Con cuatro años de existencia, el Programa de
Responsabilidad Social Compartida Envión brinda contención, apoyo y
posibilidades de progreso a jóvenes de distintos barrios de Bahía Blanca.

Se lo conoce simplemente
como Envión con todo lo que esa palabra significa sobre todo en lugares donde
los recursos escasean. Pero en realidad su nombre completo es Programa de
Responsabilidad Social Compartida Envión el cual vio la luz durante el año 2010
luego de la firma de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social de la
provincia de Buenos Aires y la municipalidad de Bahía Blanca.
En aquellos comienzos, el Envión nació en nuestra ciudad con tres sedes: “Hoy
en día están funcionando seis sedes en Bahía Blanca. El objetivo del programa
es dirigirse a aquellos jóvenes entre doce y 21 años que viven en situaciones
de compleja vulnerabilidad social apostando a un modelo de construcción y de
intervención en consonancia con los derechos de los niños y de las niñas para
poder lograr la inclusión social”. Las palabras son de Daniela Lebed quien
coordina el programa Envión en Bahía Blanca y que visitó los estudios de Radio
Nacional para ser entrevistada sobre esta iniciativa.
Ella misma habló de que los destinatarios son chicos y chicas que viven
situaciones complejas a nivel social. Situaciones que son diversas al tiempo
que se busca no estigmatizar a los jóvenes en razón de ello. Por eso mismo fue
que el Envión también tuvo una reapertura dirigida a la comunidad de cada
barrio como una política pública de Estado: “Se invita a madres a participar a
talleres de costura por ejemplo o distintos espacios que los requiere la
comunidad y las problemáticas que se van viviendo en el barrio”.
Fue Spurr a través de su Centro Integrador Comunitario el primero en alojar el
Envión mientras que luego le siguieron Villa Caracol – Bajo Rondeau, Stella
Maris – 9 de noviembre, Saladero – Boulevard, Villa Duprat – Barrio Latino
mientras que el restante lo completa el Envión de Villa Harding Green.
En cuanto a los fines específicos del Envión, Lebed señaló: “En una primera
etapa se vislumbró dar talleres básicos porque en general el programa tiene
principalmente cuatro objetivos de trabajo. Uno de ellos es el área de
educación que concretamente apunta a fortalecer los procesos educativos de los
chicos, lograr la reinserción de aquellos que están excluidos o brindar un
acompañamiento y una contención a aquellos que también lo necesitan, hay
espacios de apoyo escolar. También se aborda el eje de trabajo que tiene que
ver con poder darles herramientas a los chicos para facilitarles la búsqueda y
el acceso laboral, también se realiza la vinculación con espacios de
capacitación profesional”.
Otro eje perseguido es el de la salud para lo cual hay una relación con las
unidades sanitarias: “Y también se trabaja principalmente el eje integración,
el eje inclusión que tiene que ver con la integración entre pares, entre los
mismos jóvenes y con la comunidad. Principalmente los talleres están destinados
también a esta área de integración pero hay de los más diversos y depende
también de las respuestas y de las necesidades de cada comunidad de cada barrio”.
Al respecto, existen talleres comunes a todos los barrios como los de guitarra,
percusión, danzas o educación física y también están los talleres propios de
cada sector como por ejemplo uno de Madres: “Se forma con chicas del Envión que
son madres jóvenes y también con madres del barrio”.
En otro barrio, se abrió un espacio de reflexión para varones mientras que el
de apoyo escolar es para todos los barrios: “Cuenta con profesores de apoyo
escolar específicos porque los equipos técnicos del programa están conformados
por un coordinador de sede que es el que se encarga de la responsabilidad del
manejo diario de cada sede, y a su vez hay un equipo de profesionales compuesto
por asesores pedagógicos, psicólogos, trabajadores sociales y operadores
barriales”.
Entre éstos últimos hay psicólogos, licenciados en antropología y futuros
abogados lo cual favorece el abordaje interdisciplinario del programa.

