. El profesional ejemplificó que “tal vez no hacen falta 20 líneas, capaz puede tener menos líneas grandes y otras más barriales, vehículos más chicos, un sistema que sirva a la realidad bahiense”.

Profesionales de la UTN y de la Universidad Nacional del Sur (UNS) tienen trabajos realizados, tales como diagnósticos, encuestas, itinerarios y horarios de uso. “Somos una ciudad con siesta, el trabajador hace 4 viajes al día, eso lo podés tener en cuenta si diseñas un sistema propio. Si copias, no funciona”.


El boleto más caro del país

La tarifa que se les paga a las empresas depende del índice pasajeros/kilómetros (IPK). “Por esto todos los colectivos quieren pasar por el centro y nadie quiere ir a los barrios. Por ejemplo, ir hasta Bordeu son muchos kilómetros y no es proporcional a la cantidad de pasajeros que puedas levantar. Los transportes siguen funcionando como cuando la ciudad era mucho más densa y chica”.

En el estudio realizado por estudiantes de la UTN sobre el funcionamiento del transporte de pasajeros surgió que las líneas son las mismas de los años ‘70, cuando la ciudad tenía una superficie de 3.400 hectáreas (Has.) y una población de 160 mil habitantes. En la actualidad, la ciudad se extiende a 10.500 Has. y cuenta con alrededor de 350 mil habitantes. Un crecimiento territorial del 308% en relación a un aumento del 100% en habitantes. “Tenemos malas líneas de transporte y muchos vehículos, es una sociedad dispersa”, calificó Varela.


De servicio prestado a disponible

Para ejemplificar el profesor universitario explicó la propuesta de cambiar el concepto de servicio prestado a servicio disponible. “Yo me muevo en auto y por la puerta de mi casa pasa la línea 512. Yo no pago un peso para ello y en cambio la tengo disponible todo el día para cuando quisiera usarla. En cambio, para que siga esta disponibilidad, el que vive en Villa Nocito tiene que pagar el pasaje todos los días para ir a trabajar”. Incluyendo los subsidios estatales, que son un 50%, el otro 50% depende de los que utilizan diariamente este servicio.

“El colectivo funciona para los ‘laburantes’ del sector más vulnerable, que son los que más sufren las crisis económicas, por lo cual en momentos como este dejan de usar el colectivo y se mueven en bicicleta, moto o caminan porque el costo del boleto incide en un 20% de su ingreso. Es una carga importante en el sector de los trabajadores, esto hace que dejen de usar el colectivo”, explicó. Es decir, los trabajadores y familias de estas empresas de transporte de pasajeros dependen de los ingresos del sector más vulnerable de la sociedad, “es algo irracional”.


Repartir el costo

La propuesta es consultar a la población bahiense sobre el costo del transporte de pasajeros, porque concretamente este servicio lo brinda el sector privado, no es público y por ello no se puede aprobar una ordenanza que incluya al transporte en una tasa como el alumbrado, barrido y recolección de residuos. Una posibilidad sería “repartir en toda la ciudad un porcentaje del costo del transporte, con la disponibilidad de un número de boletos para usar cuando quieran. Así se daría la opción de repartir el costo, reducir el precio del boleto y aumentar el uso de este servicio en la ciudad”.

Esta propuesta fue presentada a todos los actores involucrados en la actividad, y en su mayoría manifestaron su acuerdo porque permitiría no estar siempre al borde del colapso, no dependerían del IPK, se podría repensar los recorridos y brindar un servicio eficiente para toda la población. Sumado a que podría disminuir el uso de vehículos privados si las personas ven que el colectivo las lleva adonde quieren ir.

CAMBIOS HISTÓRICOS EN LA MOVILIDAD
Parte del estudio realizado por estudiantes de la UTN muestran que “las líneas están funcionando de formas concéntricas, la población se fue hacia las periferias. Los recorridos, a medida que van hacia afuera, se van alejando y cada vez hay más distancias entre una y otra. Así, empiezan a hacer unos recorridos en zigzag que son antieconómicos, empieza a aumentar el recorrido, pero de forma ineficiente”, alertó el ingeniero civil, Horacio Varela.
Esta evaluación se da teniendo en cuenta que en los años ‘70 la ciudadanía se movía de una manera porque tenía su trabajo cerca del centro, en la zona del barrio San Martín era lo más alejado en lo industrial, así que estaba todo más concentrado.
Con la aparición del polo industrial y la ampliación del puerto, sumado a la apertura de la avenida Cabrera en los años 89-90, la ciudad dejó de moverse en sentido horizontal, como fueron diseñados los recorridos del colectivo -entre las vías del barrio San Martín y las que pasa por el barrio Palihue- y pasó a moverse en un vertical, es decir del barrio Patagonia -zona alta- hasta el puerto. En general, se da que los que viven en la zona alta, trabajan en la zona portuaria, se mueven en auto y el centro es un lugar de paso.
En cambio, el trabajador que usa el colectivo vive en la zona media y baja de la ciudad, teniendo que ir a la zona alta a trabajar como mano de obra. “Para ir de Villa Nocito a trabajar al Patagonia, una persona necesita tomar dos colectivos y suponiendo que tenga un ingreso de $ 1.000 diarios, paga el pasaje $ 200 por día, sería el 20% del ingreso de su salario. Por eso se comenzó a ver otras alternativas de movilidad, salvo días de mucho frío o lluvia, que son excepciones, y cuando la gente empieza a usar otro medio de transporte, es muy difícil que vuelva”.

Autor: Redacción Ecodías

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2021-04-14 00:00:00
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