A
pesar de la suspensión, la Asociación de Murgas convocó a los grupos
participantes de la segunda jornada y se armó un banderazo para defender la
fiesta de Carnaval. El baile murguero, los platillos y los bombos sonaron como
es su origen: en orden de protesta y sin
disturbios, desde el centro, pasando por el edificio emblemático del diario La
Nueva Provincia -histórica empresa del grupo Massot investigado por sus
responsabilidades en la última dictadura cívico militar- y desde allí hasta
la departamental de la calle Alem y el remate frente al palacio municipal.
Rescatamos las voces de integrantes de Murgas de Bahía Blanca.

Conversamos desde EcoDias con Chelo Pereyra, que es Co Director de la murga
Portadores de Alegría, miembro de la Asociación de Murgas Bahienses y
Agrupaciones de Carnaval.
Nos comenta Pereyra que desde la Asociación de Murgas Bahienses estuvieron desde
octubre/noviembre coordinando con el Municipio los Corso s barriales como así
también los dos días del Corso Céntrico.
“Eso incluyo varias reuniones con las dependencias municipales de cultura,
seguridad, guardia urbana, electricidad y mecánica, defensa civil,
fiscalización, etc. Y también tuvimos reuniones con la presencia del jefe de la
policía local el comisario Luis Marillan. Desde un primer momento ellos fueron
reticentes condicionando horarios, lugares e incluso a una murga le sacaron un
día de Corso porque no le podían garantizar la seguridad por falta de efectivos”,
dice haciendo memoria sobre los hechos.
Menciona que en el tema de inicio y cierre “fuimos flexibles”, “incluso alguien
se apuró a sugerir que sacaramos murgas del cronograma central si no podíamos
cumplir el horario. Una vez que nos organizamos y nos pusimos de acuerdo y ya
al correr el primer Corso que fue el primer fin de semana de febrero vimos que
la policía se retiraba todos los días a las 00hs cuando habían prometido
quedarse hasta el final lo que provocaba una sensación de zona liberada muy
peligrosa en los barrios”.

Corte en seco
Hace referencia a los incidentes y menciona que los hubo y que “en mayor o
menor magnitud el accionar policial nunca fue preventivo. Al llegar el feriado
de Carnaval en el Corso Céntrico y ocurrido los incidentes que se dieron a
conocer la policía, una vez que estos habían transcurrido y ya no quedaban más
de 300 o 400 personas en la plaza el Comisario Marillan se acercó al escenario
y le dijo a los empleados de Cultura que suspendieran el Corso porque la
policía se retiraba. Esto mientras faltaban 20 minutos para cumplir con el
cronograma completo que finalizaba el primer día de Corso Céntrico”.
Vino el aviso allí de la reunión a las 12 hs. con Margo, funcionarios y
responsables de la policía, en la que pidieron como Asociación participar. No
les permitieron.
Cuenta Pereyra que al día siguiente, integrantes de la Asociación, fueron a la
plaza a esperar noticias; los llamó Margo y les dijo que el Corso se hacía.
Al rato cuando desconcentraban, llamaron para avisar que el que el Corso estaba
suspendido.
Todo por teléfono. Recalca Pereyra que “Nunca ningún responsable dio la cara
para comunicarnos personalmente la decisión tomada” y menciona “Hoy el
intendente sale diciendo que no fue una decisión en conjunto, cuando el
comisario Marillan en el momento que se dirige a los empleados de cultura
negándose a darles alguna explicación más que la amenaza de que la policía se
retiraba les dijo: «Yo ya hablé con Álvarez
Porte». Ahora queda saber quien dice la verdad si el Intendente o el
Comisario a cargo del operativo”.

En la palabra de Karina Rivas, de la Murga La Lomita,
también nos llega la reflexión ante la prohibición: “Desde
nuestra murga entendemos que esta actitud es una forma de recortar todo tipo de
expresión cultural. Ya que somos uno de los tantos comunicadores de la sociedad
(a través de canciones-críticas). En este sentido observamos que se quiere
imponer cualquier excusa -ausencia de la policía bonaerense- para no efectuar
esta fiesta popular sin intentar al menos un acuerdo o procedimiento para poder
llevarlos a cabo”.

Solo quienes conocen la historia de la fiesta del Carnaval en Argentina pueden
saber lo que significa esta suspensión, prohibición, del Coso Céntrico.
Chelo Pereyra nos relata cómo el Carnaval tiene varios significados para los
artistas como para la gente en general y rememora que en la última dictadura
cívico militar una las principales medidas fue eliminar los feriados de
Carnaval para evitar la organización popular y que las fiestas populares
tomarán las calles:“Hoy no sólo significa la alegría del pueblo volcado en un
festival gratuito sino el trabajo social de contención que llevan adelante las
murgas con los chicos y chicas de los barrios periféricos de la ciudad en
situación de vulnerabilidad; es fundamental como instituciones intermedias que
llegan ahí donde un Estado cada vez más ausente los deja a la deriva y a su
propia suerte”.
Es allí que “la murga como espacio artístico les da un horizonte” y comenta que
dar los primeros pasos en el baile, la música y el canto a veces puede ser “el
disparador para que a ese chico/a conozca un abanico de posibilidades
desconocidas hasta el momento”.
Dijo Karina Rivas que el Carnaval, la gran fiesta popular “es la que nos
permite demostrar el trabajo realizado durante todo el año; el cual no son solo
canciones y bailes, sino que también comprende el desarrollo y participación de
cada integrante logrando inclusión social, participación barrial y familiar”.

Banderazo
Al ver que no había respuesta ni tampoco Corso Céntrico, se decidió dentro el
ámbito de la Asociación de Murgas Bahienses convocar a una banderazo abierto
frente a Alsina 65, “para hacer saber nuestra disconformidad y también para
repudiar el accionar de la municipalidad que a través de un comunicado oficial
esgrimió que la decisión de la suspensión del segundo día de Corso Céntrico se
suspendía consensuando con la Agrupación de Murgas lo cual fue una falacia”,
dijo Pereyra.
Decidieron marchar por los sitios que consideran responsables por la falta de
garantías para realizar el Corso. “Terminamos bailando frente a la
Departamental para luego volver a cerrar el Corso malogrado en el lugar donde
se tendría que haber realizado, si hubiera existido voluntad real por parte del
poder político”, dijo Pereyra en tanto reforzó que en cuanto al ámbito murguero
debe quedar “en claro que estamos más unidos que nunca en esta lucha que no se
detiene. Hemos logrado hacer notar nuestro compromiso con la cultura popular y
hemos recibido respuesta de los gobiernos municipales en los últimos años, con
mayor o menor organización, visibilizamos la representatividad del movimiento
murguero organizado y su compromiso con el accionar social y eso es algo que
muy difícilmente podrán atacar, por más que haya tantas operaciones intentando
enfrentarnos con la sociedad”.
Coincide Karina Rivas, de la Murga La Lomita, que entre sus reflexiones esta la
de “estar firmes y luchar por nuestros derechos ganados junto con todas las
organizaciones, instituciones y agrupaciones sociales y culturales”.

“La murga es familia. Es cultura. Es
alegría popular donde no hay otro objetivo que llenar de color y alegría a la
gente de toda la ciudad sin cobrar más que un sincero aplauso. Todo lo demás es
responsabilidad de aquellos que deben velar por nuestra integridad. El Carnaval
toma la calle en febrero y llegó para no irse nunca más”. Chelo Pereyra de la
Murga Portadores de Alegría.