Ya instalado
Lebed comentó que el Envión ha crecido y cambiado en cuanto a la concepción
que de él se tiene: “Generalmente los espacios se van vislumbrando de acuerdo a
las necesidades de cada caso particular pero concretamente cuando el chico
empieza a organizar su vida, empieza a trabajar y estudiar ya merma la
presencia (en el programa) porque ya encontró un espacio donde por ejemplo
puede ir a estudiar o consigue su trabajo”.
También hay chicos que aunque están cursando carreras universitarias, siguen
ligados al programa y concurren “dando su aporte desde otro lugar”.
Consultada sobre cómo se trabaja con el problema de las adicciones, Lebed
respondió que si bien no figura entre los objetivos principales del programa,
se efectúa una interacción con instituciones y organismos intermedios: “En este
caso puntualmente de las adicciones se los vincula digamos a través del
servicio local, se hacen intervenciones juntamente e inclusive con el centro de
prevención de las adicciones provincial y el municipal. Eso va variando muy
concretamente de caso a caso. De acuerdo a la problemática que se presenta en
lo específico es donde se decide en conjunto cómo se aborda, cómo se interviene
y cómo se contiene. El espacio del Envión es más bien de contención, es
diferente del espacio por ahí del servicio local que tiene digamos otros
objetivos. El Envión tiene que ver con que sea un espacio donde los chicos se
sientan cómodos, se sientan contenidos, desarrollen actividades que de otra
forma no podrían realizar porque es cierto que en el barrio hay muchas menos
posibilidades de acceso a este tipo de talleres y de espacios”.
Otra consulta se basó en los casos que se dan de embarazos adolescentes. En ese
sentido, Lebed brindó una visión particular que se tiene desde quienes componen
Envión acerca de esta cuestión: “Eso justamente ha sido motivo de puesta en
debate de los equipos técnicos porque muchas veces se vislumbra el embarazo
adolescente como una problemática y nosotros desde nuestros espacios donde nos
toca trabajar muchas veces vislumbramos que para esos chicos no es una
problemática. Lo viven como un proyecto de vida, como un plan de vida, como una
felicidad que trae al hogar y a su vida. Entonces, hay que ver y determinar específicamente
bien en cada caso porque obviamente que no todos los casos son iguales. La vida
que tiene una persona y los proyectos que tiene una persona no son los mismos y
varían de caso a caso. Por eso se establecen estos espacios de reflexión,
también se ha trabajado conjuntamente con el área de Salud en este tema
poniendo en foco esta cuestión de lo que es no solamente el embarazo
adolescente sino la paternidad y la maternidad.
Muchas veces se acota a un período donde está la mamá embarazada pero en realidad
detrás de eso hay un padre y una madre”.
Por otra parte y refiriéndose al desarrollo que ha tenido el programa, Lebed
afirmó que el Envión ya se encuentra instalado en los barrios.
Las últimas novedades giraron en torno a dos proyectos que se pusieron en
marcha a través del Envión. Uno de ellos ya comentado en estas páginas es el de
Alfabetización jurídica en los Barrios. “Para darles más herramientas,
conocimientos y acceso a los derechos a los chicos que están en los barrios”
“a verdad que los chicos se han mostrado muy contentos, entendidos y
consustanciados de la importancia que tiene tener el conocimiento y reclamar el
ejercicio de sus derechos”.
El otro proyecto se llama Proyectar Formación Emprendedora para Adolescentes: “Apunta
a darles herramientas a los chicos, a los jóvenes para autoemplearse”.
Ya se dijo que uno de los ejes del Envión era el trabajo y la búsqueda del
mismo lo cual deriva en una relación de dependencia o una vinculación con
espacios de formación: “Faltaba esta pata emprendedora por eso lo interesante
de esta propuesta. Lo que se busca es a través de distintos talleres que se
fueron eligiendo en el marco de cada sede, darle la capacitación técnica y a su
vez herramientas básicas para emprendedores”.
“Entender cómo funciona el negocio y poder proyectarlo por si mismos”.